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luchas-muy-otras-2011

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Autonomía y economía política de resistencia en las cañadas de ocosingo1992, misma que suspendió la repartición de tierras y creó mecanismos de desmantelamientodel sector ejidal. Un estudio detallado de la comunidad tojolab’al deSan Miguel Chiptik, por ejemplo, documenta el proceso tortuoso de solicitudesde tierra –y evasiones a la repartición de tierras de parte de los terratenientes ygobierno– a lo largo de varias décadas, que finaliza en una resolución insatisfactoriaya que otorgaba apenas una hectárea por familia (Núñez Rodríguez, 2004). Laautora cita esta historia y las reformas al artículo 27 constitucional entre las razonesque motivaron la integración de dicha comunidad a la lucha zapatista. Otro análisishistórico-social, enfocado en la zona norte (Bobrow-Strain, 2007), apoya la tesisde que el estancamiento de las demandas agrarias alimentó la radicalización delas movilizaciones campesinas en Chiapas junto con la represión, como fue lamasacre de indígenas tseltales en Wolonchan, Sitalá, en 1980 (García de León,2002:205-212).Los zapatistas intentaron reabrir formalmente la cuestión agraria en las negociacionesde San Andrés, 1994-1996, tema que el gobierno siempre aplazabahasta que finalmente quedaron suspendidas las pláticas sin que se hubiera tocadoel tema de tierras. De manera más directa impulsaron una reforma agraria defacto con la recuperación de terrenos que los terratenientes abandonaron a raízde la rebelión –y por los cuales éstos recibieron indemnización del gobierno–. Enel caso de Las Cañadas de Ocosingo llegó la orden de la comandancia zapatistaa las bases de apoyo en 1997 –después de la marcha de los 1 111 zapatistas a laCiudad de México– de “posicionarse” en las tierras abandonadas. Las principalesextensiones pertenecían a finqueros o rancheros que generalmente habían dedicadolas mejores tierras a la ganadería, y dejado las parcelas más marginales en lasladeras de las montañas alquiladas o “prestadas” a los mozos de las fincas. Segúnmis investigaciones en la zona, 2005-2006, los finqueros típicamente cobrabanen especie por el uso de las parcelas –milpas– cultivadas con maíz, por ejemplo10 zontes, 4 000 mazorcas, por hectárea, cuando el rendimiento fluctuaba entre20-30 zontes/ha, que apenas era suficiente para el consumo de la familia. Deesa forma los mozos quedaban atados al trabajo en la finca, sembraban zacate ycolocaban postes para la ganadería, ganaban hasta 1994 alrededor de 10 pesos aldía por trabajar de sol a sol –el salario en 2006 oscilaba entre 30 y 40 pesos al día,aún por debajo del mínimo oficial. Los abuelos todavía recuerdan la práctica delbaldío, la obligación tradicional de trabajo sin recompensa.421

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