La Sabiduría Mágica. Libro III «Mysteria Magica - Ekiria

Denning & Phillips Mysteria Magica 259
con impecable coraje,
Conociendo la fuerza
de tus trenzadas fibras
endurecidas, veraces.
Gloriosa, brillante,
gozosa y flexible,
al dorado Sol
con alegría saludas:
pariente es tu hoja
de los más brillantes rayos
de tu luz cegadora.”
Moverse en el sentido del reloj al Este del Bomos y ponerse mirando hacia el Oeste a través
de él. Extender ambas manos de forma que las palmas queden a unos 20 cm.
aproximadamente por encima de la Espada. La mano izquierda estará sobre la empuñadura y
la derecha sobre la hoja hacia la punta. Entonar:
“El Dios Cojo creó y forjó la Espada; para el fiero Dios de la Guerra forjó la Espada. El Dios
Cojo, su hacedor, el que cayó desde la altura del cielo a la profundidad del océano, forjó la
Espada y la dotó de su propia naturaleza. A la Espada, el niño serpiente, hizo partícipe de su
misterio. Esta fue la hazaña del Dios Cojo.
Luego la Espada fue favorecida por el fiero Dios de la Guerra.
Empuñó éste la Espada, la empuñó y la blandió en alto con exultación. Hendió el aire con
ella y sus destellos golpearon la tierra. La luz del Sol hizo arder de resplandor la hoja de la
Espada, y la Espada fue suya. Así hizo suya la Espada y en su dominio fue su poder supremo.
Esta fue la hazaña del Dios de la Guerra.
Y los Sacerdotes levantaron sus escudos y los entrechocaron, los entrechocaron con un
estrépito como de truenos; y bailaron con el agudo lamento de las flautas. Esta fue la hazaña
de los Sacerdotes.
Entonces fue la aguerrida Espada campeona de todos los hombres, ¡Oh sí!, de todos los
hombres que con corazón verdadero buscaron la ayuda de su fuerza. Esta fue la hazaña de la
Espada.”
Volver, siempre moviéndose en el sentido del reloj, al Oeste del Bomos y ponerse mirando
hacia el Este. Poner incienso en el incensario y luego incensar la Espada haciendo oscilar el
incensario dos veces hacia el mango, dos veces hacia la punta y una vez a través del centro de
la hoja. Dejar el incensario. Empuñando la Espada con la mano derecha, apoyar la hoja por
cerca de la punta sobre el brazo izquierdo, de forma que la hoja quede horizontal delante de
uno, muy cerca, pero sin llegar a tocar al cuerpo. En un susurro claramente audible, dirigirse a
la Espada diciendo lo siguiente:
“!Oh Espada!, oye las palabras dichas por el Sacerdote de Vulcano delante del Dios y
delante de los altares.
“Muy lejos de aquí decreto que se vayan aquellos que han incorporado el mal a la obra
de sus manos, o que han sido movidos en su corazón hacia él.”
¡Oh Espada! Guarda estas palabras del Sacerdote de Vulcano.”