Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta
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solo los grandes!... sino toda, toda Jerusalén, muy pronto, va a ensañarse con el Inocente y pedir<br />
su muerte... y con Jerusalén Judea... y con Judea Perea, Idumea, la Decápolis, Galilea, Sirofenicia...todo,<br />
todo Israel reunido en Sión para el «Paso» del Mesías de esta vida a la muerte... ■<br />
Lázaro, tú que estuviste muerto y fuiste resucitado, dime ¿qué cosa es el morir? ¿Qué<br />
experimentaste? ¿De qué te acuerdas?”. Lázaro: “¿El morir?... No recuerdo exactamente lo que<br />
fue. Después de los grandes sufrimientos, me sobrevino un fuerte desfallecimiento... Me parecía<br />
que no sufría más, y que tenía un profundo sueño... La luz, los ruidos se hacían cada vez<br />
débiles, más lejanos... Dicen mis hermanas y Maximino que daba muestras de que sufría<br />
mucho... Pero yo no me acuerdo...”. Jesús: “Entiendo. La piedad del Padre amortigua en los<br />
agonizantes su capacidad intelectual, de modo que sufren únicamente en el cuerpo, que es<br />
el que debe ser purificado por este prepurgatorio que es la agonía. Pero Yo... ¿Y de la<br />
muerte qué recuerdas?”. Lázaro: “Nada, Maestro. Tengo un espacio oscuro en el espíritu. Una<br />
zona vacía. Tengo una interrupción, que no sé cómo llenar, en el curso de mi vida. No tengo<br />
recuerdos. Si mirase en el fondo de ese agujero negro que me tuvo durante cuatro días, a pesar<br />
de ser ya de noche y de estar en la sombra, sentiría --no vería, pero sí sentiría--, el frío húmedo<br />
salir desde sus entrañas y sacudir mi cara. Lo cual es ya una sensación. Pero yo, si pienso en<br />
esos cuatro días, no tengo nada. Nada. Esa es la palabra”. Jesús: “Claro. Los que regresan no<br />
pueden contar... El misterio se revela poco a poco a quien entra en él. Pero Yo, Lázaro, sé lo<br />
que voy a sufrir. Sé que sufriré con pleno conocimiento. No habrá bebidas ni desfallecimiento<br />
que suavicen mi agonía para que sea menos atroz. Yo me sentiré morir. Ya lo estoy sintiendo...<br />
Ya estoy muriendo, Lázaro. Como un enfermo que no tiene remedio, he estado muriendo en<br />
estos treinta y tres años. Y, a medida que el tiempo me ha ido acercando a esta hora, tanto<br />
más se ha acercado la muerte. Antes era solo el morir del saber que había nacido para ser<br />
Redentor, luego fue el morir de quien se ve atacado, acusado, escarnecido, perseguido,<br />
obstaculizado... ¡Qué cansancio!... el morir por tener a mi lado, siempre más cerca, hasta tenerlo<br />
asido a Mí, como un pulpo ase a un náufrago, a aquél que es mi traidor. ¡Qué náusea! Ahora<br />
voy a morir con la angustia de tener que decir «adiós» a los amigos más queridos, y a mi<br />
Madre...”.<br />
* “¿Sabes, Lázaro, quién de entre mis más íntimos ha sabido transformarse para llegar a<br />
ser mi posesión?”.-■ Lázaro: “¡Oh, Maestro!, ¿estás llorando? Sé que lloraste aun delante de<br />
mi sepulcro porque me amabas. Pero ahora... Lloras de nuevo. Estás helado completamente.<br />
Tienes las manos frías como un cadáver. Sufres. Sufres demasiado...”. Jesús: “Soy el Hombre,<br />
Lázaro. No soy solo Dios. Del hombre poseo su sensibilidad y sus afectos. Mi alma se angustia<br />
al pensar en mi Madre... Y con todo te lo aseguro, que esta tortura mía se ha hecho monstruosa<br />
al tener que soportar la cercanía del traidor, el odio satánico de todo un mundo, la sordera de<br />
aquellos que no odian pero tampoco saben amar valientemente, porque para hacerlo así es<br />
necesario llegar a ser como el Amado quiere y enseña... ■ Muchos me aman, es verdad pero<br />
siguen siendo «ellos». No han cambiado su modo de ser por mi amor. ¿Sabes quién de entre<br />
mis más íntimos ha sabido transformarse para llegar a ser mi posesión, como Yo anhelo? Solo<br />
tu hermana, <strong>María</strong>. Partió de una animalidad completa y pervertida para llegar a una<br />
espiritualidad angelical. Y esto por la única fuerza: que es el amor”. Lázaro: “Tú la redimiste”.<br />
Jesús: “A todos he redimido con mi palabra. Pero solo ella se ha transformado totalmente, a<br />
causa de su gran amor. Pero estaba diciendo antes, que tan monstruoso es mi sufrimiento por<br />
todas esas circunstancias, que no anhelo sino que todo se realice. Mis fuerzas se van doblando...<br />
Será menos pesada la cruz que esta tortura de mi espíritu y de mi corazón”. Lázaro: “¿La cruz?<br />
¡Noooh! ¡Oh, no! ¡Es demasiado atroz! ¡Demasiado infamante! ¡No!”. Lázaro, que ha tenido, en<br />
pie frente a su Maestro, desde hace un rato, entre sus manos las manos heladas de Jesús, las<br />
suelta, y cae sobre el asiento de piedra, se cubre la cara con las manos y llora<br />
desconsoladamente.<br />
* “El mundo tiene necesidad de 2 víctimas, porque el hombre pecó con la mujer. Y la<br />
Mujer debe redimir como el hombre redime.... Dios quiere que esté en mi calvario para<br />
mezclar el agua de su llanto con el vino de mi Sangre en la 1ª misa.- ¿Qué es la Misa?”.- ■<br />
Jesús, que se acerca a él y le pone una mano sobre la espalda, convulsa a causa de los sollozos,<br />
le dice: “¿Entonces? ¿Debo ser Yo, que tengo que morir, el que te consuele a ti que seguirás<br />
viviendo? Amigo, tengo necesidad de fuerzas y de ayuda. Te lo pido. Nadie fuera de ti me<br />
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