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Santiago Maravatío.
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1905-1973 .-Fr. Nicolás P. Navarrete Chávez, sacerdote agustino, nació el día 15 de
septiembre de 1905, en la casa número 34 de la calle Hidalgo en Santiago Maravatío; fue bautizado
por el Padre agustino Fr. Nicolás del Socorro Mota, el 21 de septiembre de 1905; sus padres fueron
Filiberto Navarrete y Ma. Refugio Chávez; sus padrinos: Remigio D. Navarrete y Leonila Navarrete,
su hermana; se le puso por nombre: José Nicolás Porfirio Mateo de Guadalupe.
Vistió el hábito de novicio agustino el 3 de marzo de 1922; profesó temporalmente el 12
de marzo de 1923, y profesionalmente el 15 de septiembre de1926; fue ordenado subdiácono el día 15
de enero de 1928 en Roma, Italia. Descubrieron que la profesión solemne en Roma , dizque fu nula,
por la dispensa de edad para la validez de la misa, que sería hasta pasadas las 12 de la noche del día
15 de septiembre de 1926. Dicha profesión solemne fue rivalidad en Roma el 20 de noviembre de
1926, ante el Padre Rector del Colegio Internacional Agustino, Fr. Joseph Heckey
Fr. Nicolás P. Navarrete fue una persona muy eminente en todas las ramas del saber:
extremadamente distinguido en filosofía, teología, oratoria, dramaturgia, pedagogía y eximio poeta
de quien quedaron muchos poemas bañados con el sello de la belleza clásica. Fue cronista de la
Provincia Agustiniana de San Nicolás de Tolentino de Michoacán y Provincial de la misma, de la cual
escribió una historia completa detallada y minuciosa. Antes de morir estaba escribiendo en varias
revistas españolas. Después de todos sus extremados conocimientos y habilidades era un verdadero
santo:
Fr. Nicolás P. Navarrete, los días 25 de julio y el 12 de diciembre, nunca faltaba para
dirigirles el sermón a sus paisanos a quienes estimaba mucho. Platican los vecinos de Santiago
Maravatío que el día 25 de julio de 1960, año escaso de lluvia, al frente de la procesión, alrededor del
jardín, por la calle Hidalgo y frente a la casa donde él nació, pronunció, más o menos en estos
términos su plegaria: Señor, mándale la lluvia a estas gentes tan necesitadas y carentes de
credibilidad. Y dirigiéndose a los fieles a la hora del sermón, pronunció esta súplica: “Señor. Tú
que eres infinitamente sabio e infinitamente bueno, muéstrale a este pueblo necesitado tu poder y
hazles reconocer sus males para que los corrija.” En ese momento, que ya estaba lloviendo con
fuerza, se oyó el estruendo de un trueno y por una pequeña hendidura de una ventana entró una
ráfaga de fuego que pegó al piso y se deslizó entre la gente, sin molestar a nadie. Esto lo platican
todas las personas que lo presenciaron.
“Desde su juventud, el nuevo Provincial, ha sido aficionado a la poesía y a la literatura y
tiene escritos cinco libros de versos, una epopeya guadalupana, cuatro obras de teatro, tres novelas,
tres volúmenes de oratoria, un santoral agustiniano, seis ensayos, un ideario agustiniano, un
epistolario de arte y espiritualidad y la Historia de la Provincia Agustiniana de Michoacán, todos
inéditos, y ha publicado tres biografías, dos monografías, varios poemas sueltos y una multitud de
artículos en periódicos y revistas. Sus amigos han insistido que saque del celemín su obra poética, y
así lo haré pronto, Dios mediante, les decía. Lástima que la muerte haya cerrado los ojos y los labios
de uno de los más anhelosos, al P. Tomás Orduña. Fr. Nicolás, finalmente, ha representado a su
Provincial en algunos Congresos Nacionales y Regionales, por ahí laten sus conferencias en los
respectivos álbumes.”