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224 PARTE III ACCIÓN COLECTIVA Y PROCESOS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA<br />

3.5 • A MODO DE CONCLUSIÓN<br />

Tal y como se ha desarrollado en este apartado, son múltiples y diversas las iniciativas de economía social y<br />

solidaria puestas en marcha en los últimos años: mercados de economía solidaria, banca ética, comercio justo,<br />

consumo crítico y responsable, redes de intercambio de bienes y servicios, bancos del tiempo, redes de trueque,<br />

monedas sociales y diversas experiencias de ayuda mutua, la promoción de la participación y la educación para<br />

el cambio social…, etc. Son movimientos que no cesan en su crecimiento, innovación y articulación en red,<br />

tanto a nivel nacional como internacional. Tal y como afirma el Informe Foessa, la crisis parece haber generado<br />

una nueva estructura de oportunidad para la actuación de la sociedad civil organizada. Ante la ausencia de<br />

respuestas prolongadas en el tiempo a las aspiraciones de la ciudadanía, han de crearse nuevos caminos. Ello se<br />

ha traducido en un mayor interés y una mayor consciencia de la importancia de la participación para el cambio<br />

social. Según la Encuesta Social Europea, en España el porcentaje de participación en plataformas ciudadanas<br />

en 2014 es del 21,9%, frente al 14,3% de media en Europa 43 .<br />

Más allá de iniciativas puntuales y deshilvanadas, el movimiento de economía social y solidaria que se está<br />

consolidando parece querer transmitir un mensaje: es tiempo de organizarse como sociedad civil para reivindicar<br />

un nuevo modelo económico y social, que busque como fin último el bien de las personas a las ganancias<br />

materiales, que sea respetuosa con el medio ambiente y promueva la consolidación de tejido social.<br />

Parece que la reivindicación de un nuevo modelo de sociedad pasa por la vuelta a lo local y por la expansión de la<br />

economía social y solidaria. En último término, todo ello exige un profundo cambio de valores:<br />

La economía no es algo ajeno a nosotros. Los seres humanos formamos parte de ella del<br />

mismo modo que los peces forman parte del océano. Tanto es así, que podría describirse<br />

como el tablero de juego sobre el que hemos edificado nuestra existencia, y en el que a través<br />

del dinero se relacionan e interactúan tres jugadores principales: el sistema monetario, las<br />

organizaciones y los seres humanos. Cabe decir que esta partida está regulada por leyes<br />

diseñadas por los Estados. Sin embargo, por encima de su influencia, el poder real reside en<br />

los ciudadanos: con nuestra manera de ganar dinero (trabajo) y de gastarlo (consumo)<br />

moldeamos día a día la forma que toma el sistema (…).<br />

Es hora de mirarnos en el espejo y cuestionar las creencias con las que hemos creado nuestro<br />

falso concepto de identidad y sobre las que estamos creando un estilo de vida puramente<br />

materialista. Si bien el dinero nos permite llevar una existencia más cómoda y segura, la<br />

verdadera felicidad no depende de lo que tenemos y conseguimos, sino de lo que somos. Para<br />

empezar a construir una economía que sea cómplice de nuestra felicidad, cada uno de<br />

nosotros ha de asumir la responsabilidad de crear valor a través de nuestros valores. Y este<br />

aprendizaje pasa por encontrar lo que solemos buscar desesperadamente fuera, en el último<br />

lugar al que nos han dicho que debemos mirar: dentro de nosotros mismos 44 .<br />

43<br />

Para más información,<br />

consultar:<br />

http://www.upf.edu/ess/<br />

44<br />

Borja Vilaseca, director<br />

del máster en Desarrollo<br />

Personal y Liderazgo de la<br />

Universidad de Barcelona.<br />

En: Vilaseca, Borja (2011,<br />

mayo). La economía de la<br />

infelicidad. El País.<br />

Disponible online el<br />

10/05/14 en:<br />

http://elpais.com/diario/201<br />

1/05/08/negocio/13048624<br />

50_850215.html<br />

Son muchos quienes reivindican un alcance mayor de este nuevo paradigma: mayor autonomía para poder operar<br />

en la sociedad sin tener que quedar relegada a los lugares residuales ni sometida a las leyes del mercado<br />

predominante. Para ello, un mayor apoyo de los poderes públicos se torna imprescindible. Tal y como proponen<br />

Guiridi y Pérez de Mendiguren, se trataría de promover el Desarrollo Humano Local:<br />

La economía social y solidaria, está estrechamente ligada al desarrollo local, porque surge<br />

desde el territorio, de sus gentes y sus organizaciones, está enraizada en el territorio, utiliza

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