La Sabiduría Mágica. Libro III «Mysteria Magica - Ekiria

Denning & Phillips Mysteria Magica 114
que se hace. Por ejemplo: el Este es el lugar del origen de la Luz. Por tanto, llevar al Este una
lámpara encendida es ofrecerla para identificarla con la Fuente de Luz, es decir, dedicarla y
espiritualizar su significado. Llevar, sin embargo, al Oeste una lámpara encendida es llevar la
luz a la oscuridad, iluminar los lugares en sombra, portar la iluminación. Hay que tener en
cuenta que las operaciones que supongan una aspiración a un Elemento o a las cualidades
representadas por el (a diferencia de las operaciones que propugnan una invocación de Fuerzas
Elementales) las posiciones adecuadas de los Elementos son las del Zodíaco: Este-Fuego,
Sur-Tierra, Oeste-Aire, Norte-Agua.
Dar un pisotón es una afirmación enfática de dominio sobre los poderes inferiores, externos e
internos. Se aplica principalmente al Adepto en su aspecto de Gran Andrógino Hermético,
proclamando su victoria sobre los elementos inferiores. Así, el blanco corcel alado Pegaso, el
emisario de Poseidón, dio un pisotón con su pezuña en la cumbre del Helicón para subyugar a
dicha montaña rebelde: además, de la huella apical surgió Hippocrene, la fuente sagrada de
las Musas. Por lo tanto, el mago, como Mitra, Heracles o cualquier otro héroe victorioso
sobre los poderes chtónicos –o simplemente en su personalidad mágica- puede dar un pisotón,
bien para señalar su voluntad de dominarlos, bien para indicar la liberación de su servidumbre
y su derecho a beber del néctar de la inspiración.
Sostener algo en alto es, en general, hacerlo actual y también manifestarse. Por ejemplo: en la
Consagración A. S. de la Espada, ésta se tiene en horizontal antes del acto de consagración y
después de consagrada se levanta con la hoja vertical mientras que se canta el triunfal Canto
de Iubar.
El estudiante de magia debe practicar el hacer gestos amplios y marcados. Puede que esto –
salvo si se es muy joven o tiene algo de experiencia teatral- le cueste un poco, pero este tipo de
gestos han de ser parte de su personalidad mágica y el sentido de ridículo debe ser dejado de
lado igual que al practicar la voz mágica.
La Luz Astral se pone en movimiento tanto por la presencia física del mago como por su
voluntad expresada. Una vez que el gesto se ha hecho significante se dará uno cuenta de que
la dirección y el modo de cada movimiento son tan expresivos como la propia mirada.
Tampoco hay que olvidar el doble sentido en el que actúa el movimiento expresivo. Aparte de
su efecto mágico propiamente dicho, hay que tener en cuenta que expresar un estado psíquico
es inducirlo, y hay que procurar el no introducir torpemente un estado inhibitorio del efecto del
propio ritual. Así, en el trabajo mágico hay que evitar todo tipo de movimientos que sugieran
o expresen cualidad inhibitorias tales como sumisión, inercia o desaliento. El tono
predominante en el ritual mágico ha de ser de coraje, generosidad y resolución –tanto activa
como pasiva- y las principales fuerzas que el mago ha de interpretar son las de la abundancia
y expansividad divinas. Ambas deben reflejarse en gesto y rito.
Así, por ejemplo, cuando la diosa Ishtar desciende a través de los infiernos para reclamar a
Tammuz, y cuando en el portal de cada una de las siete esferas adversas se desnuda de una de
sus vestiduras, su gesto al hacerlo no es de abyección ni de sumisión a los demonios de la
esfera: levanta y abre los brazos. Así avanza por su camino en signo de divinidad victoriosa.
Cuando llega al séptimo nivel –el más profundo- y renuncia a su ultima vestidura, entrando