La Sabiduría Mágica. Libro III «Mysteria Magica - Ekiria

Denning & Phillips Mysteria Magica 400
peculiaridad de refractar la luz de su superficie. El nombre griego para esta piedra,
Heliotropos, significa el buscador del Sol. Sin embargo, es un hecho que el aceite esencial de
la planta es de un olor muy parecido al de la vainilla, que es un auténtico incienso solar.
Entre los inciensos de Venus, muchos han sido evidentemente escogidos por su cualidad dulce
y sensual, pero también encontramos tres sustancias marinas verdaderamente notables:
ámbar, coral y ámbar gris. El primero es una forma de resina de pino que ha caído al mar, y es
más frecuente en las costas bálticas en donde los bosques crecen en el mismo borde de
acantilados y playas; desde allí, las gotas de ámbar pueden ser arrastradas por la corriente a
distancias considerables, fosilizándose en mayor o menor grado debido a la acción del agua
del mar. El ámbar que se usa como incienso no es la resina madura y completamente
endurecida que se utiliza para hacer collares; para el incienso necesitamos ámbar “joven”, que
es mucho más blando y el cual, cuando es quemado, todavía despide un reconocible olor a
aceite de pino. El coral, por otra parte, es usado únicamente teniendo en cuenta su atribución
a Venus cuando se añade a los inciensos, puesto que prácticamente no tiene olor ni agradable
ni de otra clase, y además no es combustible por sì mismo, pero el delicado color blanco o rosa
de algunas de sus especies, junto con su origen submarino, se asocia tan fuertemente con
Anadiómede que a menudo se utiliza teniendo en cuenta esta relación.
El ámbar gris, también por contraste, no es en modo alguno un hermoso material, pero arde
rápidamente y tiene un olor de penetrante dulzura; normalmente se le diluye formando una
tintura, de la cual sólo se añaden unas pocas gotas a la mezcla de incienso. Más podría
resultar recargado.
Las hierbas medicinales pertenecen a Mercurio, y entre éstas, lavanda e hinojo son notables
por su fragancia. La almaciga es una auténtica resina, con un olor particularmente delicado y
fugaz; por tanto, ha sido dedicada tradicionalmente al alado Mercurio. Su otro aspecto, el de
conductor de las almas que parten, ya ha sido mencionado en conexión con el estoraque y el
nardo.
El alcanfor es una resina de la Luna, tanto por la pureza de su fragancia como por su blancura
translúcida. El laurel dulce –Laurel nobilis- es una forma de laurel delicado y exquisitamente
aromática; y como el laurel está consagrado al Sol, así lo es el laurel dulce a la Luna. La
almendra y la avellana son maderas de la Luna, esta última especialmente usada por el
“Zahorí” o adivino. Las semillas aromáticas pertenecen a esta esfera por su asociación con
sus cualidades regenerativas, pero también porque ésta es la Puerta del Mundo Astral, en
donde se encuentran las semillas de aquellos eventos que más tarde se manifestarán sobre la
Tierra. El aceite de Jazmín, sin embargo, tiene que ver con la Puerta del Astral en diferente
modo. Al tratar de la Luna, debe ponerse siempre presente también a la Triple Diosa, y aquí
los lirios pasan a primer plano. En estas típicas plantas de la Luna tudas sus partes se dividen
en tres: tres o seis pétalos, tallos de sección triangular, hojas en remolino de tres.
El gálbano es nativo de Persia. No procede de una planta leñosa, sino de un grupo de especies
del orden de las Umbelíferas, el mismo orden al cual pertenece nuestro humilde perejil
silvestre. Otros miembros de este orden nos ofrecen sustancias tan diferentes como la
angélica (cuando estés comiendo un helado que contenga los dulces tallos verdes de esta