Descargar - GaliciaAberta | Secretaría Xeral da Emigración - Xunta ...
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56<br />
José Lois Estévez<br />
conciencia (¡único voto digno de respeto!) es seleccionar para los cargos<br />
públicos a los más íntegros y capaces. Y curiosamente esta motivación,<br />
latente en cualquier voto racional, coincide con una de las más elementales<br />
reglas de Justicia. Con ésta: Los mejores tienen derecho preferente<br />
al puesto al que aspiran.<br />
¿Que reemplazamos así una utopía por otra? ¿Que cómo saber quién<br />
es mejor y qué Tribunal emitirá ese fallo? (52) .<br />
Aunque las dificultades sean en ambos casos las mismas, el primer<br />
planteamiento encubre y disimula la reali<strong>da</strong>d de sus intenciones para<br />
obnubilar el sentido crítico e impedirle que se rebele. El segundo pone, en<br />
cambio, ante los electores el auténtico interés general; les hace adquirir<br />
conciencia de la grave<strong>da</strong>d de su tarea e invita, no a resignarse con las paupérrimas<br />
instituciones políticas del presente, sino a tensar el ingenio para<br />
idear métodos selectivos que den máximas probabili<strong>da</strong>des al *mejor*, por<br />
arduo que sea precisar las cuali<strong>da</strong>des que deba reunir éste y de qué modo<br />
<strong>da</strong>r con él en el pueblo. ¿O por ventura no ha vencido el hombre con<br />
anteriori<strong>da</strong>d en la Historia dificultades no menos grandes? (53) .<br />
52) El tribunal podría ser: Todo el pueblo, unos pocos seleccionados: a) por ese mismo pueblo; b)<br />
por personas especialmente cualifica<strong>da</strong>s por su autori<strong>da</strong>d (rey o jefe de Estado, senado, etc.).<br />
Como de algún modo el pueblo tiene que participar o haber participado, parece lógico, comenzando<br />
por ahí, encomen<strong>da</strong>r al pueblo la función selectiva. ¿De qué modo? Entre las varias fórmulas<br />
utiliza<strong>da</strong>s, la que ha prosperado es el llamado sufragio universal; es decir, según la repeti<strong>da</strong><br />
expresión inexacta, “ca<strong>da</strong> hombre un voto”. Pero mucho más lógico y justo es implantar el llamado<br />
voto plural, donde, atribuyendo, por lo menos, a ca<strong>da</strong> persona capaz, un voto, se otorgaran<br />
otros suplementarios por razón de especiales cualificaciones familiares (número de hijos carentes<br />
aún del derecho de sufragio), títulos académicos, labor filantrópica, etc. (vid. infra, págs. 74 ss.)<br />
53) Cualquier teorización que se intente sobre la representación política tropieza ensegui<strong>da</strong> con<br />
gravísimos escollos. Si la representación fuese ineludible y absolutamente necesaria para la convivencia<br />
organiza<strong>da</strong> (cosa que está por demostrar), existiría una forma *natural* de representación<br />
para ca<strong>da</strong> sector uniformizado de activi<strong>da</strong>d humana: la que correspondiera a su arquetipo.<br />
Es decir, el mejor entre ca<strong>da</strong> clase de especialistas, elegido por los que lo son, sería el<br />
representante óptimo de los mismos. Pero el problema consistiría entonces en diluci<strong>da</strong>r qué<br />
tipos de activi<strong>da</strong>d laboral humana deban seleccionarse. Además, la aptitud singular para un tra-