24.04.2013 Views

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

señalan --unos a otros se lo señalan-- y hablan entre sí. Parece que hay un poco de discusión, luego<br />

uno dice más fuerte: “Yo se lo pregunto”, y se separa yendo hacia Jesús. “¡Salve, Maestro! ¿Vas a<br />

hablar también hoy ahí dentro?”. Jesús: “Que la Luz te ilumine. Sí. Hablaré”. Legionario:<br />

“Entonces... ten cuidado. Uno que sabe nos ha advertido. Y una que te admira ha ordenado vigilar.<br />

Estaremos cerca del subterráneo de oriente. ¿Sabes dónde está la entrada?”. Jesús: “No lo ignoro.<br />

Pero está cerrada por las dos partes”. Legionario: “¿Tú crees?”, y se ríe con una breve sonrisa,<br />

y en la sombra de su yelmo los ojos y dientes brillan haciéndole más joven. Luego, cuadrándose,<br />

saluda: “¡Salve, Maestro! Acuérdate de Quinto Félix”. Jesús: “Me acordaré. Que la Luz te<br />

ilumine”. Jesús se echa a andar de nuevo y el legionario regresa al sitio de antes y habla con sus<br />

camaradas. ■ Aparecen Mannaén y Marziam que dicen al mismo tiempo: “¿Maestro, hemos<br />

tardado? ¡Eran muchos los leprosos!”. Mannaén va vestido sencillamente de marrón oscuro.<br />

Jesús: “No. Habéis tardado poco. De todas formas, vamos; los otros nos esperan. ¿Mannaén, has<br />

sido tú el que ha avisado a los romanos?”. Mannaén: “¿De qué, Señor? No he hablado con nadie. Y<br />

no sabría... Las romanas no están en Jerusalén”. ■ De nuevo están junto a la puerta de la muralla y,<br />

como si estuviera por azar, está allí cerca el levita Zacarías, que dice: “La paz a Ti, Maestro.<br />

Quiero decirte... trataré de estar siempre donde estés, <strong>aquí</strong> dentro. Y no me pierdas de vista. Y, si<br />

hay tumulto y ves que me marcho, trata de seguirme siempre. ¡Te odian mucho! No puedo hacer<br />

más... Compréndeme...”. Jesús: “Que Dios te lo pague y te bendiga por la piedad que tienes por<br />

su Verbo. Haré lo que dices. Y no temas, que ninguno sabrá de tu amor por Mí”. Se separan.<br />

Mannaén susurra: “Quizás ha sido él el que se lo ha dicho a los romanos. Estando ahí dentro,<br />

habrá sabido...”. Van a orar, pasando entre la gente, que los mira con diferentes sentimientos, y<br />

que se reúne luego detrás de Jesús cuando, terminada la oración, Él vuelve del patio de los<br />

Hebreos.<br />

* “Sí, me voy, como queréis, pero pasada esta hora de la misericordia todo será inútil y<br />

moriréis en vuestro pecado, porque ya no me tendréis; voy donde no podéis venir”.- ■<br />

Fuera ya de la segunda muralla, Jesús hace ademán de pararse pero un grupo mixto de escribas,<br />

fariseos y sacerdotes, le rodea. Uno de los magistrados del Templo habla por todos: “¿Estás todavía<br />

<strong>aquí</strong>? ¿No comprendes que no te aceptamos? ¿No temes siquiera el peligro que te amenaza? Vete. Ya<br />

es mucho si te dejamos orar. No te permitimos ya más que enseñes tus doctrinas”. Y sus camaradas:<br />

“Sí. Vete. ¡Vete, blasfemo!”. Jesús: “Sí, me voy, como queréis. Y no sólo fuera de estos muros. Me<br />

voy a marchar, estoy ya marchándome más lejos, a donde ya no podréis ir. Y llegarán horas en que<br />

me buscaréis también vosotros, y ya no sólo para perseguirme, sino también por un supersticioso<br />

terror de una acción contra vosotros por haberme echado; por una ansia supersticiosa de ser<br />

perdonados de vuestro pecado para obtener misericordia. Pero os digo que ésta es la hora de la<br />

misericordia, la hora de hacerse amigos del Altísimo. Pasada esta hora, será inútil todo remedio. Ya<br />

no me tendréis, y moriréis en vuestro pecado. Aunque recorrierais toda la Tierra y lograrais<br />

alcanzar astros y planetas, no me encontraríais, porque a donde Yo voy vosotros no podéis ir. ■ Ya<br />

os lo he dicho. Dios viene y pasa. Quien es sabio le acoge con sus dones que le da al pasar. El necio le<br />

deja marcharse y ya no vuelve a encontrarle. Vosotros sois de abajo, Yo soy de arriba. Vosotros sois<br />

de este mundo, Yo no soy de este mundo. Por eso, una vez que Yo haya regresado a la morada de<br />

mi Padre, fuera de este mundo vuestro, ya no me encontraréis y moriréis en vuestros pecados,<br />

porque ni siquiera sabréis alcanzarme espiritualmente con la fe”. Algunos dicen: “¿Te quieres<br />

matar, insensato? Claro que, entonces, en el Infierno donde bajan los violentos nosotros no<br />

podremos alcanzarte, porque el Infierno es de los condenados, de los malditos, y nosotros somos los<br />

benditos hijos del Altísimo”. Y otros lo aprueban, diciendo: “Seguro que se quiere matar,<br />

porque dice que a donde Él va nosotros no podemos ir. Comprende que ha sido descubierto<br />

y que ha fallado el intento, y se quita la vida sin esperar a que se la quiten, como al otro<br />

galileo, falso Mesías”. Y otros, con mejor ánimo: “¿Y si fuera realmente el Mesías y realmente<br />

volviera a Aquel que le ha enviado?”. Fariseos: “¿A dónde? ¿Al Cielo? No está allí Abraham<br />

y ¿piensas que va ir Él? Antes tiene que venir el Mesías”. Otros: “Pero Elías fue raptado al<br />

Cielo en un carro de fuego” (2 Rey.2,11). Fariseos: “En un carro, sí. Pero al Cielo... ¿quién lo<br />

asegura?”. Y la discusión continúa mientras fariseos, escribas, magistrados, sacerdotes, judíos al<br />

servicio de sacerdotes, escribas y fariseos, van siguiendo a Cristo por los amplios pórticos como<br />

una jauría de perros persiguen la presa que han olfateado. ■ Pero algunos, los buenos de la masa<br />

hostil, aquellos a quienes verdaderamente mueve un deseo honesto, se abren paso hasta<br />

60

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!