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Javier Echeverría EUCARISTÍA Y VIDA CRISTIANA<br />
del Cenáculo se había convertido en fuego y viento impe-<br />
tuoso, que propagaría suave y fuertemente la Palabra hasta<br />
los confines del mundo y de la historia.<br />
También nosotros, con el encendimiento y el impulso de<br />
la Eucaristía, a partir de nuestra entrega y de nuestro amor a<br />
todas las gentes, iremos a sembrar para gloria de Dios, esta<br />
semilla en las almas. Nuestra experiencia de Cristo es real, no<br />
se queda en una ficción: verdaderamente le tocamos, le ve-<br />
mos, le oímos, como aquellos primeros, con la diferencia de<br />
que esa experiencia se realiza a través del velo sacramental.<br />
Por eso, los cristianos de hoy, como los discípulos que mira-<br />
ron y escucharon a Jesús, estamos de algún modo en condi-<br />
ciones de repetir: «Nosotros no podemos dejar de hablar lo<br />
que hemos visto y oído» (Hch 4, 20). Alimentada por la Eu-<br />
caristía, el alma sacerdotal se muestra y actúa como alma<br />
apostólica.<br />
Dialogando con Jesús en la Eucaristía, todos los cristia-<br />
nos, como aquellos primeros que experimentaron su cariño<br />
omnipotente y salvífico, aprenderemos de esa presencia suya<br />
—silenciosa y constante— a ser humildes, serviciales, pa-<br />
cientes; seremos como Cristo, nos identificaremos con Él,<br />
nos haremos una cosa con Él; actuaremos como escribía san<br />
Pablo: «No por rivalidad ni por vanagloria, sino con humil-<br />
dad, considerando cada uno a los otros como superiores,<br />
buscando no el propio interés, sino el de los otros. Tened en-<br />
tre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús»<br />
(Flp 2, 3-5). E igualmente progresaremos en la decisión de<br />
ocuparnos de las cosas del Padre, con generosidad infatigable<br />
para que cuantos nos rodean —parientes, amigos, colegas—<br />
descubran su vocación de hijos de Dios en Cristo.<br />
Desde el Cenáculo, desde su devoción eucarística, el<br />
apóstol comprende la magnífica posibilidad y la obligación<br />
de hablar «en nombre de Jesús». Esta expresión aparece mu-<br />
chas veces en los Hechos de los Apóstoles y en las cartas pau-<br />
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