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Bar-Matrioshka-y-otras-historias_ebook

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BAR MATRIOSHKA y <strong>otras</strong> <strong>historias</strong> Alexis López Vidal<br />

<br />

que si hiciera restallar un látigo - ¡eh, Wally! si vuelves a llegar tarde te<br />

largas ¿entiendes? Prefiero darle tu puesto a este escuálido pelirrojo<br />

que seguir despilfarrando un sueldo contigo…<br />

Red Krueger sabía perfectamente que el capataz no hablaba<br />

en serio; aquel tipo, Wally, enmarcaba entre sus hombros una espalda<br />

que doblaba en tamaño a la suya, pero no estaba dispuesto a diluirse<br />

en apenas un nombre grabado en una mesa de madera o una viga<br />

desde la que colgarse.<br />

- Haré cualquier cosa. Trabajaré el doble por la mitad de<br />

dinero – exclamó Red.<br />

El capataz esbozó una sonrisa despreciativa y chasqueó los<br />

dedos de una mano antes de añadir:<br />

- Eso ya lo hacen todos.<br />

Red Krueger comenzó a trazar mentalmente una «R» sobre la<br />

tabla rasa de su vida, y se asqueó al acariciar la idea de retornar al<br />

camastro polvoriento en el que su madre lo parió, a él y a otros siete<br />

hermanos, a cientos de kilómetros donde malvivían las alimañas y la<br />

basura inmigrante de Custer County, Nebraska, Dios nos bendiga.<br />

- Trabajo nocturno – añadió el capataz, haciendo regresar a<br />

Red Krueger de la atmósfera cargada del hogar que quedaba tan lejos<br />

– te ofrezco el turno de noche. Nadie lo quiere. El último que contraté<br />

ni siquiera se despidió, el muy bastardo. Vuelve esta tarde, sobre las<br />

siete, y te explicaré en qué consiste. Y si llegas tarde no te molestes en<br />

volver, prefiero darle tu puesto a este escuálido trozo de carne – dijo<br />

señalando medio costado de vaca que pendía de un garfio - que<br />

despilfarrar un sueldo contigo…<br />

Red Krueger se permitió sonreír. Al menos el trato era el<br />

mismo para todos, se dijo tras despedirse y mientras se encaminaba<br />

en pos de un lugar donde comer por menos de 20 centavos.<br />

» El trabajo era duro, ingrato como la fama del mismo<br />

demonio, consistente en descolgar primero la carne que no había sido<br />

procesada durante el día y que ya destilaba un sutil aroma a<br />

<br />

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