Bar-Matrioshka-y-otras-historias_ebook
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BAR MATRIOSHKA y <strong>otras</strong> <strong>historias</strong> Alexis López Vidal<br />
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- ¡No se marche aún! – solicitó una vocecilla desde algún<br />
punto del desván.<br />
- ¿Quién anda ahí? – preguntó, escudriñando, forzándose en<br />
distinguir alguna silueta en la que antes no hubiera reparado.<br />
- ¡Aquí! – indicó la vocecilla – aquí abajo, en la caja…<br />
Miró en derredor y no vio a nadie; salvo a sí mismo, reflejado<br />
en el espejo. Inclinó la mirada y sólo distinguió sus zapatos<br />
perfectamente anudados y el ítem 32, caja de raso; contenido, una<br />
varita.<br />
- ¡Oiga! ¡Estoy aquí, en la caja! Cójame, haga el favor…<br />
Se sobresaltó al pensar por un instante que la aflautada voz<br />
brotaba acaso de la varita de mago, retrocedió, trastabilló con uno de<br />
los baúles de ropa «estrafalaria», se apoyó para no caer y en el aire se<br />
elevó una nueva nube de polvo.<br />
- ¡Atchús! – estornudó con vehemencia.<br />
- ¡Salud! – le respondió la varita.<br />
- Gracias… - correspondió - ¡un momento! Me he vuelto loco.<br />
Esto no puede estar pasando. Las cosas no hablan. Ni piensan ni…<br />
¡nada!<br />
- Oiga, haga el favor, cójame un instante – suplicó la varita –<br />
llevó años dentro de esta caja. Cójame, no sea tímido, y se lo explicaré<br />
todo. No se arrepentirá.<br />
Aturdido, se inclinó y extrajo la varita, sosteniéndola por un<br />
instante frente a los ojos. Observándola de cerca parecía de lo más<br />
vulgar.<br />
- Tiene usted unos dedos muy suaves, es de agradecer… -<br />
dijo de pronto la varita.<br />
Se asustó y la apartó de su cara de inmediato, y la varita<br />
proyectó un haz luminoso que inundó la estancia, iluminándola por un<br />
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