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Javier Echeverría EUCARISTÍA Y VIDA CRISTIANA<br />
bre y que entonces descansó, teniendo en él uno al cual po-<br />
día perdonar los pecados» 19 .<br />
Evidentemente, con nuestra devoción y nuestra piedad<br />
eucarística, tratamos al Maestro como amigo, le acogemos en<br />
el alma. Una escena evangélica ayuda a reflexionar sobre esta<br />
espléndida realidad de amor. En Betania, seis días antes de la<br />
Pascua, ofrecieron una cena a Jesús. «Marta servía, y Lázaro<br />
era uno de los que estaban a la mesa con él. María, tomando<br />
una libra de perfume muy caro, de nardo puro, ungió los pies<br />
de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se llenó de la fra-<br />
gancia del perfume» (Jn 12, 2-3).<br />
Tres hermanos pendientes del Señor: uno a su lado, co-<br />
mensal de la misma mesa; una, sirviéndole; otra, ungiéndole.<br />
Compañía, servicio, amor. Este pasaje resume las coordena-<br />
das de nuestra devoción eucarística. Bajo el velo de las espe-<br />
cies eucarísticas, Jesús se halla encerrado en el tabernáculo:<br />
«Cuando te acercas al Sagrario —escribe san Josemaría—<br />
piensa que ¡Él!... te espera desde hace veinte siglos» 20 . Con<br />
nuestros detalles de cariño, con nuestras visitas al Santísimo,<br />
podemos lograr que se sienta acompañado, lo mismo que<br />
cuando conversaba con Lázaro; que se sienta servido con los<br />
cuidados de Marta, que dedicaba al Maestro toda su compe-<br />
tencia profesional de ama de casa; que se sienta amado con la<br />
esplendidez de María, que no reparó en gastos ni en farisai-<br />
cos escándalos. Agradezcamos más esta posibilidad de ofrecer<br />
a Jesús sacramentado nuestro corazón y nuestra Iglesia como<br />
una Betania constante, porque cultivemos nosotros las dis-<br />
posiciones y las obras de aquellos tres hermanos.<br />
No hay aquí asomo de utopías, porque el Cristo del Sa-<br />
grario es el mismo que caminó por Palestina y que aquella<br />
tarde acudió a la mesa de Lázaro en Betania. Con palabras de<br />
19 San Ambrosio, Comentarios al Hexameron, VI, 10,76.<br />
20 San Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino, n. 537.<br />
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