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Justa distribución del sufragio como poder
En efecto, Portugal y Francia nos sirven como ejemplo.
Portugal reguló tempranamente el voto de los residentes en el
extranjero por la Ley 14/79 de 16 de Maio. Allí, ya en el párrafo 2 del art.
11 preceptúa:
“Os portugueses havidos tambén como cidadaos de outro Estado nao
perdem por esse facto a capacidade eleitoral activa.
Y el art. 31 añade: “Sao eleitores da Asamblea da Republica os cidadaos
inscritos no recénseamento eleitoral, quer no teritorio nacional, quer
en Macau ou no estrangeiro.”
Más específicamente se ocupan de los residentes en el extranjero los
arts. 121, 4 y 131, 2, que disponen:
Art. 121, 4. “Os eleitores residentes fora do territorio nacional sao
agrupados en dois círculos eleitorais, abrangendo todo o territorio dos países
europeos, e outro o dos demais países e o territorio de Macau, e ambos
con sede en Lisboa”.
Art. 131, 2. “A cada um dos círculos eleitorais referidos no n1 4 do
artigo anterior corresponde un deputado se o número de eleitores nao
exceder 55 000, o dois se o exceder.”
La legislación francesa sobre residentes en el extranjero tiene su primera
expresión en un mandato constitucional, pues el art. 24 de la CF
dispone:
“El Parlamento está formado por la Asamblea Nacional y por el
Senado.
Los diputados de la Asamblea Nacional se elegirán por sufragio
directo.
Por sufragio indirecto se elegirá al Senado, que ostentará la representación
de las colectividades territoriales de la República. Estarán también
representados en el Senado los franceses establecidos fuera de Francia.
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