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Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

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Nicodemo acompañados de Mannaén para advertirle que el Sanedrín conoce su paradero. En la<br />

conversación con estos últimos se suscita el viejo tema de los samaritanos>).<br />

9-560-28 (10-21-139).- “Hubierais deseado una manifestación violenta mía pero Yo soy el<br />

Hombre abatido, como le vieron los profetas. Por ello, pocos le reconocerán por el verdadero<br />

Mesías”.<br />

* “Se acerca la hora de mi manifestación completa”.- ■ Les dice Jesús: “Los samaritanos,<br />

José, no tienen en su corazón esa maligna serpiente que tenéis vosotros. Ellos no temen ser<br />

despojados de ninguna prerrogativa. No tienen que defender intereses sectarios ni de casta. No<br />

tienen nada, aparte de una instintiva necesidad de sentirse perdonados y amados por Aquel al<br />

que sus antepasados ofendieron y al que ellos siguen ofendiendo al permanecer fuera de la<br />

Religión perfecta. Y permanecen fuera porque, siendo orgullosos ellos y siéndolo vosotros, no<br />

se sabe, por ambas partes, deponer el rencor que divide y tender la mano en el nombre del único<br />

Padre. Claro que, aunque ellos tuvieran tanta voluntad como para eso, vosotros la demoleríais,<br />

porque no sabéis perdonar, no queréis arrojar a los pies los prejuicios confesando: «El pasado ha<br />

muerto, porque ha nacido el Príncipe del siglo futuro (Is.9,6-7; 11,10-16) que a todos recoge bajo su<br />

Señal». Yo, en efecto, he venido y recojo. Pero vosotros, ¡oh, vosotros consideráis siempre<br />

anatema incluso aquello que Yo he juzgado digno de ser recogido”. ■ José de Arimatea: “Eres<br />

severo con nosotros, Maestro”. Jesús: “Soy justo.¿Podéis, acaso, decir que en vuestro corazón<br />

no me criticáis por ciertas acciones mías? ¿Podéis afirmar que aprobáis mi misericordia, igual<br />

con judíos, galileos, samaritanos, gentiles y hasta mayor con éstos y con los grandes pecadores,<br />

porque de ella tienen más necesidad? ¿Podéis asegurarme que no hubierais preferido en Mí<br />

gestos de violenta majestad para manifestar mi origen sobrenatural, y, sobre todo, fijaos bien, y,<br />

sobre todo, mi misión de Mesías según vuestro concepto del Mesías? Decid sinceramente la<br />

verdad: aparte de la alegría de vuestro corazón por la resurrección de nuestro amigo Lázaro, ¿no<br />

habrías preferido, antes que esta resurrección, que Yo hubiera llegado a Betania majestuoso y<br />

cruel, como nuestros antiguos respecto a los amorreos y los de Basán (Núm. 21,21-35), y como<br />

Josué respecto a los de Ai y Jericó, o, mejor aún, haciendo caer con mi voz las piedras y muros<br />

sobre los enemigos, como las trompetas de Josué hicieron respecto a las murallas de Jericó, o<br />

haciendo caer del cielo sobre los enemigos piedras gruesas, como sucedió en el descenso de<br />

Beterón también en los tiempos de Josué (Jos. 6-8;10), o, como en tiempos más recientes (2 Mac.5,1-<br />

4), llamando a celestes jinetes que corrieran por los aires, vestidos de oro, armados de lanzas,<br />

formados en cohortes, y que hubiera movimientos de escuadrones de caballería, y asaltos por<br />

una y otra parte, y estrépito de escudos, y ejércitos con yelmos y espadas desenvainadas, y<br />

lanzamiento de dardos para aterrorizar a enemigos? ■ Sí, habríais preferido esto porque, a pesar<br />

de que me améis mucho, vuestro amor es todavía imperfecto, y la seducción --en cuanto a<br />

desear lo no santo-- se la proporciona vuestro pensamiento de israelitas, vuestro viejo<br />

pensamiento. El que tiene Gamaliel igual que el último de Israel, el que tiene el sumo<br />

Sacerdote, el tetrarca, el campesino, el pastor, el nómada, el que vive en la Diáspora. El<br />

pensamiento fijo de un Mesías conquistador. La pesadilla de quien teme ser aniquilado por Él.<br />

La esperanza de quien ama a la patria con la violencia de un amor humano. El suspiro de quien<br />

está oprimido por otras potencias en otras tierras. No es vuestra culpa. El pensamiento puro<br />

como había sido dado por Dios acerca de lo que Yo soy, se ha ido cubriendo, a lo largo de los<br />

siglos, de escorias inútiles. Y pocos son los que, con dolor suyo, saben restituir a la idea<br />

mesiánica su pureza inicial. ■ Ahora, además --estando ya cercano el tiempo en que será dada<br />

la señal que Gamaliel espera, y con él todo Israel, y llegando ya el tiempo de mi manifestación<br />

completa-- Satanás trabaja para hacer más imperfecto vuestro amor y más torcido vuestro<br />

pensamiento. Es su hora. Yo os lo digo. Y, en esa hora de tinieblas, incluso los que actualmente<br />

ven, o están un poco privados de vista, resultarán ciegos del todo. Pocos, muy pocos, en el<br />

Hombre abatido reconocerán al Mesías. Pocos le reconocerán por verdadero Mesías,<br />

precisamente porque será abatido, como le vieron los profetas. Yo quisiera, por el bien de mis<br />

amigos, que supieran verme y conocerme mientras es de día para poder también reconocerme<br />

desfigurado y verme en las tinieblas de la hora del mundo... Decidme ahora lo que teníais<br />

pensado...”. (Escrito el 23 de Enero de 1947).<br />

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