La Sabiduría Mágica. Libro III «Mysteria Magica - Ekiria

Denning & Phillips Mysteria Magica 78
envuelto por la forma característica de su deidad). Se concluye con la adopción de la forma
divina re-centrándose en la personalidad mágica mientras que se permite que vaya
desapareciendo de la conciencia la formulación divina. Debe aprender a sentirse cómodo
dentro de ella, pero guardará silencio mientras se mantiene la forma divina. Con el
crecimiento de su amor y entendimiento hacia la deidad, la técnica misma también aumentara
en riqueza y significado.
El adorador deberá siempre que sea posible, visitar santuarios históricos de su deidad, o
lugares donde los mismos se ubicaron. Allí debe rendir culto, siempre realizando al menos
algún acto de adoración, pasando algún tiempo en meditación y asumiendo en silencio la
forma divina.
Es necesario que el estudiante esté constantemente atento a lo idóneas que puedan ser, en
relación a su deidad, las formas de culto que ha ido compilando. Si al avanzaren
entendimiento y percepción descubre fallos a ese respecto, los ira corrigiendo.
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Hay que tener en cuenta que, al desarrollar una relación con un poder divino, el operador
recibe en la proporción que da; y cuando la aproximación a una divinidad se hace al modo
exaltado e intensamente mágico que este trabajo requiere, niveles cada vez más altos de la
psique se van progresivamente involucrando en reciprocidad con la deidad. Esto es un signo
de que la operación progresa hacia un fin feliz, pero no es suficiente todavía para proceder a la
fase final de la misma. Porque no es poca cosa, y no desde luego para tomarse a la ligera, lo
que la fase final de la operación traerá consigo, a saber, la unificación de la propia conciencia
con la fuerza divina viviente.
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La fase final de la operación tendrá lugar cuando todo el trabajo previo se halla hecho realidad
y cuando el vínculo entre el dios y el devoto sea de tal intensidad como para compeler a la
culminación.
El lugar para ello puede ser el oratorio personal, un santuario tradicional de la deidad o un
punto focal histórico de su culto, o bien en ciertas circunstancias, podría ser un lugar que, por
sus características naturales o por su belleza, llevarán al cultista a la convicción de que su
dios esta allí.
Pera llevar a cabo el clímax del trabajo, el operador procede con la Fórmula Deífica, que
combina la Fórmula de la Triple Vibración con la técnica de la adopción de la Forma Divina,
empleando en ella el nombre de su deidad.
La Fórmula Deífica.
1) El operador hace una adoración a su deidad.
2) Establece la intención de unir su conciencia con su deidad.
3) Asume la Postura de la Vara y la Respiración Rítmica.
4) Visualiza la Corona Flammae como una intensa esfera pulsante de blanca brillantez.