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Javier Echeverría EUCARISTÍA Y VIDA CRISTIANA<br />
sobre todo por el "arte de la oración", ¿cómo no sentir una<br />
renovada necesidad de estar largos ratos en conversación es-<br />
piritual, en adoración silenciosa, en actitud de amor, ante<br />
Cristo presente en el Santísimo Sacramento? ¡Cuántas veces,<br />
mis queridos hermanos y hermanas, he hecho esta experien-<br />
cia y en ella he encontrado fuerza, consuelo y apoyo!» 18 .<br />
¡Con qué frecuencia convendrá que dejemos la comodi-<br />
dad de nuestra casa para pasar un rato físicamente cerca de<br />
Jesús en una iglesia, quizá fría en invierno, o calurosa en ve-<br />
rano! O bien alargar el trayecto de regreso al hogar, después<br />
del trabajo, para saludar sin prisa al Santísimo Sacramento.<br />
Quizá sean pocos minutos, porque nuestros deberes no nos<br />
permiten permanecer más tiempo. Pero esos breves instantes<br />
bastan para que el alma abandone en el Corazón de Jesús las<br />
preocupaciones que arrastra, y se realice de nuevo ese mara-<br />
villoso intercambio de caridad en el que siempre salimos ga-<br />
nando. Nos levantaremos más ligeros y alegres, con paz para<br />
nosotros mismos y para los demás.<br />
De ordinario, miramos a Dios como fuente y contenido<br />
de nuestra paz: consideración verdadera, pero no exhaustiva.<br />
No solemos pensar, por ejemplo, que también nosotros «po-<br />
demos» consolar y ofrecer descanso a Dios. Así han proce-<br />
dido los santos; como muchas personas procedieron con Je-<br />
sús —Dios y Hombre— mientras estuvo sobre esta tierra.<br />
Juan Pablo II recoge en su carta Dies Domini un texto de san<br />
Ambrosio, donde —de forma indirecta— alude al consuelo<br />
y descanso de Dios en la criatura: «Gracias pues a Dios Nues-<br />
tro Señor que hizo una obra en la que pudiera encontrar des-<br />
canso. Hizo el cielo, pero no leo que allí haya descansado;<br />
hizo las estrellas, la luna, el sol, y ni tan siquiera ahí leo que<br />
haya descansado en ellos. Leo, sin embargo, que hizo al hom-<br />
18 Juan Pablo II, Carta encíclica Ecclesia de Eucharistia, 17-IV-2003, n. 25.<br />
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