Descargar PDF aquí - Difusión obra María Valtorta
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¿por qué tratáis de matarme?”. Precisamente aquellos que quieren matarle, gritan: “Pero Tú<br />
estás loco! ¡Eres un endemoniado! ¡Un demonio habla en Ti y te hace delirar y decir<br />
embustes! ¡Ninguno de nosotros piensa en matarte! ¿Quién quiere matarte?”. ■ Jesús: “¿Que<br />
quién? Vosotros. Y buscáis las disculpas para hacerlo. Y me echáis en cara culpas no<br />
verdaderas. Me echáis en cara --y no es la primera vez-- el que haya curado a un hombre<br />
en sábado. ¿Y no dice Moisés que tengamos piedad incluso del asno y del buey caídos, porque<br />
representan un bien para el hermano? ¿Y Yo no debería tener compasión del cuerpo enfermo de<br />
un hermano, para el cual la salud recuperada es un bien material y un medio espiritual para<br />
bendecir a Dios y amarle por su bondad? ¿Y la circuncisión que Moisés os dio por haberla<br />
recibido de los patriarcas, acaso no la practicáis también en día de sábado? Si<br />
circuncidando a un hombre en día de sábado no se viola la Ley mosaica del sábado, porque la<br />
circuncisión sirve para hacer de un varón un hijo de la Ley, ¿por qué os enojáis contra Mí si<br />
en día de sábado he curado a un hombre enteramente, en el cuerpo y en el espíritu, y he<br />
hecho de él un hijo de Dios? No juzguéis según la apariencia y la letra, sino juzgad con<br />
recto juicio y con el espíritu, porque la letra, las fórmulas, las apariencias, son cosas muertas,<br />
escenarios pintados, pero no verdadera vida, mientras que el espíritu de las palabras y<br />
apariencias es vida real y fuente de eternidad. Pero vosotros no entendéis estas cosas porque<br />
no las queréis entender. Vamos” . Y vuelve las espaldas a todos.<br />
* La manifestación final del Hijo del hombre será: como la del relámpago (Lc.17,22-25). ■<br />
Se dirige hacia la salida, seguido y Él circundado por sus apóstoles y discípulos, que le miran:<br />
con pena por Él, con enojo contra los enemigos. Él, pálido, les sonríe y les dice: “No<br />
estéis tristes. Vosotros sois amigos míos. Y hacéis bien siéndolo, porque mi tiempo se<br />
acerca a su fin. Pronto llegará el tiempo en que desearéis ver uno de estos días del Hijo<br />
del hombre, mas no podréis ya verlo. Entonces hallaréis confortación en deciros: «Nosotros le<br />
amamos y le fuimos fieles mientras Él estuvo entre nosotros». Y para burlarse de vosotros y<br />
haceros aparecer como locos os dirán: «Cristo ha vuelto. ¡Está <strong>aquí</strong>! ¡Está allá!». No creáis en<br />
esas voces. No vayáis, no os pongáis a seguir a estos falaces burladores. El Hijo del hombre,<br />
una vez que se haya marchado, no volverá sino cuando llegue su Día. Y entonces su<br />
manifestación será semejante al relámpago, que resplandeciendo surca el cielo de una<br />
parte a otra, tan rápidamente, que el ojo apenas puede seguirle. Vosotros, y no sólo<br />
vosotros, sino ningún hombre, podría seguirme en mi aparición final para recoger a todos<br />
aquellos que fueron, son y serán. ■ Pero antes de que esto suceda es necesario que el Hijo<br />
del hombre sufra mucho. Sufra todo. Todo el dolor de la Humanidad, y, además, sea repudiado<br />
por esta generación”. El pastor Matías observa: “Pero entonces, mi Señor, sufrirás todo el mal<br />
que será capaz de descargar sobre Ti esta generación”. Jesús: “No. He dicho: «Todo el dolor<br />
de la Humanidad». Ella existía antes de esta generación, y existirá, por generaciones y<br />
generaciones, después de ésta. Y siempre pecará. Y el Hijo del hombre gustará toda la<br />
amargura de los pecados pasados, presentes y futuros, hasta el último pecado, en su espíritu,<br />
antes de ser el Redentor. Y, ya en su gloria, todavía sufrirá, en su espíritu de amor, al ver<br />
que la Humanidad pisotea su amor. Vosotros no podéis entender por ahora... Vamos ahora a<br />
esta casa que me es amiga”.Y llama a una puerta, que se abre y le deja entrar, sin que el<br />
custodio muestre estupor por el número de personas que entran detrás de Jesús. (Escrito el<br />
3 de Septiembre de 1946).<br />
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1 Nota : Ju. 7,11-24; Lc. 17,20-25.<br />
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().<br />
7-487-380 (8-182-364).- Discurso sobre la naturaleza del Mesías (1) en el Templo, en el día de<br />
los Tabernáculos.<br />
* “Tenemos pruebas. Sabemos de dónde es Éste. Pero cuando venga el Mesías nadie<br />
sabrá de dónde es. ¡¡Pero de éste!! Es hijo de un carpintero de Nazaret”.- ■ Jesús se<br />
acerca lentamente. Pasa por delante de Gamaliel --que ni siquiera alza la cabeza--, y va al sitio<br />
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