24.04.2013 Views

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

103<br />

que Jesús no se ha parado en la primera puerta del Templo, sino que ha orillado la muralla, y no<br />

se ha detenido antes de llegar al lado norte de ésta, cerca de la Antonia. Ahí baja y entra en el<br />

Templo, como para mostrar que, siendo inocente de toda acusación, no temía a los romanos. ■<br />

El primer patio del Templo presenta el acostumbrado griterío de cambistas y vendedores de<br />

palomas, pájaros y corderos; solo que ahora, al ver a Jesús, todos corren a su encuentro<br />

quedándose solo mercaderes. Jesús con su vestido de color púrpura entra majestuoso. Pasa su<br />

mirada por ese mercado. Mira a un grupo de fariseos y escribas que, bajo un pórtico, observan.<br />

En su rostro aparece la indignación. En un instante va al centro del patio. Con una reacción<br />

improvisa que ha parecido un vuelo, el vuelo de una llama (de llama es su túnica de púrpura<br />

bajo el sol que inunda el patio), y con voz imponente grita: “¡Largo de la casa de Mi Padre! Este<br />

lugar no es lugar de usura ni de mercado. Está escrito: «Mi casa será llamada casa de oración».<br />

¿Por qué habéis convertido en cueva de ladrones esta casa en que se invoca el nombre del<br />

Señor? ¡Largo de <strong>aquí</strong>! Limpiad mi casa: no os vaya a suceder que en vez de correas descargue<br />

sobre vosotros los rayos de la ira de lo alto. ¡Largo de <strong>aquí</strong>! ¡Fuera ladrones, estafadores,<br />

desvergonzados, homicidas, sacrílegos, los más grandes idólatras, porque sois unos soberbios,<br />

corruptores, falsos! ¡Largo de <strong>aquí</strong>! ¡Os aseguro que el Altísimo purificará este lugar y tomará<br />

venganza contra todo un pueblo!”. ■ No vuelve a hacer látigo de cuerdas, pero al ver que los<br />

mercaderes y cambistas no quieren obedecerle, se acerca a la mesa más cercana, derriba<br />

derramando balanzas y monedas por el suelo. Los vendedores y cambistas, visto el primer<br />

ejemplo, sin demora, ponen por <strong>obra</strong> la orden de Jesús, seguidos por el grito de Él: “¿Cuántas<br />

veces diré que este lugar no debe tratarse como un lugar de inmundicia sino de oración?”. Mira<br />

a los del Templo, que obedientes a las ordenes del pontífice, no chistan.<br />

* “Dejad a los niños que canten mis alabanzas”.- ■ Limpio ya el patio, Jesús va a los<br />

pórticos, donde se han reunido ciegos, paralíticos, mudos, lisiados y otros enfermos que le<br />

invocan a gritos. Jesús: “¿Qué queréis de Mí?”. Enfermos: “¡La vista, Señor! ¡Los miembros!<br />

¡Que mi hijo hable! ¡Que mi mujer se cure! ¡Creemos en Ti, Hijo de Dios!”. Jesús: “Dios os<br />

escuche. Levantaos y dad gracias al Señor”. No cura uno por uno a los enfermos, sino que<br />

extiende su mano. La salud brota de ella sobre los enfermos que, sanos, se levantan y<br />

prorrumpen en gritos de júbilo que se mezclan con los de los niños que se le acercan: “¡Gloria,<br />

gloria al Hijo de David! ¡Hosanna a Jesús Nazareno, Rey de los reyes, y Señor de los señores!”.<br />

■ Algunos fariseos, con fingida deferencia, y voz alta dicen: “Maestro, ¿estás oyendo? Estos<br />

niños dicen lo que no debe decirse. ¡Repréndelos! ¡Diles que se callen!”. Jesús: “¿Y por qué?<br />

¿Acaso el rey profeta de mi estirpe no ha dicho: «De la boca de los niños y de los que están<br />

mamando has hecho que brotase una alabanza completa para llenar de confusión a tus<br />

enemigos»? (Salm. 8,3). ¿No habéis leído esas expresiones del salmista? Dejad que los pequeñines<br />

canten mis alabanzas. Los ángeles que ven siempre a mi Padre se las han sugerido. Dejadme<br />

ahora, todos vosotros, para que vaya a adorar al Señor” y pasando por delante de la gente, se<br />

introduce en el patio de los israelitas para orar... Luego de haber terminado, pasando muy cerca<br />

de la piscina probática, sale de la ciudad y se dirige hacia las colinas del monte de los Olivos.<br />

* Iscariote interesado por saber el lugar donde dormirán esta noche.- ■ Los apóstoles no<br />

caben de gusto... El triunfo les ha dado confianza. Y han echado al olvido el miedo que les<br />

habían causado las palabras de Jesús... Hablan de todo... Ansían tener noticias de Analía. No sin<br />

dificultad, Jesús les retiene --quieren ir--, asegurando que va a poner los medios que Él conoce...<br />

Están sordos, sordos a toda voz divina de aviso... hombres, hombres, hombres a los que los<br />

gritos de hosanna hacen olvidar todo... Jesús habla con los siervos de <strong>María</strong> Magdalena que se<br />

habían unido a Él en el Templo, y luego se despide de ellos. Felipe pregunta: “¿A dónde vamos<br />

ahora?”. Juan añade: “¿A casa de Marcos de Jonás?”. Jesús responde: “No. Al campamento de<br />

los galileos. Probablemente habrán venido mis hermanos y quiero saludarles”. Mateo le sugiere:<br />

“Podrías hacerlo mañana”. Jesús: “Lo mejor es <strong>obra</strong>r pronto mientras se puede <strong>obra</strong>r. Vamos<br />

a donde están los galileos. Se pondrán contentos si nos ven. Os darán noticias de la familia. Yo<br />

veré a los niños...”. ■ Iscariote pregunta: “¿Y esta noche? ¿Dónde dormiremos? ¿En la ciudad?<br />

¿En qué lugar? ¿Donde está tu Madre? ¿O en la casa de Juana?”. Jesús: “No sé. Ciertamente<br />

que no en la ciudad. Tal vez en una tienda galilea...”. Iscariote: “¿Por qué?”. Jesús: “Porque soy<br />

galileo y amo a mi región. Vamos”. Se ponen en camino. Suben a donde están los galileos,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!