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2010_CEOCB_monografia Santiago Maravatio.pdf - Inicio

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<strong>Santiago</strong> Maravatío.<br />

74<br />

III.10 Estatua de <strong>Santiago</strong> Apóstol<br />

El 25 de julio de 2006 se debeló la estatua de <strong>Santiago</strong> Apóstoles en la glorieta del<br />

Boulevard “Juan José Torres Landa” donde hace T con el Boulevard “25 de Julio de 1540”. Lo<br />

debelaron la Reina y la Princesa de las fiestas patrias: Sandra María Sánchez Sánchez, reina y Ma<br />

Guadalupe González, princesa. La bendijo, Octavio Villegas, obispo de Morelia.<br />

El Señor Cura del lugar, Rigoberto Beltrán Vargas, inició la obra recolectando monedas<br />

en desuso, y el Presidente Municipal, Dr. Gilberto Hernández Hurtado, se encargó de la parte<br />

económica, sin que el Padre Rigoberto dejara de recolectar lo que al pueblo le tocó.<br />

La estatua tuvo un costo de $392 000.00, $322.000.00 la efigie y $70 000.00 el pedestal; todo<br />

este dinero lo aportó la Presidencia Municipal.<br />

La estatua pesa 2 00 kgs, mide de largo 2 m. con el pedestal tiene una altura de 5.50 m., el<br />

escultor que la hizo fue Francisco Ramírez, de Morelia, duró 4 meses para terminarla.<br />

III.11 Descripción de <strong>Santiago</strong> Maravatío Por Fr. Onofre A. Martínez<br />

El P. Fr. Nicolás P. Navarrete la inicia con estas palabras: “El campo de abrojos y la<br />

ciénaga, que en sueños contemplara Fr. Nicolás de Villanueva, era sin duda este humilde rincón<br />

guanajuatense, a donde llegaba, guiado por su señora la santa obediencia, el día primero de octubre<br />

de 1875. En la portada de este capítulo arranco una página de la “TARDE DE INVIERNO” de Fr.<br />

Onofre A. Martínez, el único escritor que ha hablado de esta tierra como la vio en 1892: “<br />

“El pueblo de <strong>Santiago</strong> Maravatío, situado hacia el confín meridional del Estado de<br />

Guanajuato, y que en la época de las revoluciones fue teatro de los más horrendos crímenes, data del<br />

siglo XVI. Es verdaderamente un pueblo sin historia. Se conserva un documento del siglo XVI, en el<br />

que los Padres Agustinos entran en competencia con los Carmelitas sobre un terreno inmediato al<br />

Pueblito de Maravatío, por el que llegamos a comprender que sea del tiempo de la conquista, cuando<br />

no anterior. Dista de Salvatierra cuatro leguas con inclinación al suroeste, se ostenta melancólico al<br />

pie de elevadas montañas que le circundan por oriente y sur, por el occidente un monte extenso y por<br />

el norte una basta y fértil llanura. Un templo de aspecto humilde se levanta dominando aquel<br />

puñado de tristes y ruinosas casas, que al juzgar por su exterior bien se comprende la deplorable<br />

situación de sus habitantes. En el centro de la población, donde las calles están trazadas en orden<br />

regular, hay una plazoleta rodeada de lunetas caprichosas sin guardar la debida simetría, y varios<br />

laureles que agobiados por los años se sostienen con dificultad. Es de muy escasos elementos, no<br />

habiendo sino lo muy preciso para la necesidad ordinaria. El no interrumpido movimiento y<br />

variados encantos que ofrece a la vista la ciénaga de que goza al lado del poniente, y más acá del<br />

mencionado montecillo, forma un contraste muy marcado con la pacífica y monótona vida de<br />

aquellos poblanos, quienes en su mayor parte son pobres avezados al trabajo del campo. El clima es<br />

en lo general caliente, más o menos frío en invierno, pero malsano. No es, por tanto, el pueblo en si<br />

que debe llamar nuestra atención; no tiene el viajero por que detener su paso, a no ser que en el<br />

espacio de tiempo comprendido por los años de 1878 a 1889 haya transitado por allí. Desde entonces,<br />

si tal hizo aún por sola una vez, debió inspirarle adhesión nuestro querido pueblo tan altamente<br />

honrado por el ilustre Villanueva, de feliz memoria, cuya obra inmortal le acarreó el más relevante y<br />

justo renombre.”

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