Bar-Matrioshka-y-otras-historias_ebook
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BAR MATRIOSHKA y <strong>otras</strong> <strong>historias</strong> Alexis López Vidal<br />
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- Aquí la tenga vuestra merced, primo, que en servicio a Dios<br />
la he conducido por mis heredades con el mayor cuidado.<br />
Mi señor le dio las gracias al pariente, y le dio muchos saludos<br />
y le deseó grandes bondades para él y todos los suyos, pero me sabía<br />
yo bastante que de este familiar no quería el bueno de don Rodrigo<br />
mucha parte. Y así despedidos, partimos al cuidado del lignum crucis,<br />
que iba encofrado en una caja enjoyada que estimé de gran valor, de<br />
tres frailes que venían desde Italia y de un escribidor que tomaba<br />
apuntes de esta historia para el archivo de los monjes, como supe<br />
después. Yo no temía que tuviéramos percance con ladrones, que de<br />
hombres íbamos servidos, una docena arrastraba don Rodrigo tras su<br />
montura, y era número suficiente para persuadir a cualquiera, pero<br />
hice un rezo muy sentido a sabiendas de que si tocaba desenvainar la<br />
espada ahí sí que tendríamos problema, que eran todos los hierros de<br />
la armería con mucha herrumbre del tiempo, y los hombres poco<br />
motivados, porque mi señor en el cuidado de los unos y en las<br />
soldadas de los otros era escaso.<br />
Como el camino se hizo cansado y el cielo se llenó de nubes,<br />
y éstas no eran invisibles a los ojos como la tormenta que decía mi<br />
señor cuando la moza Margarita, toda vez que hubimos llegado a la<br />
casa de don Rodrigo dio éste el mandamiento de acomodar a los<br />
frailes y hacer allí la noche. Y al igual que me pasaba a mí, al bueno<br />
de mi señor le entraron ganas de mirar en privado la reliquia, que<br />
pocas veces está uno ante un objeto que ha tocado por cierto la mano<br />
del mismo Dios. Y con la excusa de pretender hacer oración sentida<br />
en la capilla, la pidió prestada a sus dueños y se la llevó consigo.<br />
- La apertura de este cofre no es sólo por cuenta mía,<br />
Rebollones, que creer dignas mis oraciones de esta reliquia es<br />
soberbia, y eso es pecado. Ven, reza conmigo, que mayores y mejor<br />
conocidas son tus faltas y por tanto más justa necesidad de poderes<br />
divinos tienen tus plegarias – con esta excusa encontró razón don<br />
Rodrigo para husmear el aspecto que la reliquia presentaba.<br />
Dicho lo cual dio mi señor seguida apertura al cofre y vistazo<br />
a su interior, cosa que también yo hice, y era un trozo pequeño de<br />
una madera oscura lo que adentro había.<br />
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