La Sabiduría Mágica. Libro III «Mysteria Magica - Ekiria

Denning & Phillips Mysteria Magica 291
parte, se pone debajo de la hoja para sostenerla, de modo que en un único movimiento lento el
Buril es elevado hasta el nivel del centro del corazón. Entonar:
Desde tu Aéreo Trono contempla este Buril que, con el trabajo de mis propias manos, con el
celo del Aguador, la sensibilidad de la Balanza y la prontitud de las Gemelos, he preparado
para el gobierno de las fuerzas del Aire en las operaciones del Arte Mágico. Que él inscriba
tu nombre para que el mundo pueda conocer tus vías.”
Dejar el Buril sobre el Bomos, en la misma posición que antes. Poner las manos sobre él como
para cubrir sus alas, haciendo descansar los pulgares sobre el nudo y señalando con los dedos
hacia delante:
En la Noble Alquimia de la Gran Obra, con mi ofrecimiento de lo que ha sido preparado, mi
alma se ofrece a si misma, no para ser destruida o para evitar cumplir con el propósito de su
ser, sino porque en el servicio a la Divinidad es donde se encuentra el verdadero propósito y la
verdadera realización. Este es el deseo que me impulsa a realizar este rito: con el ofrecimiento
del Buril de mi mano, el Buril de mis acciones esté presto para dicho servicio.”
Se levantan ambas manos y se llevan a una posición aproximadamente vertical, con las
palmas hacia el frente. Manteniendo esta posición, declamar:
“Así habla vuestro Dios:
¿Cómo me veréis? ¿Cómo me concebiréis? ¡Contempladme!:
yo soy la rueda giratoria sobre la que se asientan las doce ciudadelas regias, seis iluminadas
con lámparas y las otras seis sumidas en oscuridad. Seis son ciudadelas de vida y las vientos
vitales soplan sobre ellas, seis son ciudadelas de muerte, y en ellas los vientos barren las
formas como lo son las hojas secas por los vientos invernales: pero todas son mías, las de luz
y las de sombra, y dentro de las ciudadelas oscuras moran con seguridad todos los seres
terrestres, que son míos. Cae la noche y ellos duermen; volverá el día, y ellos despertarán
restablecidos.
He puesto las doce ciudadelas bajo nuestro cuidado, cual centrales de energía desde las que
cada edad será regida en su hora señalada. Si así lo hacéis, trabajaréis con mi poder. Si así lo
hacéis, cumpliréis mi voluntad. Así habla nuestro Dios.
¡Levantémonos entonces en su Nombre de Misericordia! ¡Levantémonos en su Nombre de
Poder! –porque él nos ha dado las llaves de las ciudadelas y su mecanismo nos ha hecho
entender.”
Bajar las manos: poner la izquierda sobre el Pentáculo de la Quintaesencia y la derecha sobre
el Buril, con la palma centrada sobre el nudo. Entonar: