Descargar - GaliciaAberta | Secretaría Xeral da Emigración - Xunta ...

38
José Lois Estévez
electoral” # “número de votantes”; luego “número de votantes” # “pueblo”;
la arbitrariedad de la precedente equiparación, formalmente justificativa
de la democracia, se revela como inocultable.
¿Qué hacer entonces? Uno podría confesar llanamente que el gobierno
-y el ejercicio del poder- es, por esencia, oligárquico o minoritario y que,
por tanto, el pueblo tiene que resignarse a la obediencia. Pero, ya que el
lenguaje de los políticos necesita eufemismos y las crudas realidades no las
propinan sin aderezo al público, la *salida* tiene que ser, por ello, procurarse
una explicación teórica, que, descontando los elementos en exceso,
permita todavía sostener que dos conjuntos de diferente cardinalidad o no
coordinables entre sí puedan llamarse iguales. Esta operación de muñidoreo,
tan práctica, como científicamente atrabiliaria, es la que se conoce
con el nombre de *representación política*-. Veamos, empero, antes de
criticarla, ¿cómo se nos describe la representación política?
2. LA REPRESENTACIÓN POLÍTICA: ORIGEN Y
FUNDAMENTO
La idea de la representación o de que una persona ocupe el lugar de
otra y actúe válidamente por ella y para ella, es relativamente vieja en el
Derecho Privado, aunque su teorización se haya producido tardíamente.
Para que se dé representación, en sentido propio, en Derecho Privado, es
menester que el representante obre en nombre del representado y que todos
los efectos del acto o negocio jurídico redunden en éste (35) . La representa-
35) La historia de la representación es profundamente significativa. En Roma, p.e., no se sintió la
necesidad de pasar de los casos concretos en que actuaba un nuntius a una doctrina general que