2010_CEOCB_monografia Santiago Maravatio.pdf - Inicio
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<strong>Santiago</strong> Maravatío.<br />
40<br />
Los virreyes daban como requisito, en cada pueblo que se fundaba, que deberían ser 40<br />
naturales casados, más todos los españoles que se podía para hacer frente a la etnia aborigen.<br />
(A.G.N. Exp. 95.)<br />
Fr. Alonso de Alvarado, mientras hacía los preparativos para la fiesta de fundación,<br />
catequizó y preparó a las familias purépechas que comandaba Curuxán; casó a los 13 españoles con<br />
13 aborígenes, y reunió o ajustó a los 40 indios que el Virrey imponía como requisito en cada<br />
fundación de un nuevo pueblo. A este grupo de aborígenes se adhirieron muchos españoles que<br />
debían integrar la congregación de la nueva población.<br />
Fr. Pedro de Olmos, quien era un gran ingeniero, fue comisionado por Don Antonio de<br />
Mendoza para hacer los trazos de las cuadras y las calles de la nueva fundación; aquí en <strong>Santiago</strong><br />
Maravatío, él fue quien hizo el trazo de cuadras y calles.<br />
Las cuadras, como quedó dicho, fueron donadas, como se hacía en todas las fundaciones,<br />
por el Virrey Don Antonio de Mendoza, para los pobladores fundadores y sus descendientes, y no<br />
para que se transfirieran en venta y se negociaran. Después del trazo de las últimas cuadras, todavía<br />
se les entregaron 600 varas por los cuatro puntos cardinales, para que se satisficieran las necesidades<br />
del crecimiento demográfico del poblado. Estas 600 varas todavía están dentro del perímetro para<br />
los solares y casas-habitación de los descendientes de la población; pero ya en poder de dueños.<br />
Don Alonso de Sosa era el cacique Ioruiri que Tangaxoán II había mandado a<br />
Yuririhapúndaro, pueblo chichimeca que los purépechas habían dominado y conquistado. Este<br />
hombre, viendo la situación, se convirtió al cristianismo siguiendo la conducta de los españoles,<br />
quienes después de bautizarlo le dieron el nombre de Alonso, en honor de Fr. Alonso de Alvarado<br />
que fue quien lo bautizó, y el apellido de Sosa, en honor de don Fernando de Sosa, español rico y<br />
pudiente de Yuririhapúndaro, su padrino. Los españoles , una vez convertido, reconocieron su<br />
iniciativa, osadía y valentía, por lo cual le dieron el grado de Capitán de la Frontera Chichimeca, que<br />
en Guanajuato abarca desde Piñícuaro, municipio de Moroleón, Uriangato, Yuriria, <strong>Santiago</strong><br />
Maravatío, Salvatierra, Tarimoro, Acámbaro, Tarandacuao, Jerécuaro y Coroneo. Por su valentía le<br />
reconocieron como un gran señor en honores y dinero; fue dueño de la Hacienda de San Nicolás de<br />
los Agustinos (Tiritzarán) la cual regaló a los frailes agustinos que atendían el poblado de<br />
Yuririhapúndaro. (J. Jesús Guzmán Cíntora, Yuririapúndaro, pág. 14)<br />
Don Antonio de Mendoza, Virrey de la Nueva España, en nombre de Carlos V, Rey de<br />
España, quien ya había firmado la Cédula de fundación en Cuenca, el 29 de enero de 1540, comisionó<br />
a Fr. Alonso de Alvarado, solicitante, a Fr. Pedro de Olmos y a Don Alonso de Sosa, Capitán de la<br />
Frontera Chichimeca, para que realizaran la fundación de Maravatío, el cual no se fundó en las faldas<br />
de las Mesas donde estaba el asentamiento purépecha; sino en la parte baja, al este de los<br />
manantiales, donde quedó y está radicado o sea donde hicieron campamento los 18 jóvenes<br />
españoles, comandados por Don Alonso de Navarrete, que sacaron de la cárcel para que vinieran a<br />
dominar a Curuxán.<br />
Fr. Alonso de Alvarado, Fr. Pedro de Olmos, Don Alonso de Sosa y otros, cumpliendo<br />
órdenes, repartieron los solares que ya habían sido trazados por Fr. Pedro de Olmos, el gran