24.04.2013 Views

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

de ayer. La gente, mezcla, ahora, de israelitas, prosélitos y gentiles, comprende que va a<br />

empezar a hablar y susurra: “Fijaos que habla públicamente y no le dicen nada”. “Quizás los<br />

príncipes y los jefes han reconocido en Él al Mesías. Ayer Gamaliel, cuando se marchó el<br />

Galileo, habló mucho con unos Ancianos”.“¿Pero es posible? ¿Cómo han hecho para<br />

reconocerle de repente, si sólo un poco antes le consideraban hombre merecedor de la<br />

muerte?”. “Quizás Gamaliel tenía pruebas...”. Arremete uno: “¿Y qué pruebas? ¿Qué pruebas<br />

queréis que tenga en favor de ese hombre?”. Le abuchean: “Cállate, ventajista. No eres más que<br />

el último de los escribanos. ¿Quién te ha preguntado?”. El otro se marcha. ■ Pero, en su lugar,<br />

aparecen otros, que no pertenecen al Templo, sino --ciertamente-- a los incrédulos judíos:<br />

“Nosotros tenemos las pruebas. Nosotros sabemos de dónde es éste. Pero, cuando venga el<br />

Mesías, nadie sabrá de dónde es. No sabremos su origen. ¡¡¡Pero de éste!!! Es hijo de un<br />

carpintero de Nazaret, y todo su pueblo puede traer <strong>aquí</strong> su testimonio contra nosotros si<br />

mentimos...”. ■ Entretanto, se oye la voz de un gentil, que dice: “Maestro, háblanos un<br />

poco a nosotros hoy. Nos ha sido dicho que afirmas que todos los hombres provienen de un<br />

solo Dios, el tuyo. Tanto que los llamas hijos del Padre. Algunos poetas nuestros estoicos<br />

tuvieron también una idea semejante a ésta. Dijeron: «Somos estirpe de Dios». Tus<br />

connacionales dicen que somos más impuros que animales. ¿Cómo concilias las dos<br />

tendencias?”. ■ Se plantea la cuestión según las costumbres de las disputas filosóficas, al<br />

menos eso creo. Y, cuando Jesús está para responder, aumenta de tono la disputa entre los<br />

judíos incrédulos y los creyentes, y una voz estridente repite: “Es un simple hombre. El<br />

Mesías no será eso. Todo en Él tendrá carácter excepcional: forma, naturaleza, origen...”.<br />

. ● “En verdad os digo que Yo no he venido por Mí mismo ni tampoco de donde vosotros<br />

creéis... Yo conozco a Aquel que me ha enviado, porque Yo soy suyo, parte suya y un<br />

Todo con Él”. Gamaliel calma el tumulto.-■ Jesús se vuelve en esa dirección y dice fuerte:<br />

“¿Entonces me conocéis y sabéis de dónde vengo? ¿Estáis bien seguros de ello? ¿Y lo poco<br />

que sabéis no os dice nada? ¿No os resulta confirmación de las profecías? Pero no, vosotros no<br />

sabéis todo de Mí. En verdad, en verdad os digo que Yo no he venido por Mí mismo, ni<br />

tampoco de donde vosotros creéis que he venido. Es la misma Verdad la que me ha enviado,<br />

y vosotros no la conocéis”. Prorrumpen los enemigos en un grito de enfado. Jesús<br />

continúa: “La misma Verdad. Vosotros no conocéis sus <strong>obra</strong>s. No conocéis sus caminos, los<br />

caminos por los que Yo he venido. El odio no puede conocer ni los caminos ni las <strong>obra</strong>s del<br />

Amor. Las tinieblas no pueden aguantar la vista de la Luz. Mas Yo conozco a Aquel que me ha<br />

enviado, porque Yo soy suyo, parte suya y un Todo con Él. Y Él me ha enviado para que<br />

cumpla lo que su Pensamiento quiere”. Nace un tumulto. Los enemigos se lanzan contra Él<br />

para ponerle las manos encima, para capturarle y pegarle. Apóstoles, discípulos, pueblo,<br />

gentiles, prosélitos reaccionan para defenderle. ■ Acuden otros a ayudar a los primeros, y<br />

quizás hubieran logrado su objetivo, pero Gamaliel, que hasta ese momento parecía ajeno a<br />

todo, deja su alfombra y va hacia Jesús --apartado hacia el pórtico por quienes le quieren<br />

defender-- y grita: “Dejadle. Quiero oír lo que dice”. Más que el pelotón de legionarios que, de<br />

la Antonia, acude para calmar el tumulto, hace la voz de Gamaliel. El tumulto cesa cual<br />

torbellino que se deshace, y el clamor se calma transformándose en rumor. Los legionarios,<br />

por prudencia, se quedan cerca del muro externo, pero ya sin función alguna. Gamaliel<br />

ordena a Jesús: “Habla. Responde a los que te acusan”. El tono es imperioso, pero no burlón.<br />

Jesús da unos pasos hacia delante, hacia el patio. Tranquilo, reanuda el discurso.<br />

Gamaliel permanece donde está, y sus discípulos se apresuran a llevarle alfombra y<br />

escabel para que esté cómodo. Pero él se queda de pie: los brazos cruzados, la cabeza baja, los<br />

ojos cerrados; concentrado en escuchar.<br />

. ● “Decís que el Mesías debe ser al menos un ángel ¿Dónde dice el Libro a un ángel<br />

«Tú eres mi Hijo. Yo te he engendrado»? El ángel no puede ser engendrado sino<br />

creado. ¿Y de qué naturaleza será ese Hijo si dice de Él: «Y adórenle todos los ángeles<br />

de Dios»? No podrá ser sino Dios como el Padre”.- ■ Jesús dice: “Me habéis acusado sin<br />

motivo, como si hubiera blasfemado en lugar de decir la verdad. Yo, no para defenderme,<br />

sino para daros la luz con el fin de que podáis conocer la Verdad, hablo. Y no hablo por Mí<br />

mismo, sino que hablo recordando las palabras en que creéis y por las que juráis. Ellas me<br />

dan testimonio. Vosotros, lo sé, no veis en Mí sino a un hombre semejante a vosotros, inferior a<br />

51

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!