Al igual que para lasmujeres indígenas, eltrabajo doméstico es lamás importante profesiónindividualmenteconsideradaentre las mujeresafrodescendientes,seguida por los puestosen el comercio y otrosservicios personales.(estacional o de temporada) y la generación de ingresos a través de la venta, principalmentede artesanías, generando entre el campo y la ciudad un flujo permanentede personas y productos.Entre los afrodescendientes, la situación es relativamente diversa, porque la mayoríade esta población es urbana en muchos países de la región. El trabajo en el sectoragrícola sigue como actividad económica relevante para este grupo poblacional,especialmente para quienes viven en las comunidades tradicionales y aquellos que,permaneciendo en estas, se encuentran en contacto directo con los centros urbanos,donde intercambian servicios y productos. Al acceder al mercado de trabajo urbano,las mujeres afrodescendientes siguen viviendo con intensidad la doble discriminaciónde género y racial. Para ellas están reservados los puestos de trabajo menos apetecidosen la escala ocupacional de las desvalorizadas ocupaciones en los servicios,especialmente los sociales y de cuidado, en la salud, educación y servicio doméstico.Al igual que para las mujeres indígenas, el trabajo doméstico es la más importanteprofesión individualmente considerada entre las mujeres afrodescendientes, seguidapor los puestos en el comercio y otros servicios personales. El servicio público, en lospaíses donde se ingresa por concurso público, es un importante sector de trabajopara ellas, aunque sus oportunidades de ascensión profesional sean escasas.Asimismo, se observa disparidad de ingresos laborales, pero siempre desfavorablespara las mujeres indígenas y afrodescendientes respecto de sus pares hombres.A excepción de Uruguay, en todos los países para los que existe información,los ingresos laborales de las mujeres indígenas son inferiores a aquellos de loshombres indígenas (80% en promedio en 2006, excluyendo este país). DestacaGuatemala por tener la proporción de ingresos laborales por hora más baja (68%).En comparación con los hombres blancos, los ingresos laborales de las mujeresafrodescendientes pueden representar, en promedio, menos de 50%, como ocurreen los casos de Brasil y Colombia (OIT, 2007).Entre estos grupos se registra una alta tasa de analfabetismo y bajo promediode años de estudio, sobre todo en los niveles de educación media y superior. Taldesigualdad afecta principalmente a las mujeres: por cada 100 mujeres indígenasde 12 a 17 años que asiste a la escuela, lo hacen 127,4 varones en Panamá (2000),121,1 en México (2000), 117,1 en Ecuador (2001) y 115,2 en Guatemala (2002).Mientras la asistencia escolar de jóvenes no indígenas de 12 a 17 años en Paraguayes de 78,6% (2002), en Ecuador 69,1% (2001), en Costa Rica 72,5% (2000), enPanamá 82,9% (2000), en México 72,1% (2000) y en Guatemala 73,3% (2002), estosporcentajes caen a 42,9%, 51,7%, 52,9%, 57,9%, 59% y 62,3%, respectivamente,cuando se trata de población indígena (CEPAL 2006).En los años recientes ha habido un gran esfuerzo de escolarización, especialmenteentre los afrodescendientes y, entre ellos, de las mujeres. Es posible observar enalgunos países que las mujeres afrodescendientes tienen niveles de escolaridadmás altos que los hombres de este grupo, aunque continúan estando por debajo78
de los de las mujeres no afrodescendientes ni indígenas. Se espera que los datosde los censos recientes permitan tener un escenario más claro en esta materia.Trabajadoras migrantesCada año, 214 millones de mujeres y hombres abandonan sus hogares y atraviesanlas fronteras, una cifra que podría alcanzar a 405 millones en 2050. Casi 50% deestos migrantes internacionales son mujeres (OIT, 2010).Entre los principales factores que inciden en la migración, resaltan los cambiosdemográficos, las crisis socioeconómicas y políticas y el aumento de las diferenciassalariales entre los países desarrollados y en desarrollo como al interior de los propiospaíses (OIT, 2007). Sin embargo, la migración actual es principalmente laboral:90% del total de los migrantes internacionales son trabajadores migrantes, es decir,personas que emigran con sus familias en busca de trabajo. Muchas personas enedad de trabajar no pueden encontrar un empleo adecuado para mantenerse consus familias en sus países de origen, mientras que en otros países existe escasezde trabajadores para cubrir puestos en diversos sectores económicos.En los últimos decenios, América Latina y el Caribe se ha transformado en unaregión de emigración neta: entre 2000 y 2010 las corrientes de emigración sobrepasarona las de inmigración en 11,0 millones de personas. Esta diferencia es mayoren América Central (6,8 millones), seguida de América del Sur (3,0 millones) y elCaribe (1,2 millones). Las excepciones son Argentina, Brasil, Costa Rica y Venezuela(República Bolivariana de), países que continúan siendo principalmente receptoresde migrantes (Naciones Unidas, 2009).Con anterioridad, los flujos migratorios partían principalmente desde países envías de desarrollo hacia los países industrializados, pero en el presente aumentó elmovimiento migratorio intrarregional: se estiman en aproximadamente 3,0 milloneslos migrantes intrarregionales, que en especial se desplazan entre países limítrofes.Más de la mitad de quienes emigran desde América Latina y El Caribe son mujeres.Su presencia es mayoritaria en dos tipos de migraciones laborales: la de altacalificación, conocida como “fuga de cerebros” (brain drain), y la de personas desectores medios con grados de formación profesional que frente a la imposibilidadde encontrar trabajo en sus países se ven obligadas a transferir sus capacidadesal mercado que las recibe, para desempeñarse en puestos en los que están sobrecalificadas,como cuidadoras y trabajadoras domésticas. Esta última corrientemigratoria es conocida como fuga de cuidados (care-drain) (Salazar, 2010).La migración femenina es la llave que permite una doble transferencia de cuidados:en los países de destino asume los cuidados que alguien (una persona o un hogar)le transfiere. En los países de origen, su partida obliga a transferir los cuidados haciaotras mujeres de la familia, conformando cadenas de cuidados en torno a la migración.79
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