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CAPÍTULO VI<br />
EL TURISMO<br />
<strong>Santiago</strong> Maravatío, a pesar de las ventajas que la naturaleza le muestra, tiene un turismo<br />
raquítico, como son, por ejemplo, el agua termal sulfurosa o alcalina que aforan los pozos que se<br />
perforan; anteriormente los pozos que se hacían, no necesitaban motor para bombeo intermitente,<br />
aforaban el agua continuamente, sin interrrupción y por su propia fuerza. Ahora todas estas<br />
cualidades, ventajas o benevolencias, han cambiado completamente, lo que se puede atribuir a<br />
varios factores, como son: escasez de lluvia; el drenado que se metió a la ciénaga para disecarla; el<br />
sistema de drenaje y agua potable en el lugar, y el estancamiento de los preciosos manantiales que<br />
colmaban de belleza a este lugar.<br />
Los vecinos de <strong>Santiago</strong> Maravatío no dejan de ser despreocupados y ajenos al<br />
aprovechamiento de las ventajas que la benevolente naturaleza les ha proporcionado; no se habían<br />
preocupado por sacarle provecho a la clase de agua termal tan agradable de que disfruta este lugar,<br />
hasta que Don J. Jesús Guzmán, vecino de Uriangato compró – para un hermano suyo – a Roberto<br />
Cardoso Mercado, en el año de 1972, 2.5 has. de llano salitroso, en donde cavó e hizo una alberca la<br />
cual acondicionó con sus vestidores y regaderas, salón para fiestas, sin faltar el parqueadero,<br />
indispensable en estos tiempos.<br />
Antes, allá por los años de 1966, en la calle Ejido No. 63, Celestino Cardoso compró una<br />
fracción de llano a Don Cecilio Miranda, venido de La Magdalena de Araseo, quien por problemas<br />
personales se avecindó en <strong>Santiago</strong> Maravatío, en donde formó o acondicionó una sencilla y<br />
pequeña alberca. Este lugar fue el primero que se le dio la forma de alberca, y allí acudían las<br />
distintas clases de personas, desde niños, jóvenes y personas mayores para bañarse y recrearse.<br />
Poquito antes o después del año de 1950, Don Hermenegildo Chávez, en la calle E.<br />
Zapata No. 11, es decir donde topa y acaba la calle 5 de Mayo, perforó un pozo y acondicionó unas<br />
tinas y regaderas a donde llegaba el agua que acababa de nacer y seguía su curso, sin faltar las<br />
regaderas a donde pasaban las personas que más prisa tenían para regresar a sus quehaceres.<br />
José Chávez Moreno, por ese mismo tiempo, a orillas del poblado, en su parcela y que<br />
ahora es en el fraccionamiento La Noria o Los Presidentes, esquina suroeste de las calles Baldomero<br />
Páramo Vallejo y Reforma, perforó un pozo que continuamente, por su propia cuenta, aforaba 6<br />
pulgadas de agua que él utilizaba en las tinas, regaderas o riego de su parcela, y cuando no se le daba<br />
ese uso todo esa agua se desperdiciaba. Por ese mismo tiempo, en la calle Allende No. 109, construyó<br />
una alberca con vestidores y regaderas y todos sus menesteres a donde acudían gran cantidad de<br />
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