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deuteronomio

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En esta prarashá, única que lleva el nombre de una mujer, se relata el fallecimiento deSara, el símbolo de la mujer judía y, sin embargo, se denomina “Jaié Sara” (la vida deSara). Es que nuestra madre Sara sigue viviendo para el pueblo hebreo, perdura ennuestra memoria. Nuestros sabios afirman: “Tzadikim bemitatám kruim jaím” (los justosaún después de su desaparición física siguen viviendo). Al final del libro “Génesis”, cuandola Torá nos relata el fallecimiento de nuestro patriarca Iaacov también denomina a laparashá “Vaiejí” (y vive). El recuerdo de una persona se mantiene vigente a través de sushijos, y dichoso aquel justo cuyos hijos prosiguen en su camino, continúan su obrainiciada para formar la cadena, a la cual hemos hecho referencia en más de una ocasión.La cadena de la supervivencia de nuestro pueblo, padre, hijo y nieto; imbuidos los tres deuna misma tradición, manteniendo su esencia y transmitiéndola a su descendencia.La Torá nos relata en esta parashá, en forma extensa, las tratativas de Abraham con Efrón, el hijo de Tzojar, por la compra de una sepultura para Sara: la Mearat Hamajpelá –en ella fueron sepultados Adam y Java, Abraham y Sara, Iztjak y Rivka y Iaacov y Lea –Es poco usual que la Torá emplee diálogos prolongados o descripciones minuciosas. Lohace tan sólo cuando desea destacar una cuestión de suma importancia, como lo es eneste caso: la compra de la Mearat Hamajpelá en los inicios de nuestra relación connuestro terruño. Ello significó el comienzo de nuestra colonización a través de laadquisición de una parcela de tierra. Nuestro derecho legal, que afirma nuestra posesión.Si bien hemos tenido la promesa de D’s de que la tierra de Israel nos pertenecerá parasiempre, tres lugares de mayor significación para el pueblo judío han sido adquiridosmediante pagos exorbitantes: mearat hamajpelá, el lugar donde fue construido el BetHamikdash y la sepultura de Iosef –en Shjem--, “Génesis”, cap. 23 vers. 16; “DivreéHaiamim alef”, caps 21 y25, y “Génesis”, cap. 33 vers. 19, respectivamente.Abraham sabía que tenía derechos sobre la tierra de Israel, sin embargo se abstuvo dediscutir con Efrón, el hitita. Abonó cuanto dinero se le pidió. Nada gratis deseaba. Estaactitud del patriarca ha sido un ejemplo emulado por nuestros jalutzim y colonos, quehan adquirido tierras en la todavía Palestina, trasformando lugares desérticos enverdaderos oasis, causando la admiración de todo el mundo. Nuevamente se cumplió el“maasé avot simán lebanim” (aquello que sucede con nuestros padres es un ejemplo delo que ocurrirá con sus hijos). También debemos ver en la adquisición de la sepultura laefectivización del principio de kéver Israel (sepultura judía), la inhumación del cadáver deacuerdo con las normas que establece la ley judía.Lamentablemente, hoy en día, muchos judíos influenciados por un supuesto“modernismo”—léase ignorancia absoluta y tendencias asimilacionistas—no respetan eldar sepultura a su seres queridos según las disposiciones halájicas. Padres y madresfrecuentemente dejaron testamentos para que se les diese sepultura en cementeriosjudíos, de acuerdo con el rito judío, pero inútilmente. Sin duda los responsables deberándar cuenta de ello…

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