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luchas-muy-otras-2011

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economía política y recursos naturales: el entorno de las comunidadesembargo revela algo de la conexión complicada entre zapatistas, no zapatistas, ygobierno. Cabe notar que las mujeres, sobre todo en la región, aprecian la ley secazapatista como respuesta a la práctica histórica de los finqueros de pagar con trago ymantener endeudados a los peones; práctica no <strong>muy</strong> distante de los actuales apoyosdel gobierno cobrados en efectivo en la cabecera, donde están las cantinas.Para evaluar la sustentabilidad en sentido amplio, habría también que considerarlos programas sociales realizados por las comunidades autónomas como alternativaa los sistemas gubernamentales –sobre todo de educación, salud, y justicia. Si sehace el balance de esas actividades para las comunidades en resistencia, por unlado representan para la comunidad costos económicos en servicios básicos, quenormalmente corresponderían a los derechos ciudadanos; por otro, el controllocal sobre su diseño es una fuente importante de legitimidad para el movimientozapatista.Los promotores zapatistas de educación y salud no reciben salario, de maneraque dependen de los recursos colectivos, por lo menos para algunos gastos. A vecesel municipio autónomo o el Caracol gestiona fondos que cubran el transporte yquizá algo de alimentos, cuando los promotores tienen necesidad de trasladarse asus talleres de capacitación o reuniones de coordinación. La obligación principal deapoyo, que puede ser sustancial en el caso de los promotores de educación, dependedel acuerdo tomado en el ámbito de la comunidad, que nombra a los promotoresde sus propias filas. Se puede apoyar con trabajo rotativo directamente en la milpadel promotor cuando su trabajo docente no le deja tiempo de cultivar o cosechar, obien con una cuota asignada de maíz de la milpa colectiva. Como las comunidadesestán <strong>muy</strong> cerca de la mera subsistencia y los fondos colectivos que manejan sonmínimos, resulta con frecuencia que el apoyo que ofrece la comunidad no le essuficiente al promotor para cubrir sus necesidades de vida más elementales. Estopuede resultar en un círculo vicioso donde el promotor abandona sus labores ono trabaja a conciencia, de manera que la comunidad con menos razón quiereapoyarlo, y así sucesivamente. Por otro lado a veces se dan estrategias solidariaso flexibles, como el apoyo de familiares, o bien permisos temporales para salir aatender la milpa propia o para chambear.El tema del apoyo comunitario a estos programas sociales tiene <strong>otras</strong>complicaciones para la división de labores. Por ejemplo, si se considera la divisiónde trabajo por género se presenta el dilema de que la comunidad puede apoyaral promotor varón en tareas de la milpa, pero a las mujeres que ocupan el mismo442

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