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<strong>Santiago</strong> Maravatío.<br />
160<br />
El 15 de octubre de 1917, Macario Silva y Rafael Núñez, toman la plaza de <strong>Santiago</strong><br />
Maravatío donde fueron rechazados por las fuerzas municipales y los vecinos del lugar. El día 1º. de<br />
diciembre se registró un combate entre las fuerzas del Gral. Fernando Dávila e Inés Chávez García,<br />
dominando las primeras.<br />
Rafael Núñez, Francisco Palo Alto, de las cercanías de Juventino Rosas y Rafael Corona,<br />
de la Puerta de Andaracua, asaltaron la hacienda de Maravatío, asesinando a José Otamendi, hijo de<br />
los hacendados y a Rafael Chávez. (Manuel M. Moreno, Guanajuato: Cien años de historia, págs. 181-183.)<br />
<strong>Santiago</strong> Maravatío dista de Eménguaro, municipio de Salvatierra, en forma directa, 10<br />
kilómetros aproximadamente, y en tiempos de la Revolución, los vecinos de este pueblo, como ya se<br />
dijo, por amistad o cercanía, buscaban mucho a los de <strong>Santiago</strong> Maravatío procurando ayuda para<br />
protegerse y defenderse de los grupos de facinerosos que merodeaban esta región con el calificativo<br />
de villistas.<br />
Entre ellos se cuentan: Inés Chávez García, J. Sacramento Vieira que por estos rumbos<br />
eran los más conocidos, sin dejar de mencionar a Francisco Llamosa, Jefe de los Buches Amarillos, en<br />
otros tiempos del Imperio y que en estos, después de la Revolución, por algún vivaz, volvieron a<br />
renacer, en los alrededores del cerro de Culiacán, pasando por <strong>Santiago</strong> Maravatío para llegar hasta<br />
Pejo, Huacao y Santa Ana Maya. Otros de menor ralea fueron: Cándido Reyes, Leocadio Flores,<br />
Rafael Corona, Macario Silva, Rafael Núñez, Francisco Palo Alto, Andrés Murillo, los hermanos<br />
Basilio y Miguel Rangel, estos tres últimos eran nativos de <strong>Santiago</strong> Maravatío. De algunos de estos<br />
personajes ya dejamos estampada la reseña de sus andanzas en renglones anteriores.<br />
Francisco Llamosa fue un bandolero español que en tiempos del Imperio, en los<br />
alrededores del cerro de Culiacán, formó su contingente quienes vestían una camisa blanca con el<br />
pecho amarillo y que por tal razón les llamaban los buches amarillos. Con ese grupo se dedicó a<br />
robar por todas direcciones, con bastante área de terreno por donde realizaba sus correrías; logró<br />
juntar bastante dinero, lo suficiente para que el 28 de agosto de 1872 comprara la Hacienda de San<br />
José del Carmen a Manuel Godoy. (Vicente Ruiz Arias, San José del Carmen, pág. 5)<br />
Muchos de estos individuos, por problemas que tuvieron con otras personas o grupos en<br />
sus lugares de origen, aprovecharon el momento y formando contingentes, se levantaron en armas<br />
con el calificativo en boga de villistas.<br />
Andrés Murillo era originario y vecino de <strong>Santiago</strong> Maravatío y viendo que la defensa de<br />
rurales del lugar, llevaba preso, a la cárcel de Salvatierra, a un señor de San Pedro de los Naranjos,<br />
apodado la Paloma que había asesinado a su tio (de Andrés Murillo) Providencio Novoa, creyendo<br />
que era Trinidad el que le había quitado su querida; en Cuatro Esquinas o sea La Majada (Santa<br />
Teresa) se los quitó a la defensa y lo asesinó, y por este motivo, reunió un grupo de gente, se levantó<br />
en armas y puso su destacamento en la comunidad de El Ojo de Agua de la Yerbabuena.<br />
Don Carmen Paredes, Jefe de la defensa de rurales, después que La Paloma asesinó a<br />
Providencio Novoa, creyendo que era J. Trinidad Novoa, con los soldados de su defensa tomó<br />
prisionero a La Paloma para llevarlo a la cárcel de Salvatierra; pero no lo alcanzó a llevar, porque