24.04.2013 Views

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

. ● “Vosotros, fariseos, laváis la copa y el plato por fuera, y os laváis las manos y os<br />

laváis los pies, casi como si plato y copa, manos y pies, tuviesen que entrar en ese espíritu<br />

vuestro y os enorgullecéis de ello proclamándolo puro y perfecto. Pero no sois vosotros, sino<br />

Dios, quien tiene que proclamarlo. Pues bien, sabed lo que Dios piensa de vuestro<br />

espíritu. Piensa que está lleno de mentira, suciedad y codicia; lleno de iniquidad está, y<br />

nada que venga desde fuera puede corromper lo que ya está corrompido”. ■ Quita la mano<br />

derecha de la mesa y empieza involuntariamente a hacer gestos con ella mientras prosigue:<br />

“¿Y no puede, acaso, quien ha hecho vuestro espíritu, como ha hecho vuestro cuerpo,<br />

exigir, al menos en igual medida, para lo interno el respeto que tenéis para lo externo?<br />

Necios que cambiáis los dos valores e invertís su poder ¿no querrá el Altísimo un cuidado<br />

aún mayor para el espíritu --hecho a semejanza suya y que por la corrupción pierde la Vida<br />

eterna--, que no para la mano o el pie, cuya suciedad puede ser eliminada con facilidad, y<br />

que, aunque permanecieran sucios, no influirían en la limpieza interior? ¿Puede Dios<br />

preocuparse de la limpieza de una copa o de una jarra, cuando no son sino cosas sin alma y<br />

que no pueden influir en vuestra alma? ■ Leo tu pensamiento, Simón Boetos. No. No es<br />

consistente. Vosotros no tenéis estos cuidados, ni practicáis estas purificaciones, por una<br />

preocupación por la salud, ni por una tutela de vuestro cuerpo o de 1a vida. El pecado<br />

carnal, más claramente, los pecados carnales de gula, de intemperancia, de lujuria, son<br />

ciertamente más dañinos para el cuerpo que no un poco de polvo en las manos o en el plato.<br />

Y, a pesar de ello, los practicáis sin preocuparos de proteger vuestra existencia y la<br />

incolumidad de vuestros familiares. Y cometéis mayores pecados, porque, además de<br />

manchar vuestro espíritu y vuestro cuerpo, además del derroche de bienes, de la falta de<br />

respeto a los familiares, ofendéis al Señor por 1a profanación de vuestro cuerpo, templo de<br />

vuestro espíritu, en que debería estar el trono para el Espíritu Santo; y cometéis otro<br />

pecado más por el juicio que hacéis de que os debéis defender por vosotros mismos de las<br />

enfermedades que vienen de un poco de polvo, como si Dios no pudiera intervenir para<br />

protegeros de las enfermedades físicas si recurrís a Él con espíritu puro. ¿Es que Aquel que<br />

ha creado lo interno no ha creado acaso también lo externo y viceversa? ¿Y no es lo interno<br />

lo más noble y lo más marcado por la divina semejanza? Haced entonces <strong>obra</strong>s que sean<br />

dignas de Dios, y no mezquindades que no se elevan por encima del polvo para el cual y del<br />

cual están hechas, del pobre polvo que es el hombre considerado como criatura animal, barro<br />

compuesto en una forma y que a ser polvo vuelve, polvo dispersado por el viento de los siglos.<br />

■ Haced <strong>obra</strong>s que permanezcan, <strong>obra</strong>s regias y santas, <strong>obra</strong>s sobre las que está la<br />

bendición divina cual corona. Haced caridad, haced limosna, sed honestos, sed puros en<br />

las <strong>obra</strong>s y en las intenciones, y sin recurrir al agua de las abluciones todo será puro en<br />

vosotros.<br />

. ● ¿Pero qué os creéis? ¿Que estáis en lo justo porque pagáis los diezmos de las<br />

especias? No. ¡Ay de vosotros, fariseos que pagáis los diezmos de la menta y de la ruda,<br />

de la mostaza y del comino, del hinojo y de todas los demás vegetales, y luego descuidáis la<br />

justicia y amor a Dios! Pagar los diezmos es un deber y hay que cumplirlo. Pero hay otros<br />

deberes más altos, que también hay que cumplir. ¡Ay de quien cumple las cosas exteriores y<br />

descuida las interiores que se basan en el amor a Dios y al prójimo!<br />

. ● ¡Ay de vosotros, fariseos, que buscáis los primeros puestos en las sinagogas y en las<br />

asambleas y deseáis que os hagan reverencias en las plazas, y no pensáis en hacer <strong>obra</strong>s que<br />

os den un puesto en el Cielo y os merezcan la reverencia de los ángeles. Sois semejantes a<br />

sepulcros escondidos, inadvertidos para el que pasa junto a ellos sin repulsa (sentiría<br />

repulsa si pudiera ver lo que encierran); pero Dios ve las más recónditas cosas y no se<br />

equivoca cuando os juzga”. ■ Le interrumpe, poniéndose también de pie, en oposición, un<br />

doctor de la Ley: “Maestro, al hablar así nos ofendes. Y no te conviene, porque nosotros<br />

debemos juzgarte”. Jesús: “No. No vosotros. Vosotros no podéis juzgarme. Vosotros sois los<br />

juzgados, no los jueces. Quien juzga es Dios. Podéis hablar, mover vuestros labios, pero ni<br />

siquiera la voz más potente es capaz de llegar al Cielo, ni de recorrer la tierra. Después de un<br />

poco de espacio, se pierde en el silencio... Después de un poco de tiempo, se pierde en el olvido.<br />

Pero el juicio de Dios es voz que permanece y no sujeto a olvidos. Siglos y siglos han pasado<br />

desde que Dios juzgó a Lucifer y juzgó a Adán. Y la voz de ese juicio no se apaga, las<br />

25

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!