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La Sabiduría Mágica. Libro III «Mysteria Magica - Ekiria

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Denning & Phillips Mysteria <strong>Magica</strong> 118<br />

trabaja con tambores consagrados para el culto. Los ritos de “la diosa Siria” son descritos en<br />

el “Asno de Oro” de una forma muy general y poco seria: el propósito de Apulerius (Lucio<br />

Apuleyo) es satírico. Pero en cierto lugar menciona una danza salvaje de “gentes ataviadas de<br />

diversos colores, con las caras pintadas, mientras en las cabezas, vestiduras de color azafrán,<br />

sobrepellices de seda y zapatos amarillos” que “empezaban a arrojarse aquí y allá, como<br />

locos” hiriéndose finalmente los brazos con cuchillos como si fueran insensibles al dolor. En<br />

otros puntos del episodio hay el “toque de Címbalos para conseguir limosna”, “Tímpanos,<br />

Címbalos” de modo que podemos concluir sin lugar a dudas que la danza era también<br />

acompañada por la música típica del culto. Lo cual también se relaciona con la danza en el<br />

culto de Cibeles y Attis, como en la descripción poética de Catullus (Cayo Valerio Cátulo):<br />

“... adonde los Címbales dan voz y las panderetas responden, en donde las curvadas flautas<br />

de los Frigios sollozan.”<br />

Un uso mágico de la danza completamente diferente es el de crear un punto focal para las<br />

energías de un rito, que si no tenderían a difundirse en el tiempo o en el lugar de trabajo. En el<br />

rito inglés tradicional de Bealteinne tal punto focal lo constituía la danza circular del Palo de<br />

Mayo, con el entretejido de cintas alrededor del alto palo central. <strong>La</strong>s cintas, además de<br />

constituir un adorno y un registro del curso de la danza, y además de capturar y hacer<br />

prisionera a la fuerza del Dios de la fertilidad en su emblema, compelían a los danzantes a<br />

seguir una entretejida trayectoria definida y contenida dentro de un círculo exacto alrededor<br />

del Palo de Mayo. Los “laberintos”, que desde los tiempos prehistóricos se han constituido en<br />

toda Europa, ya en piedra, ya en césped, o en cualquier otro material, servían evidentemente a<br />

un propósito idéntico. Como tales, se conmemoraron en las antiguas monedas de Creta, y<br />

eran conocidos en Italia, en donde hace dos mil años Virgilio (Eneida, libro V, línea 575-603)<br />

tuvo dificultades en tratar de explicar en forma legendaria por qué tales intrincadas idas y<br />

venidas recibían el nombre de “juegos Troyanos”. No es sorprendente el averiguar que un<br />

laberinto, cuyos restos eran equivocadamente llamados “Morada de Rosamunda” en los<br />

tiempos medievales, existía en Londres cerca del antiguo templo que los romanos rededicaron<br />

a Diana y que, a su vez, se convirtió en el asentamiento de la Catedral de St. Paul. Es, sin<br />

embargo, más sorprendente el encontrar preservado en la misma catedral el tipo de laberinto<br />

de Dédalo, con énfasis además en el hecho de que Teseo sólo pudo recorrerlo con la ayuda de<br />

Ariadna. También hay otro que forma un diseño en el suelo de la Catedral de Chartes. El por<br />

qué están allí nadie lo sabe, pero se puede aventurar la suposición de que los laberintos<br />

estaban ya como parte de un asentamiento sagrado precristiano. Los constructores de la<br />

nueva religión destruirían mucho al apropiarse el lugar –compruébese la adopción por doquier<br />

de los Santos Lugares ya existentes como asentamientos de edificaciones cristianas-, pero e<br />

un laberinto místico que les era muy querido no osarían destruir toda traza. En cuanto a la<br />

dedicación original de tales laberintos Sagrados, no tenemos más que tener en cuenta que los<br />

romanos asimilaron el de la ciudad de Londres a Diana, que la antigua Troya era una cuidad<br />

de la Diosa y del rey lunar Minos, apareciendo en el laberinto en el mito como la morada del<br />

Minotauro o Toro de la Luna. Parece que también Milton sabía de esta asociación lunar,<br />

porque en una estrofa que mucho editores incluyen con asterisco en su “Himno de Navidad”<br />

hay una descripción del amanecer:<br />

“Y las Hadas de amarilla falda<br />

vuelan tras los corceles de la noche, dejando atrás

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