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Javier Echeverría EUCARISTÍA Y VIDA CRISTIANA<br />
Cristo, veríamos que ante nuestros ojos se realizan milagros<br />
como los de la época apostólica.<br />
»Porque ahora también se devuelve la vista a ciegos, que<br />
habían perdido la capacidad de mirar al cielo y de contemplar<br />
las maravillas de Dios; se da la libertad a cojos y tullidos, que<br />
se encontraban atados por sus apasionamientos y cuyos cora-<br />
zones no sabían ya amar; se hace oír a sordos, que no desea-<br />
ban saber de Dios; se logra que hablen los mudos, que tenían<br />
atenazada la lengua porque no querían confesar sus derrotas;<br />
se resucita a muertos, en los que el pecado había destruido la<br />
vida. Comprobamos una vez más que la palabra de Dios es<br />
viva y eficaz, y más penetrante que cualquier espada de dos filos<br />
(Hb 4, 12) y, lo mismo que los primeros fieles cristianos, nos<br />
alegramos al admirar la fuerza del Espíritu Santo y su acción<br />
en la inteligencia y en la voluntad de sus criaturas» 7 .<br />
Nuestros contemporáneos, no menos que los hombres y<br />
las mujeres de otras épocas, experimentan en lo más hondo<br />
de sus corazones la necesidad de encontrar a Alguien que<br />
sacie sus hambres de vida eterna. Lo advertía Juan Pablo II,<br />
en su Carta apostólica programática para el nuevo siglo.<br />
Comentando el deseo de algunos griegos por ver a Jesús, que<br />
nos relata el Evangelio (cfr. Jn 12, 21), el Papa escribía:<br />
«Como aquellos peregrinos de hace dos mil años, los hom-<br />
bres de nuestro tiempo, quizás no siempre conscientemente,<br />
piden a los creyentes de hoy no sólo "hablar" de Cristo, sino<br />
en cierto modo hacérselo "ver". ¿Y no es quizá cometido de<br />
la Iglesia reflejar la luz de Cristo en cada época de la historia<br />
y hacer resplandecer también su rostro ante las generaciones<br />
del nuevo milenio?<br />
«Nuestro testimonio sería, además, enormemente defi-<br />
ciente si nosotros no fuésemos los primeros contempladores<br />
de su rostro. El Gran Jubileo nos ha ayudado a serlo más pro-<br />
7 San Josemaría Escrivá de Balaguer; Es Cristo que pasa, n. 131.<br />
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