13.05.2013 Views

Bar-Matrioshka-y-otras-historias_ebook

Bar-Matrioshka-y-otras-historias_ebook

Bar-Matrioshka-y-otras-historias_ebook

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

BAR MATRIOSHKA y <strong>otras</strong> <strong>historias</strong> Alexis López Vidal<br />

<br />

La puerta estaba decorada con adornos navideños –<br />

espumillón plateado, pequeños copos de nieve pintados con espray<br />

sobre el cristal y algunas bolas con la brillante cubierta descascarillada<br />

- de modo que o bien había sido objeto de una abducción en la<br />

carretera y devuelto seis meses más tarde o, con mayor probabilidad,<br />

deduje, no habían retirado la decoración de navidad en medio año.<br />

Me propuse entrar, hacer una llamada al servicio de atención en<br />

carretera y no demorar en lo más mínimo mi marcha. Al entrar la<br />

puerta hizo sonar una campanilla.<br />

La recepción estaba ridículamente pintada de un rosa pálido<br />

combinado con verde pistacho. Eso es más de lo que un hombre<br />

puede soportar a las cuatro de la madrugada, y más si es escritor de<br />

guías de viaje. Comencé a redactar mentalmente un artículo titulado<br />

«Motel Paradise. Por qué el estilo murió con él». No había nadie tras el<br />

mostrador así que no vacilé en usar con insistencia el timbre.<br />

- En seguida estoy con usted – dijo alguien detrás de mí.<br />

- Oh, perdón, no le había visto – me disculpé. Por supuesto<br />

que no le había visto, ¿cuándo había entrado? ¿cómo? No había<br />

vuelto a oír sonar la campanilla de la puerta. Pero ahí estaba. Un<br />

sujeto de mediana edad, delgado, llevaba un pequeño bigote<br />

recortado y vestía chaleco de lana. Me recordó a John Waters. No me<br />

hubiera sorprendido que él y Divine regentaran un motel de carretera<br />

secundaria pintado de rosa pálido y verde pistacho.<br />

- ¿En qué puedo servirle? – me preguntó tomando posesión<br />

de la estridente recepción del motel - ¿habitación individual?<br />

- No, eh… - titubeé. La idea de quedar atrapado en aquel<br />

lugar siquiera por una noche me provocó un incontenible escalofrío –<br />

he tenido un problema con mi coche. ¿Puedo usar su teléfono?<br />

- ¡Por supuesto! – contestó de inmediato el recepcionista - ¿se<br />

encuentra usted bien? ¡no habrá nadie herido…! ¿verdad?<br />

- No, no. Ha sido una simple avería. Yo estoy perfectamente.<br />

Sólo tengo las plantas de los pies doloridas. No se imagina lo que me<br />

ha costado llegar a este sitio en mitad de la noche - le respondí.<br />

<br />

185

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!