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Justa distribución del sufragio como poder
para determinar la cuantía de la retribución “natural” del trabajo puede
referirse a la media aritmética de los diversos valores anualmente obtenidos.
¿Podríamos llamar “justo” a este salario? La expresión no tendría,
en realidad, sentido, porque lo justo se da sólo en relaciones interhumanas,
no en las del hombre con la naturaleza. Así durante la etapa de la
economía predatoria, sin intercambios, a nadie se le ocurre hablar de
justicia, porque el hallazgo de alimentos y demás recursos no depende
sino del azar.
El Derecho y los problemas de justicia surgen desde el momento en
que se descubren y se generalizan el pastoreo y la agricultura. Me he referido
a esta última en dos estudios intitulados “El Agro y el Derecho” (10) .
Entre los pastores muy pronto se producen enriquecimientos diferentes.
La agricultura trajo, además, consigo la necesidad de una colaboración
extrafamiliar, la de ampliar la división del trabajo con una especialización
por funciones y la de organizarse en entidades políticas. Se vive, pues, un
Derecho, porque se hacen necesarios los cambios. Al mismo tiempo van
apareciendo pequeñas artesanías derivadas de la agricultura (industrias en
germen) y relaciones comerciales para intercambiar bienes y servicios.
Desde entonces, las rentas del trabajo difieren asaz entre sí. Como no
todos ganan ni ahorran lo mismo, las desigualdades económicas van gestándose;
pero se justifican por la libre elección de oficio. Mientras la tierra
no escasea, le cabe a cada uno elegir la profesión más de su gusto. Y los
rendimientos que espera de su trabajo, siendo conjeturables de antemano,
tampoco plantean inicialmente problemas de justicia.
Como he mostrado en otra sede: “Mientras hay opción entre trabajar
por cuenta propia o ajena, no se conciben salarios injustos. Mas cuando
las tierras vacantes desaparecen y surgen instrumentos más perfectos y
caros, el trabajo por cuenta propia es un privilegio. Los más tienen que
10) En La Ley, n1s. 722 y 723, 18 y 19 - VII - 83.
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