Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta
Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta
Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
134<br />
todos juntos, luego, por turnos, cada uno recita un dístico y los otros, juntos, un trozo; y así<br />
hasta el final. ¡Me imagino que deberán tener sed al terminar!<br />
* EL NUEVO RITO: ESTO ES MI CUERPO, ÉSTA ES MI SANGRE.<br />
. ● “El pan y el vino cambian de naturaleza.- Mediante este milagro quedaremos siempre<br />
unidos”.- ■ Jesús se sienta. No se recuesta; se queda sentado, como nosotros. Dice: “Ahora<br />
que hemos cumplido con el rito antiguo voy a celebrar el nuevo rito. Os prometí un milagro de<br />
amor y ha llegado la hora de realizarlo. Por eso había deseado esta Pascua. De hoy en<br />
adelante, ésta será la hostia que será inmolada en perpetuo rito de amor. Os he amado durante<br />
toda mi vida terrenal, amigos míos. Os he amado desde la eternidad, hijos míos. Y quiero<br />
amaros hasta el final. No hay cosa mayor que ésta. Recordadlo. Me voy pero quedaremos<br />
siempre unidos mediante el milagro que ahora voy a realizar. Jesús toma un pan entero. Lo pone<br />
sobre la copa, que está completamente llena de vino. Bendice y ofrece ambos, luego parte el pan<br />
en trece pedazos y da uno a cada apóstol, diciendo: “Tomad y comed. Esto es mi Cuerpo. Haced<br />
esto en recuerdo de Mí, que me marcho”. Da el cáliz y dice: “Tomad y bebed. Ésta es mi<br />
Sangre. Esto es el cáliz del nuevo pacto (sellado) en mi Sangre y por mi Sangre, que será<br />
derramada por vosotros para que se os perdonen vuestros pecados y para daros Vida. Haced<br />
esto en recuerdo mío”. Jesús está tristísimo. Toda huella de sonrisa, de luz, de color le han<br />
abandonado. Parece como si estuviese agonizante. Los apóstoles le miran angustiados. ■ Se<br />
pone de pie diciendo: “No os mováis. Regreso pronto”. Toma el decimotercer pedazo de pan,<br />
toma el cáliz y sale del Cenáculo. Juan dice en voz baja: “Va donde está su Madre” (2). Judas<br />
Tadeo con un suspiro: “¡Pobre mujer!”. Pedro con una voz que apenas se oye: “¿Crees que Ella<br />
sabe?”. Judas Tadeo: “Sabe todo. Siempre lo ha sabido”. Todos hablan en voz baja, como si<br />
estuviesen ante un cadáver. Tomás, que no quiere aún creer, pregunta: “Pero ¿estáis seguro sea<br />
así?...”. Santiago de Zebedeo le responde: “¿Todavía dudas de ello? Es su hora”. Zelote dice:<br />
“Que Dios nos dé fuerzas para serle fieles”. Pedro empieza a decir: “¡Oh! yo...”. Pero Juan,<br />
que está alerta, hace: “Psss. Regresa”. ■ Jesús vuelve a entrar. Trae en la mano la copa vacía. En<br />
su fondo, una mínima señal de vino, que bajo la luz de la lámpara parece realmente sangre.<br />
Judas Iscariote, que tiene delante de sí la copa, la mira como hechizado, y luego aparta su vista.<br />
Jesús le mira y tiene un sacudimiento que Juan, que está apoyado sobre su pecho, siente, y<br />
exclama: “¡Dilo, ¿no?! Tiemblas...”. Jesús: “No. No tiemblo porque tenga fiebre... Os he lo<br />
dicho todo y todo os lo he dado. No podía daros más. Os he dado a Mí mismo”. Hace ese<br />
dulce gesto suyo de sus manos, las cuales, antes juntas, ahora se separan y abren, mientras<br />
agacha la cabeza, como queriendo decir: «Perdonad que no pueda más. Pero es así». Y agrega:<br />
“Os he dicho todo, y todo os he dado. Y repito. El nuevo rito se ha realizado. Haced esto en<br />
memoria mía. Os lavé los pies para enseñaros a ser humildes y puros como lo es vuestro<br />
Maestro. Porque en verdad os digo que los discípulos deben ser como el Maestro. Recordadlo,<br />
recordadlo. Incluso cuando estéis en una posición superior. Ningún discípulo está por encima de<br />
su Maestro. Como os lavé hacedlo vosotros. Esto es, amaos como hermanos, ayudándoos<br />
mutuamente, respetándoos unos a otros, dándoos mutuo ejemplo. Sed puros para que seáis<br />
dignos de comer del Pan vivo que ha descendido del Cielo y para que tengáis en vosotros y por<br />
Él la fuerza de ser mis discípulos en un mundo enemigo que os odiará por causa de mi<br />
Nombre”.<br />
. ● “La mano de quien me traiciona está en esta mesa”.- ■ Jesús: “Pero uno de vosotros no<br />
está puro. Uno de vosotros, el que me traicionará. Por este motivo estoy profundamente<br />
conturbado dentro de mi corazón... La mano del que me traicionará está en esta mesa. Ni mi<br />
amor, ni mi Cuerpo, ni mi Sangre, ni mi palabra le hacen cambiar de su determinación, ni le<br />
hacen arrepentirse. Lo perdonaría, yendo a la muerte también por él”. Los discípulos se miran<br />
aterrorizados. Se miran, sospecha uno del otro. Pedro mira fijamente a Iscariote, como si<br />
descorriese el velo de sus sospechas. Judas Tadeo se pone violentamente en pie para mirar a<br />
Iscariote por encima de Mateo. Pero Iscariote no da muestras de intranquilidad. Mira a su vez<br />
fijamente a Mateo como si sospechase de él. Luego mira a Jesús. Y, sonriendo, le pregunta:<br />
“¿Soy acaso Yo?”. Parece el más seguro de su fidelidad, y parece que si hace esta pregunta es<br />
solo para que la conversación no se interrumpa. Jesús le dice: “Tú lo has dicho, Judas de Simón.<br />
No Yo. Tú lo estás diciendo. Yo no te he nombrado. ¿Por qué te acusas? Interroga a tu<br />
consejero interno, a tu conciencia, a esa conciencia que Dios Padre te ha dado para que te