16.05.2013 Views

2010_CEOCB_monografia Santiago Maravatio.pdf - Inicio

2010_CEOCB_monografia Santiago Maravatio.pdf - Inicio

2010_CEOCB_monografia Santiago Maravatio.pdf - Inicio

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Santiago</strong> Maravatío.<br />

36<br />

sospechas y recelo, a pesar de la admiración que le tenían por sus consejos, buen trato y manera de<br />

ser. Curuxán, aunque admiraba a Fr. Alonso, no dejaba pasar desapercibidas sus zozobras y<br />

sospechas, y por ningún motivo veía bien su presencia; pero nada quería o podía hacer en su contra.<br />

Don Antonio de Mendoza mandó a Maravatío 18 ex-presidiarios españoles comandados<br />

por Don Alonso de Navarrete para combatir y apaciguar a Curuxán y su gente, los cuales se<br />

establecieron en la parte baja de las montañas, es decir, en el lugar donde después se hicieron los<br />

trazos para la ubicación del nuevo pueblo que sería <strong>Santiago</strong> Maravatío; desde allí se observaban<br />

unos a otros o sea los españoles a los purépechas y estos a los españoles y se prevenían para realizar<br />

sus ataques.<br />

Tuvieron contínuos y atroces enfrentamientos en los que unos y otros sufrieron crueles<br />

descalabros; los purépechas soportaron muchas bajas, lo que era natural, su armamento era<br />

sumamente inferior al de los españoles y aún así les causaron 5 bajas a los contrarios, quienes no lo<br />

podían admitir, conociendo la inferioridad de sus pertrechos. Don Alonso de Navarrete comentaba<br />

que ¿cómo iba a ser posible que gente tan desorganizada y tan mal armada haya sido capaz de<br />

sacrificarle 5 de sus soldados que él consideraba hombres de los más atrevidos y valientes que tenía<br />

bajo su dirección?<br />

Fr. Alonso de Alvarado, como sacerdote misionero que era, con su sentido de paz,<br />

cordura y lógica, les calmó los ánimos haciéndolos entrar en razón , y lo que más le ayudó fue que con<br />

anterioridad ya había tratado a los naturales y, él con su ejemplo, les enseñaba más que con su<br />

docencia, razón por la cual lo consideraban como una persona buena, bondadosa y ejemplar. Esta<br />

fue la mayor ayuda en el consentimiento de pacificación entre los naturales y españoles.<br />

Curuxán, a pesar de todo, guardaba su resentimiento muy solapado, pero que no dejaba<br />

de ser lo que era, y en esta situación, Don Alonso de Navarrete y Yorahue, a pesar de su antagonismo,<br />

limaron fricciones y después de conocerse bastante bien y de cerca, iniciaron una amistad grande y<br />

fuerte que nunca creían que se desbaratara, pues ya, ante Fr. Alonso de Alvarado, tenían planeada su<br />

matrimonio el cual nunca se realizó. Esa amistad tan bonita la disfrutaban a las escondidas, por las<br />

circunstancias del momento, pero con fines rectos para formar una familia la cual quedó truncada.<br />

Un día, el menos pensado, por dimes y diretes o por aras del destino, Curuxán los<br />

descubrió; Don Alonso de Navarrete, por respeto, como pudo, se escabulló y tomó las de Villa Diego<br />

para guarecerse con los suyos. Mientras tanto Curuxán, dirigiéndose a su hija, le habló en estos<br />

términos: “ Dicho te tengo que no quiero que hagas amistad con los blancos; porque son los hombres<br />

más malos que existen sobre la tierra, ya nos quitaron nuestro territorio, nuestras doncellas, todo lo<br />

que teníamos, aún nuestra dignidad, nada nos dejaron, y por eso quiero que te olvides de ese hombre<br />

para siempre.” A lo que Yorahue contestó: “Papacito, quiero tanto a don Alonso que por nada del<br />

mundo lo dejaré, antes que dejarlo, prefiero mejor morir.” Curuxán al oírla hablar así se llenó de<br />

cólera y con un dardo envenenado pulsó su arco y pecho y corazón le atravesó dejándola tendida en<br />

el suelo , con su cuerpo ensangrentado pagando su tributo a la naturaleza.<br />

Don Alonso de Navarrete, con no buenas intenciones, se dirigió a las faldas de las Mesas<br />

para entrevistarse hombre a hombre con Curuxán, a quien encontró con Fr. Alonso de Alvarado,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!