24.04.2013 Views

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

“Dentro de poco tiempo, se cumplen tres años que empecé a evangelizar. Todo lo que había que<br />

decir a las gentes lo he dicho. Quienes quieren amarme y seguirme tienen ya los elementos para<br />

hacerlo, con seguridad. Los demás... Alguno se convencerá con los hechos. La mayor parte<br />

permanecerán sordos también a los hechos. Pero a éstos he de decirles unas pocas cosas. Y las<br />

diré. Porque también hay que observar la justicia, además de la misericordia. Hasta ahora la<br />

misericordia ha callado muchas veces y en muchas cosas. Pero, antes de callar para siempre,<br />

hablará el Maestro incluso con severidad de juez. ■ Pero no quería hablarte de esto. Quería<br />

decirte que dentro de poco, habiendo dicho al rebaño todo aquello que había que decir para<br />

hacerle mío, me recogeré mucho en la oración y me prepararé. Y, cuando no esté orando, me<br />

dedicaré a vosotros. Como hice al principio, haré al final. Vendrán las discípulas. Vendrá mi Madre.<br />

Nos prepararemos todos para la Pascua. Juan, desde ahora te pido que te dediques mucho a las<br />

discípulas. A mi Madre en especial...”. Juan: “¡Mi Señor! ¿Pero qué le puedo dar yo a tu Madre<br />

que Ella no posea sobreabundantemente; con tanta sobreabundancia, que tiene para darnos a todos<br />

nosotros?”. Jesús: “Tu amor. Ponte en el caso de que eres como un segundo hijo para Ella. Ella te<br />

ama y tú la amas. Tenéis un único amor que os une: el amor por Mí. Yo, su Hijo de carne y<br />

corazón, cada vez estaré más... ausente, absorto en mis... ocupaciones. Y Ella sufrirá, porque<br />

sabe... sabe lo que pronto va a venir. Tú debes consolarla incluso por Mí, hacerte tan amigo de Ella,<br />

que pueda llorar en tu corazón y sentirse consolada. Ya estás familiarizado con mi Madre, has<br />

vivido ya con Ella; pero, una cosa es hacerlo como un discípulo que ama reverencialmente a la<br />

Madre de su Maestro, y otra cosa es hacerlo como hijo. Quiero que lo hagas como hijo, para que<br />

Ella sufra un poco menos cuando ya no me tenga”. ■ Juan: “Señor, ¿vas a morir? ¡Hablas como<br />

uno que esté para morir! Me causas aflicción...”. Jesús: “Os he dicho varias veces que debo<br />

morir. Es como si hablara a niños distraídos o a personas con pocas luces. Sí. Voy a morir. Se lo<br />

diré también a los otros. Pero más tarde. A ti te lo digo ahora. Recuérdalo, Juan”. Juan: “Yo me<br />

esfuerzo en recordar tus palabras, siempre... Pero éstas son tan dolorosas...”. Jesús: “Que haces<br />

de todo para olvidarlas. ¿Quieres decir eso? ¡Pobre muchacho! No eres tú el que olvida, ni eres<br />

tú el que recuerda. Tú y tu voluntad. Es tu misma humanidad la que no puede recordar esta<br />

cosa que supera con mucho su capacidad de resistencia, esa cosa inmensamente grande --y no<br />

sabes siquiera cabalmente cuán grande, monstruosa será--; esa cosa tan grande, que te atonta<br />

como un peso caído de lo alto encima de tu cabeza. Y, a pesar de todo, es así. Ya pronto<br />

iré a la muerte. Y mi Madre se quedará sola. Moriré con una gota de dulzura en mi<br />

océano de dolor si te veo «hijo» para con mi Madre...”. Juan: “¡Oh, mi Señor! Si voy a ser<br />

capaz... si no me sucede como en Belén, sí, lo haré (1). Velaré con corazón de hijo. ¿Pero qué<br />

podré darle que la consuele si te pierde a Ti? ¿Qué le voy a poder dar, si yo también estaré<br />

como uno que ha perdido todo, entontecido por el dolor? ¿Cómo lograré hacer esto, yo que no he<br />

sabido velar y padecer ahora, en la calma, durante una noche y por un poco de hambre? ¿Cómo<br />

voy a lograr hacer esto?”. Jesús: “No te intranquilices. Ora mucho en este tiempo. Te tendré<br />

mucho conmigo y con mi Madre. Juan, tú eres nuestra paz. Y lo seguirás siendo cuando llegue<br />

el momento. No temas, Juan. Tu amor hará todo”. Juan: “¡Oh, sí, Señor! Tenme mucho contigo.<br />

A mí, ya lo sabes, no me gusta el hacerme patente, el hacer milagros; yo sólo quiero y sólo sé<br />

amar...”. Jesús le besa una vez más en la frente, hacia la sien, como en la gruta... (Escrito el 16<br />

de Diciembre de 1946).<br />

··········································<br />

1 Nota : Se refiere a la gruta de Belén, donde Jesús, buscando soledad, había llegado después de la Fiesta de la<br />

Dedicación del Templo, una vez de dar precisas instrucciones a sus apóstoles. Juan, con la venia de Pedro –que había<br />

juzgado imprudente dejar solo a Jesús en estos momentos de peligro--, siguiendo ocultamente a Jesús había llegado<br />

también a la gruta, quedándose a cierta distancia, cauto para no ser visto ni oído. Sin embargo, Juan, después de dos<br />

días de espera, acuciado por el frío y el hambre, no tuvo más alternativa que acercarse a Jesús en demanda de ayuda.<br />

. --------------------000--------------------<br />

(

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!