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La Sabiduría Mágica. Libro III «Mysteria Magica - Ekiria

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Denning & Phillips Mysteria <strong>Magica</strong> 117<br />

cosechas. O bien, para considerar otro ejemplo diferente, el vértigo producido por el girar de la<br />

danza circular (diseñado quizás al principio para imitar a la revolución solar) podría ser<br />

suficiente en el caso de los más sensitivos para inducir una hipnosis ligera, llevando<br />

verdaderamente a un estado de éxtasis. En ambos casos, en la danza de fertilidad y en la<br />

danza de éxtasis religioso, se introducirían otros factores tales como la ocasión apropiada, los<br />

ritmos y melodías convenientes y los movimientos justos necesarios para conseguir el<br />

propósito específico de la danza. Es verdad que no todas las danzas agrícolas son<br />

directamente eróticas, ni todas las danzas extáticas son vertiginosas, pero la historia de la<br />

humanidad muestra ambas asociaciones de conceptos, el erótico-geopónico y el cósmicoestático,<br />

lo suficientemente a menudo como para considerarlos importantes para nuestros<br />

propósitos.<br />

Una vez que el principio de la danza mágica quedo establecido –y debió haber sido aceptado<br />

en una época muy primitiva- la adaptación a todo tipo de cuestiones de un instrumento tan<br />

potente como “el encantamiento de los pasos entrelazados y de las ondulaciones de las<br />

manos” era sólo cuestión de necesidad y tiempo. el hechicero de la conocida pintura<br />

prehistórica de la Cueva de los Tres Hermanos en Ariège (Francia) está enmascarado y<br />

bailando; lo está también la figura central de un grupo masculino esculpido en la roca de los<br />

tiempos predinásticos en el Sur de Egipto: el éxito en la casa parece sencillamente haber sido<br />

el propósito de ambas representaciones de actos mágicos, y muchas figuras comparables<br />

existen por doquier en el arte primitivo. En el mismo Egipto, en una época posterior, las<br />

bendiciones y favores divinos de Hathor eran dispensados al pueblo durante sus festividades<br />

por medio de danzas que la Suma Sacerdotisa ejecutaba, más o menos igual que,<br />

posteriormente y durante muchos, en Inglaterra comunidades rurales mediante las cabriolas<br />

del “Hombrecillo Verde”, en su atavío de piel de becerro y follaje. Pero probablemente la<br />

comparación es mucho más exacta con el majestuoso progreso de Salü y Saliae en el festival<br />

anual Romano del primero de Marzo, en el que vestidos con brillantes atavíos ejecutaban una<br />

danza procesional de gesto y actitudes rituales, con acompañamiento de instrumentos<br />

musicales y de himnos en honor a Marte y a las tres grandes diosas, Juno, Venus y Minerva.<br />

Es digno de mención el hecho de que aunque en tiempos modernos el término “danza” se<br />

asocia especialmente con movimientos de los pies, en el mundo antiguo –según aparece en<br />

referencias literarias y en artes las plásticas- la idea de danza tenía mucho más que ver con<br />

movimientos del tronco y de los brazos. Aunque en algunas representaciones Egipcias y<br />

Clásicas se índica una acción específica de los pies, el énfasis no se traslado al uso conspicuo<br />

de los mismos hasta la Edad Media. <strong>La</strong> fórmula de “dos pasos adelante, uno atrás”, que en<br />

algunos relatos se asociaba con la cura de las patologías danzarinas medievales, y en otros<br />

con un tipo de progreso ritual o peregrinaje, adquirió en dicha época un curioso significado<br />

mágico: se trata, en verdad, de uno de esos ritmos cuya ejecución desconcierta a la consciencia<br />

física y puede producir un cierto grado de trance. Aunque ya en épocas mucho más tempranas<br />

es notoria la insistencia en que un ritmo muy marcado –cualquiera que fuera el movimiento<br />

corporal concreto- era el encuentro de Saúl con una “compañía de profetas” es predicho por<br />

Samuel en los siguientes términos: “encontrarás una compañía de profetas descendiendo de<br />

los altos lugares con salterio, pandero, flauta y arpa por delante de ellos, y ellos profetizarán.<br />

Y el espíritu del Señor vendrá sobre ti y tú profetizarás con ellos y serás mudado en un<br />

hombre nuevo”. El Vudú, del cual un rasgo esencial es la posesión de la Loa durante la danza,

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