Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Javier Echeverría EUCARISTÍA Y VIDA CRISTIANA<br />
La Eucaristía, el sacramento de la hora de Cristo, de la<br />
verdad de su identidad en el momento de tribulación má-<br />
xima, nació cuando se aprestaba a confesar su Filiación di-<br />
vina, sabiendo que —por declararla— le condenarían a<br />
muerte (cfr. Le 22, 70-72). Y se nos ofrece también como el<br />
sacramento al que debe acudir el cristiano cuando se presenta<br />
la necesidad de mostrar que se sabe verdaderamente hijo de<br />
Dios. De modo muy especial, ha de recurrir a la Eucaristía<br />
para tomar fuerzas, cuando la manifestación de su identidad<br />
cristiana implique el riesgo de perder o de comprometer bie-<br />
nes materiales, la salud, la posición social, o incluso de en-<br />
contrar la muerte.<br />
En el sacramento de su sacrificio, Jesús enseña a los suyos<br />
que cargar con la Cruz entraña un dolor que prescinde del<br />
tiempo y apenas cuesta, porque su yugo es suave y su carga<br />
ligera (cfr. Mt 11, 30). En los momentos del dolor de sus fie-<br />
les, momentos que El ha incorporado al suyo, Jesús nos pre-<br />
gunta, como en Getsemaní a Pedro, Santiago y Juan: «¿No<br />
habéis podido siquiera una hora velar conmigo?» (Mt 26,<br />
40). En la Eucaristía, con voces calladas, el Señor paciente y<br />
glorioso a la vez, pide a los cristianos que unan sus sufrimien-<br />
tos a los de su Pasión: así podrán entender que una hora de<br />
sufrimiento supone muy poca cosa en comparación con la<br />
felicidad que se deriva de la fidelidad a Dios; que resulta muy<br />
breve una hora de fatiga, si se piensa en la cosecha de paz y<br />
de gloria que Dios ha preparado para sus hijos.<br />
¡Cuántos cristianos, a lo largo de la historia, han hallado<br />
en el diálogo con Jesús sacramentado la fuerza para arrostrar<br />
las consecuencias de su compromiso bautismal! ¡Cuántos han<br />
superado situaciones de injusticia, de calumnia, de injuria, y<br />
han sabido perdonar y obrar noblemente, gracias a la partici-<br />
pación en el Sacrificio del Altar! ¡Cuántas lágrimas han ver-<br />
tido los hijos de Dios ante el Sagrario o después de recibir la<br />
Sagrada Comunión, pisoteando su sensualidad, su orgullo,<br />
225