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Santiago Maravatío.
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que, al abogado de la Real Audiencia, quien presentó la demanda, con sus dichas pruebas, según la
testificación aconsejada por los reverendos, ante el Obispo electo Dr. Don Felipe Ignacio Trujillo
Guerrero. Todos los autos los firma el Notario Público y Delegado de Oficios, Juan Francisco de
Figuereda.”
El Lic. Don Alonso Arias Maldonado, a nombre de los religiosos agustinos del convento
de San Pablo Yuririhapúndaro, dirigiéndose al obispo de Valladolid Dr. Don Felipe Ignacio de
Trujillo Guerrero, sobre los autos de los naturales de dicho pueblo acerca de sus tierras le dice: que
fue servido de mandar recurrir esta causa y pruebas para formar interrogatorio.
El Lic. Alonso Arias Maldonado se dirige de la manera siguiente, refiriendo al obispo: A
Vuestra Ilustrísima pido y suplico se sirva de mandarme se me entreguen los autos para dicho efecto,
en que espero recibir merced justificada.
El obispo le contesta así:
Valladolid y octubre 11 de 1713 Es presentada, póngase en los autos, y entréguense a esta
parte por término de tres días para el efecto que refiere, dejando conocimiento.
El Altmo. Señor Dr. Don Felipe Ignacio de Trujillo Guerrero, Obispo Electo de esta Santa
Iglesia Cathedral. Al convento de los Religiosos Agustinos de esta Provincia de San Nicolás de
Michoacán.
Firma: Juan Francisco de Figuereda
Not. Púb. y Delegado Oficial”
El cabildo de Yuririhapúndaro estaba formado por los señores: Juan de Villagómez,
Gobernador, Melchor de los Santos, Juan de la Cruz, Alcaldes, Juan Zacarías, Regidor Mayor, Cruz
Cuin, Alguacil Mayor, estuvieron al frente del problema que tuvieron los naturales de varios pueblos
de Yuririhapúndaro con los religiosos agustinos del convento del mismo lugar por el despojo de las
tierras que éstos le hicieron a los aborígenes.
Los naturales quejosos fueron los de los pueblos de Casacuarán, Ciénaga de
Guanguecho, Poruyo, Piñícuaro, Sepio, Taricuato, Ozumbilla y Santiago Maravatío.
Los naturales de Casacuarán tuvieron que comprobar que era un pueblo antiguo y no
ranchería de gente mal viviente, sólo que por determinados problemas los naturales se habían
congregado en la cabecera; pero que quedaban las ruinas de la iglesia de dicho pueblo. Cuando los
naturales se retiraban de su lugar de origen, era cuando los religiosos suavemente se apoderaban de
sus tierras o pertenencias.
Los religiosos agustinos al ver despoblado el pueblo de Casacuarán se adueñaron de sus
tierras para sembrarlas y pastar sus ganados como eran reces, ovejas, cabras y equinos,
despojando así a los naturales de sus pertenencias.