Hacia 1955: la crisis <strong>de</strong>l peronismo SUSANA BIANCHI UNICEN 1945-1955 EL PERONISMO Y EL COMPROMISO INDUSTRIALISTA CAPÍTULO Con el objetivo <strong>de</strong> establecer la hegemonía <strong>de</strong>l catolicismo como principio organizador <strong>de</strong> la sociedad, el asc<strong>en</strong>so <strong>de</strong>l peronismo había sido percibido por algunos actores <strong>de</strong> la Iglesia católica como la posibilidad <strong>de</strong> acercami<strong>en</strong>to –implem<strong>en</strong>tando los aparatos <strong>de</strong> Estado– a difer<strong>en</strong>tes grupos sociales, <strong>en</strong> particular, a los sectores populares <strong>de</strong> los que se sabía particularm<strong>en</strong>te alejada. 1 La posibilidad <strong>de</strong> un acercami<strong>en</strong>to <strong>en</strong>tre la institución eclesiástica y los gestores <strong>de</strong>l naci<strong>en</strong>te peronismo se abrió a partir <strong>de</strong> dos consi<strong>de</strong>raciones. En primer lugar, el g<strong>en</strong>eral Perón era consi<strong>de</strong>rado como el “candidato” <strong>de</strong>l Ejército, con el que la Iglesia había establecido una fluida relación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los años treinta a partir <strong>de</strong>l temor compartido a la am<strong>en</strong>aza <strong>de</strong>l comunismo y <strong>de</strong> la progresiva id<strong>en</strong>tificación <strong>en</strong>tre catolicismo y nacionalidad. 2 En segundo lugar, la posibilidad <strong>de</strong> un acuerdo radicaba <strong>en</strong> el amplio arco <strong>de</strong> coincid<strong>en</strong>cias que pres<strong>en</strong>taban sus proyectos <strong>de</strong> sociedad. Tanto la doctrina social <strong>de</strong> la Iglesia como el peronismo reconocían la realidad <strong>de</strong> los conflictos sociales y proponían su superación a través <strong>de</strong> una conciliación <strong>de</strong> clases <strong>en</strong> la que el Estado jugaba un papel c<strong>en</strong>tral, tanto <strong>en</strong> el rol <strong>de</strong> mediador como implem<strong>en</strong>tando una política redistributiva <strong>de</strong>finida como “justicia social”. D<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> esta perspectiva, el peronismo podía ser consi<strong>de</strong>rado como una eficaz barrera contra el comunismo. En esta línea, <strong>en</strong> noviembre <strong>de</strong> 1945, una Pastoral Colectiva <strong>de</strong>l Episcopado fue consi<strong>de</strong>rada, sin <strong>de</strong>masiado marg<strong>en</strong> <strong>de</strong> error, como la cond<strong>en</strong>a a la Unión Democrática –a la que se percibía como peligrosam<strong>en</strong>te cercana a los temidos Fr<strong>en</strong>tes Populares– y el explícito apoyo a la candidatura <strong>de</strong> Perón. Sin embargo, este apoyo no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> producir retic<strong>en</strong>cias d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> las mismas filas eclesiásticas. Por un lado, Perón distaba <strong>de</strong> ser el i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> “militar católico”. Su pública conviv<strong>en</strong>cia con una jov<strong>en</strong> actriz y su afición por ciertos cultos esotéricos eran vistos con <strong>de</strong>sconfianza. Por otro lado –y era mucho más alarmante– se <strong>en</strong>contraba el excesivo “obrerismo” <strong>de</strong> las políticas que había <strong>de</strong>sarrollado el candidato. De un modo u otro, la Iglesia no t<strong>en</strong>ía <strong>de</strong>masiadas opciones y se esperaba alejar los peligros: sólo era necesario, según la expresión <strong>de</strong>l presbítero Virgilio Filippo, “cristianizar al peronismo”. 1 La ruptura <strong>en</strong>tre el catolicismo y los sectores populares era reconocida explícitam<strong>en</strong>te: “si hay dos términos sociales opuestos, si hay dos sectores que se han <strong>de</strong>clarado una guerra implacable, son sin duda, el capital y el trabajo. Ahora bi<strong>en</strong>, todo el mundo sabe que el obrero ha aliado <strong>en</strong> su m<strong>en</strong>te el capital con la Iglesia, <strong>de</strong> suerte que el abismo que separa al capital <strong>de</strong>l trabajo es el mismo que separa a los trabajadores <strong>de</strong> la Iglesia” (monseñor Emilio Di Pasquo, “Confer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> las Jornadas <strong>de</strong> Vocaciones Sacerdotales”, <strong>en</strong> Revista Eclesiástica <strong>de</strong>l Arzobispado <strong>de</strong> Bu<strong>en</strong>os Aires, abril <strong>de</strong> 1946, p. 307). 2 Loris Zanatta, Del Estado liberal a la nación católica. Iglesia y Ejército <strong>en</strong> los oríg<strong>en</strong>es <strong>de</strong>l peronismo, Bernal, UNQ, 1996; Perón y el mito <strong>de</strong> la Nación católica, Bu<strong>en</strong>os Aires, Sudamericana, 1999. 5 223
224 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGENTINA. EL ROL DE LAS FUERZAS ARMADAS Des<strong>de</strong> que Perón asumió la presid<strong>en</strong>cia (4 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> 1943), la Iglesia católica mantuvo una fuerte pres<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el espacio público, mi<strong>en</strong>tras el gobierno hacía un gran <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> sus bu<strong>en</strong>as relaciones con la jerarquía eclesiástica. Varios <strong>de</strong> los funcionarios gubernam<strong>en</strong>tales prov<strong>en</strong>ían <strong>de</strong> las filas <strong>de</strong>l laicado católico. Sin embargo, a pesar <strong>de</strong> estas manifestaciones, pronto se advirtió que “cristianizar al peronismo” no iba a ser una tarea fácil. Ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> comi<strong>en</strong>zos <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> Perón, relevantes actores <strong>de</strong> la institución eclesiástica com<strong>en</strong>zaron a observar con preocupación lo que se consi<strong>de</strong>raban avances <strong>de</strong>l Estado sobre la sociedad civil, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te sobre aquellas áreas que la Iglesia t<strong>en</strong>ía particular interés <strong>en</strong> controlar. En esa línea, muy pronto com<strong>en</strong>zaron las d<strong>en</strong>uncias sobre lo que se <strong>de</strong>finía como “estatismo”. Uno <strong>de</strong> los intelectuales más <strong>de</strong>stacados <strong>de</strong>l catolicismo arg<strong>en</strong>tino, monseñor Gustavo Franceschi podía advertir que “De acuerdo con las <strong>en</strong>señanzas sociales católicas siempre hemos sost<strong>en</strong>ido que las organizaciones <strong>de</strong>l gobierno no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>de</strong>recho a interv<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> las activida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las instituciones privadas. Es misión <strong>de</strong>l Estado ayudar pero nunca absorber pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te al sector privado”. 3 Los campos <strong>de</strong>l conflicto Una <strong>de</strong> las primeras reacciones católicas estuvo vinculada a la sanción <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Asociaciones Profesionales (1946). 4 La preocupación radicaba <strong>en</strong> la negativa a reconocer, según las disposiciones <strong>de</strong> la ley, a aquellas agrupaciones sindicales constituidas <strong>en</strong> base a credos religiosos, lo que constituía el fin <strong>de</strong> todo proyecto <strong>de</strong> organizar un “sindicalismo católico”. Las protestas no fueron sin embargo <strong>de</strong>masiado insist<strong>en</strong>tes. La Iglesia no parecía estar dispuesta a pres<strong>en</strong>tar batalla <strong>en</strong> un campo, como el sindical, <strong>en</strong> el que nunca habían t<strong>en</strong>ido <strong>de</strong>masiado éxito. Por otra parte, se consi<strong>de</strong>raba que la “peronización” <strong>de</strong> los sindicatos ya constituía una barrera contra los avances <strong>de</strong>l comunismo. Des<strong>de</strong> la perspectiva eclesiástica, los mayores problemas radicaban <strong>en</strong> los avances <strong>de</strong>l Estado <strong>en</strong> áreas consi<strong>de</strong>radas <strong>de</strong> estricta incumb<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> la Iglesia, fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te aquellas que eran percibidas como básicas para la implem<strong>en</strong>tación <strong>de</strong>l proyecto que buscaba colocar a la religión como el principio organizador <strong>de</strong> la sociedad: la educación, la familia, las organizaciones juv<strong>en</strong>iles y fem<strong>en</strong>inas, y la asist<strong>en</strong>cia social. 5 D<strong>en</strong>tro <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> la educación siempre se consi<strong>de</strong>ró –y con razón– que la aprobación <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Enseñanza Religiosa <strong>en</strong> las escuelas públicas era indicativa <strong>de</strong>l amplio espacio que el gobierno peronista otorgaba a la Iglesia católica. Sin embargo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comi<strong>en</strong>zo, la implem<strong>en</strong>tación <strong>de</strong> la ley fue objeto <strong>de</strong> múltiples conflictos jurisdiccionales: el gobierno peronista no estaba dispuesto a <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> controlar la <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> funcionarios <strong>en</strong> la Dirección Nacional <strong>de</strong> Enseñanza Religiosa, ni <strong>de</strong> los profesores responsables <strong>de</strong> <strong>en</strong>señar religión <strong>en</strong> las escuelas. Muy pronto, algunos católicos podían d<strong>en</strong>unciar que “se trata <strong>de</strong> una educación religiosa impartida por el Estado, con sus propios maestros y bajo su propia dirección”, 6 <strong>en</strong> la que la Iglesia t<strong>en</strong>ía escasa incumb<strong>en</strong>cia. Pero a<strong>de</strong>más los católicos también advirtieron los límites que se pres<strong>en</strong>taban para la <strong>en</strong>señanza religiosa. Uno <strong>de</strong> ellos, y no el m<strong>en</strong>or, era la mala formación <strong>de</strong> los doc<strong>en</strong>tes responsables <strong>de</strong> dicha instrucción. 7 Otro límite para el catolicismo lo constituían tanto la perman<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> cont<strong>en</strong>idos “iluministas” <strong>en</strong> la <strong>en</strong>señanza <strong>de</strong> la historia, la literatura, la filosofía que contra<strong>de</strong>cían los principios religiosos, como algunas innovaciones. En efecto, la introducción <strong>de</strong> la “escuela activa”, 8 la <strong>en</strong>señanza <strong>de</strong> la higi<strong>en</strong>e, el impulso a los <strong>de</strong>portes eran cuestiones que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva eclesiástica, estaban <strong>de</strong>masiado c<strong>en</strong>tradas <strong>en</strong> lo corporal, pudiéndose por lo tanto <strong>de</strong>slizarse a terr<strong>en</strong>os vedados. En rigor, el principal obstáculo que paulatinam<strong>en</strong>te se <strong>en</strong>contró fue el <strong>de</strong>l mismo carácter que asumió la política educativa: los avances creci<strong>en</strong>tes <strong>de</strong> la “peronización” <strong>de</strong> la <strong>en</strong>señanza. Los textos escolares pusieron su ac<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la glorificación <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong>l peronismo mi<strong>en</strong>tras se insistía <strong>en</strong> la comparación <strong>de</strong>l g<strong>en</strong>eral Perón con distintos personajes <strong>de</strong> la historia nacional. D<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> esta línea fueron los principios <strong>de</strong>l peronismo y no los <strong>de</strong> la religión, que quedó reducida a unas pocas horas semanales <strong>de</strong> las llamadas clases “especiales”, 9 los que constituyeron la base <strong>de</strong> las políticas educativas <strong>de</strong> la “Nueva Arg<strong>en</strong>tina”. 3 Gustavo Franceschi, “La Sociedad <strong>de</strong> B<strong>en</strong>efic<strong>en</strong>cia”, <strong>en</strong> Criterio, Nº 959, 1º <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1946, p. 112. Véase también “Comunidad, sociedad”, <strong>en</strong> Criterio, Nº 978, 12 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1946. 4 “La Acción Católica Arg<strong>en</strong>tina formula reparos al <strong>de</strong>creto sobre organización y funcionami<strong>en</strong>to <strong>de</strong> las asociaciones profesionales obreras”, <strong>en</strong> Ord<strong>en</strong> Cristiano, Nº 121, primera quinc<strong>en</strong>a <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1946, p. 23. 5 Susana Bianchi, Catolicismo y Peronismo. Religión y política <strong>en</strong> la Arg<strong>en</strong>tina, 1943-1955, Tandil, Prometeo-IHES, 2001. 6 “Reglam<strong>en</strong>tación <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> <strong>en</strong>señanza religiosa”, <strong>en</strong> Ord<strong>en</strong> Cristiano, Nº 141, primera quinc<strong>en</strong>a <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1947, pp. 67-68. 7 Gustavo Franceschi, “Después <strong>de</strong> la sanción”, <strong>en</strong> Criterio, Nº 992, 27 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1947, p. 274. 8 Rómulo Ama<strong>de</strong>o, “La escuela activa”, <strong>en</strong> Criterio, Nº 982, 9 <strong>de</strong> <strong>en</strong>ero <strong>de</strong> 1947, pp. 36-37. 9 Las clases “especiales”, como trabajos manuales o gimnasia, eran aquellas que por requerir m<strong>en</strong>or conc<strong>en</strong>tración m<strong>en</strong>tal figuraban <strong>en</strong> los últimos tramos <strong>de</strong>l horario escolar. CAPÍTULO 5 / 1945-1955 EL PERONISMO Y EL COMPROMISO INDUSTRIALISTA SUSANA BIANCHI - Hacia 1955: la crisis <strong>de</strong>l peronismo El tema <strong>de</strong> la familia ocupó un lugar c<strong>en</strong>tral <strong>en</strong> la preocupación <strong>de</strong> la Iglesia católica por el avance <strong>de</strong>l “estatismo” <strong>en</strong> áreas privadas. En rigor, catolicismo y peronismo compartían una misma concepción <strong>de</strong> la vida familiar. Más aun, el núcleo familiar se transformó <strong>en</strong> el eje articulador <strong>de</strong> numerosas políticas redistributivas <strong>de</strong>l peronismo. A<strong>de</strong>más, <strong>en</strong> un país con baja d<strong>en</strong>sidad <strong>de</strong>mográfica, el peronismo impulsó políticas <strong>de</strong> protección a la natalidad, asist<strong>en</strong>cia a la madre y al niño, severa represión <strong>de</strong>l aborto, regulación <strong>de</strong> las activida<strong>de</strong>s extradomésticas <strong>de</strong> las mujeres. Si bi<strong>en</strong> estas políticas reforzaban una concepción afín al catolicismo, no <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar las <strong>de</strong>sconfianzas eclesiásticas ante lo que se consi<strong>de</strong>raba una injer<strong>en</strong>cia excesiva <strong>de</strong>l Estado. Se consi<strong>de</strong>raba que “lo que se persigue es una negación <strong>de</strong> la familia” o por lo m<strong>en</strong>os “una familia sin padre ya que el esposo ha sido sustituido por el Estado”. 10 Los conflictos <strong>en</strong> torno a la familia tuvieron sus puntos más críticos <strong>en</strong> el proyecto gubernam<strong>en</strong>tal <strong>de</strong> conce<strong>de</strong>r a la concubina los <strong>de</strong>rechos previsionales al fallecimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong>l titular (1946), <strong>en</strong> la reforma <strong>de</strong>l Código Civil que reemplazaba la d<strong>en</strong>ominación <strong>de</strong> “hijos adulterinos e incestuosos” por la <strong>de</strong> “hijos naturales” (1946) y <strong>en</strong> la Ley <strong>de</strong> Equiparación <strong>de</strong> Hijos Legítimos e Ilegítimos (1952). 11 Es cierto que la presión eclesiástica fr<strong>en</strong>ó muchos proyectos, sin embargo constituían señales <strong>de</strong> los límites que se imponían. De este modo, a comi<strong>en</strong>zos <strong>de</strong> 1948, se publicaba un <strong>docum<strong>en</strong>to</strong> titulado “Todo lo que el Estado <strong>de</strong>be asegurar a la Iglesia”. Entre las garantías que se exigían figuraban precisam<strong>en</strong>te “aquellas condiciones materiales y espirituales que favorec<strong>en</strong> la tutela <strong>de</strong> la familia cristiana”. 12 La dificultad mayor para el catolicismo parecía radicar <strong>en</strong> la imposibilidad <strong>de</strong> p<strong>en</strong>etrar <strong>en</strong> la fina trama <strong>de</strong>l tejido social, <strong>en</strong> la imposibilidad <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lar conductas, actitu<strong>de</strong>s y valores, <strong>en</strong> la dificultad para controlar los cuerpos. Un “hedonismo” que, según la perspectiva eclesiástica, era un “explosivo aniquilador” <strong>de</strong> los vínculos sociales que p<strong>en</strong>etraba <strong>en</strong> la sociedad. 13 Y el problema, también <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la perspectiva eclesiástica, era que ese “hedonismo” <strong>de</strong> la vida cotidiana estaba fom<strong>en</strong>tado por las mismas políticas estatales, por el “bi<strong>en</strong>estar” señalado como el objetivo <strong>de</strong>seable. “Por t<strong>en</strong>er alguna virtud y cultivarla empieza la dignificación <strong>de</strong> los pueblos y no porque todos sus habitantes t<strong>en</strong>gan lavarropas eléctricos, cocinas a gas, y puedan ir todas las semanas al cine y cosas por el estilo.” 14 Dicho <strong>de</strong> otra manera, la redistribución <strong>de</strong> bi<strong>en</strong>es materiales –la “justicia social”– implicaba una redistribución <strong>de</strong> bi<strong>en</strong>es simbólicos que transformaba profundam<strong>en</strong>te a la sociedad. Otro punto <strong>de</strong> conflicto se refirió al papel que las mujeres <strong>de</strong>bían cumplir d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong> la sociedad, cuestión que tanto para el catolicismo como para el peronismo estaba indisolublem<strong>en</strong>te ligada al tema <strong>de</strong> la familia. El peronismo, <strong>en</strong> muchos aspectos, reforzó las i<strong>de</strong>as dominantes acerca <strong>de</strong> la posición <strong>de</strong> las mujeres d<strong>en</strong>tro <strong>de</strong>l núcleo familiar, con fuertes contactos con el catolicismo, <strong>de</strong>sal<strong>en</strong>tando todo aquello que las alejara “<strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino y su misión”. En La Razón <strong>de</strong> mi Vida, un capítulo llamado precisam<strong>en</strong>te “La fábrica o el hogar” es particularm<strong>en</strong>te explícito acerca <strong>de</strong> cuál <strong>de</strong>bía ser la opción: Todos los días millares <strong>de</strong> mujeres abandonan el campo fem<strong>en</strong>ino y empiezan a vivir como hombres. Trabajan casi como ellos. Prefier<strong>en</strong>, como ellos, la calle a la casa. No se resignan a ser madres ni esposas. […] S<strong>en</strong>timos que la solución es in<strong>de</strong>p<strong>en</strong>dizarnos y trabajamos <strong>en</strong> cualquier parte, pero ese trabajo nos iguala a los hombres y ¡no! no somos como ellos. […] Por eso el primer objetivo <strong>de</strong> un movimi<strong>en</strong>to fem<strong>en</strong>ino que quiera hacer bi<strong>en</strong> a la mujer, que no aspire a cambiarlas <strong>en</strong> hombres, <strong>de</strong>be ser el hogar. 15 Sin embargo, a pesar <strong>de</strong> las coincid<strong>en</strong>cias, cuestiones como el sufragio fem<strong>en</strong>ino y fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te la aparición <strong>de</strong> organizaciones como el Partido Peronista Fem<strong>en</strong>ino, 16 fueron observadas con creci<strong>en</strong>te <strong>de</strong>sconfianza. Se temía que la politización fem<strong>en</strong>ina privara al catolicismo <strong>de</strong> su tradicional influ<strong>en</strong>cia sobre las mujeres. 10 Juan Francisco Vidal, “Una Pastoral <strong>en</strong> <strong>de</strong>f<strong>en</strong>sa <strong>de</strong> la familia”, <strong>en</strong> Criterio, 13 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1947, p. 160. 11 Eran medidas que <strong>en</strong> un país sin ley <strong>de</strong> divorcio, con numerosas uniones <strong>de</strong> hecho, int<strong>en</strong>taban adaptar la legislación a la realidad que la sociedad ofrecía. 12 Revista Eclesiástica <strong>de</strong>l Arzobispado <strong>de</strong> Bu<strong>en</strong>os Aires, marzo <strong>de</strong> 1948, p. 138. 13 Gustavo Franceschi, “Por la familia”, <strong>en</strong> Criterio, Nº 1.092, 26 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1949, pp. 259-262. 14 “Com<strong>en</strong>tarios. Reflexiones <strong>de</strong> actualidad”, <strong>en</strong> Criterio, Nº 1.161, 10 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1952, p. 242. 15 Eva Perón, La Razón <strong>de</strong> mi Vida, Bu<strong>en</strong>os Aires, Peuser, 1952, p. 15. Este libro se proyectó una vez conocido el carácter terminal <strong>de</strong> la <strong>en</strong>fermedad <strong>de</strong> Eva Perón. Pres<strong>en</strong>tado como una autobiografía, el texto –que fue <strong>de</strong> lectura obligatoria <strong>en</strong> los establecimi<strong>en</strong>tos escolares– estructuraba una serie <strong>de</strong> principios <strong>de</strong>finidos y <strong>de</strong>finitivos que permitieran suplir el discurso <strong>de</strong> Eva Perón <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte. 16 Susana Bianchi y Norma Sanchís, El Partido Peronista Fem<strong>en</strong>ino, Bu<strong>en</strong>os Aires, CEAL, 1987; Carolina Barry, Evita Capitana. El Partido Peronista Fem<strong>en</strong>ino, Bu<strong>en</strong>os Aires, Longseller, 2009. 225
- Page 2 and 3:
AUTORIDADES NACIONALES DRA. CRISTIN
- Page 4 and 5:
AUTORES MORENO, OSCAR COORDINADOR A
- Page 6 and 7:
189 ANA VIRGINIA PERSELLO ¿Qué re
- Page 8 and 9:
14 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN A
- Page 10 and 11:
NACIÓN Y FUERZAS ARMADAS: NOTAS PA
- Page 12 and 13:
NACIÓN Y FUERZAS ARMADAS: NOTAS PA
- Page 14 and 15:
NACIÓN Y FUERZAS ARMADAS: NOTAS PA
- Page 16 and 17:
NACIÓN Y FUERZAS ARMADAS: NOTAS PA
- Page 18 and 19:
Roux, Guillermo. San Martín Guerre
- Page 20 and 21:
LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGE
- Page 22 and 23:
42 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN A
- Page 24 and 25:
LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGE
- Page 26 and 27:
LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGE
- Page 28 and 29:
54 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN A
- Page 30 and 31:
LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGE
- Page 32 and 33:
62 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN A
- Page 34 and 35:
66 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN A
- Page 36 and 37:
70 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN A
- Page 38 and 39:
74 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN A
- Page 40 and 41:
Una estrategia para el Río de la P
- Page 42 and 43:
LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGE
- Page 44 and 45:
LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGE
- Page 46 and 47:
90 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN A
- Page 48 and 49:
Milicias, Ejército y construcción
- Page 50 and 51:
LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGE
- Page 52 and 53:
LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGE
- Page 54 and 55:
LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGE
- Page 56 and 57:
LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGE
- Page 58 and 59:
114 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 60 and 61:
118 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 62 and 63: 122 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 64 and 65: 126 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 66 and 67: 130 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 68 and 69: El Ejército entre el cambio de sig
- Page 70 and 71: 138 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 72 and 73: 142 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 74 and 75: LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGE
- Page 76 and 77: 150 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 78 and 79: Vida política y electoral (1880-19
- Page 80 and 81: 158 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 82 and 83: 162 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 84 and 85: Vuchon, A. S/título, 1933. Óleo,
- Page 86 and 87: 170 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 88 and 89: 174 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 90 and 91: 178 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 92 and 93: 182 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 94 and 95: 186 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 96 and 97: 190 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 98 and 99: 194 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 100 and 101: 1930-1943 LA CRISIS DEL MODELO AGRO
- Page 102 and 103: 202 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 104 and 105: Quinquela Martín, Benito. Desembar
- Page 106 and 107: 210 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 108 and 109: Defensa Nacional y Fuerzas Armadas.
- Page 110 and 111: 218 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 114 and 115: 226 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 116 and 117: 230 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 118 and 119: LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN ARGE
- Page 120 and 121: 238 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 122 and 123: Malanca, José. S/título, 1951. Ó
- Page 124 and 125: 246 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 126 and 127: 250 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 128 and 129: 254 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 130 and 131: 258 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 132 and 133: Vivencias “En lo altooo la miraaa
- Page 134 and 135: 266 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 136 and 137: Ilegitimidad democrática y violenc
- Page 138 and 139: 274 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 140 and 141: Presas, Leopoldo. Fondo del mar, 19
- Page 142 and 143: 282 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 144 and 145: 286 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 146 and 147: 290 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 148 and 149: 294 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 150 and 151: 298 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 152 and 153: 302 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 154 and 155: 306 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 156 and 157: 310 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 158 and 159: 314 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN
- Page 160 and 161: 318 LA CONSTRUCCIÓN DE LA NACIÓN