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2010_CEOCB_monografia Santiago Maravatio.pdf - Inicio

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Iglesias y Monumentos<br />

se realizaron todos los eventos o encuentros revolucionarios, en el transcurso del tiempo, dejando<br />

marcados los choques de facinerosos con los vecinos de la ciudad.<br />

Los tres Vicentes: Vicente Jiménez, Vicente García y Vicente Paredes, formaron la tercia<br />

de ases que mucho se distinguieron por su valor, decisión y arriesgo, frente a los grupos de forájidos<br />

que atacaron a su vecindad, privando de sus menesteres alimenticios a todas la familias, con toda<br />

clase de vejaciones. Esta fue la razón por la cual los tres Vicentes, se hicieron prófugos de la justicia.<br />

Atacaban a las diferentes corrientes de facinerosos que llegaban atemorizando a las familias con<br />

maltratos, saqueos y violaciones, y hasta del mismo gobierno federal, dado que también hacían lo<br />

mismo, pues no había de quien confiar, formaban una amalgama espantosa en los desmandos.<br />

La señora, mamá de la profesora María Rico, el 15 de septiembre de 1912, allí cerca del<br />

cruce de las calles Juárez y Guerrero, azuzó a un grupo de borrachos que pasaban frente a la casa<br />

donde vivía el Capitán Aurelio Negrete, Presidente Municipal de <strong>Santiago</strong> Maravatío, diciéndoles: “<br />

¡Coyones…me dan lástima…si no tienen … hue..sos en el cuerpo tengan mis enaguas.! “ Estos señores<br />

eran: Miguel, Jesús, Fidencio, Zeferino García y Ambrosio Montero, al oír esas palabras, con los<br />

sumos del alcohol tocaron la puerta de la casa donde vivía el Presidente Municipal, Capitán Aurelio<br />

Negrete y al abrir la puerta y asomarse, le tupieron machetazos y hachazos en la cabeza , dejándolo<br />

decapitado. Esto, como queda dicho, sucedió en la calle Juárez el día 15 de septiembre de 1912. El<br />

Capitán Aurelio Negrete era originario de Pénjamo y por desavenencias en <strong>Santiago</strong> Maravatío, por<br />

órdenes superiores, lo mandaron a este lugar, donde recibió lo peor de lo peor: la muerte.<br />

El chino Jiménez tenía su escondite en la cima del cerro prieto, en una cueva que hasta la<br />

fecha conserva el nombre de La Cueva del Chino; allí lo acompañaban los otros dos Vicentes: Vicente<br />

García y Vicente Paredes, y desde allí bajaban a vigilar por su pueblo. Un día los liberales, por el<br />

rumbo de la comunidad de La Leona, corretearon a Vicente Jiménez, agarrándolo encajonado hacía<br />

un alto risco o voladero con un profundo precipicio, por la derecera del ojo de agua de La Higuera,<br />

por donde se dejó ir en su brioso corcel el cual cayó al suelo en donde por los golpes murió; el Chino<br />

Jiménez quedó enredado entre el follaje y como pudo logró escapar.<br />

Platican los viejos que eran tan hábiles en el manejo de las armas que el Chino Jiménez<br />

en una ocasión, sorprendió a un ciudadano que tenía el cigarro en la boca y de un balazo se lo tumbó.<br />

Vicente García en un baile por la calle Juárez, al que asistió una catrina foránea que por sus modales<br />

le calló mal, a la hora de bailar le tumbó los tacones de sus zapatos a balazos. Vicente Paredes, igual<br />

que los otros dos compañeros , tumbaban los pájaros volando.<br />

Allá por el año de 1867 llegaron a <strong>Santiago</strong> Maravatío los chinacos, estos eran un grupo<br />

de soldados desarrapados y mugrosos que tomaron su origen con los indios de Zacapoaztla que<br />

vencieron al ejército francés en un cerro de Puebla, se dedicaron hacer vejaciones. Cuando llegaron<br />

los chinacos a <strong>Santiago</strong> Maravatío los recibieron los tres Vicentes dejando la calle Juárez con<br />

tendidas de soldados chinacos. Mientras los tres Vicentes combatían, decían: “ ¡Señor <strong>Santiago</strong>, con<br />

tu caballo y tu espada bendita, ayúdanos! ¡Señor <strong>Santiago</strong>, con tu caballo y tu espada bendita,<br />

ayúdanos!” Cuando los chinacos oyeron esta frase se dijeron: “ Así nos están dominando, cuando<br />

llegue su Jefe nos va a acabar. “ Y dieron su toque de marcha en huida. Los tres Vicentes fueron los<br />

tres ases que defendieron a su pueblo”.<br />

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