atlas_paramos_baja
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La humedad relativa con frecuencia es<br />
muy alta, entre 80 y 98% durante gran parte de<br />
la noche y el día; posee un carácter variable y<br />
estacional (máxima en época de lluvias y mínima<br />
en las estaciones secas), y además suele<br />
presentarse el fenómeno de niebla.<br />
En general, en estas zonas la evapotranspiración<br />
real es <strong>baja</strong>. Se presenta una alta incidencia<br />
de la radiación ultravioleta, una luminosidad<br />
variable con alta intensidad y abundante<br />
luz difusa. Por otra parte, los vientos son variables<br />
y de distinta intensidad, aunque particularmente<br />
fuertes en las vertientes expuestas<br />
a los valles interandinos.<br />
Los suelos<br />
El tema de los suelos de los páramos es<br />
bastante complejo y su estudio requiere de un<br />
alto grado de especialización, así que aquí se<br />
mencionarán sólo algunos aspectos sobresalientes<br />
y generales. En primer lugar es relevante<br />
tener en cuenta que la naturaleza y el patrón<br />
de distribución de los suelos, en general y en<br />
estos ecosistemas, dependen de la interacción<br />
de factores formadores como el clima, los organismos,<br />
el material parental, el relieve y el<br />
tiempo.<br />
Los factores relacionados con el clima<br />
dependen de las condiciones de relación entre<br />
precipitación y evapotranspiración. Esta relación<br />
genera un volumen alto de agua efectiva<br />
y, a su vez, hace que se produzca una alteración<br />
química de los minerales, aunque en zonas<br />
que presentan <strong>baja</strong>s temperaturas las reacciones<br />
químicas son lentas. Sin embargo, cuando hay<br />
presencia de cenizas volcánicas, incluso en zonas<br />
de temperaturas <strong>baja</strong>s, ocurre una alteración<br />
considerable de los minerales más susceptibles<br />
y se da la formación de alófana.<br />
La vegetación es uno de los principales<br />
factores en la formación de los suelos, a través<br />
del proceso de acumulación de la materia orgánica.<br />
La evolución de este material orgánico es<br />
muy restringida debido a que las temperaturas<br />
<strong>baja</strong>s aletargan la actividad microbial. Por esta<br />
razón, los procesos de formación de humus y la<br />
mineralización de los restos orgánicos ocurren<br />
de forma muy lenta y esto hace que la materia<br />
orgánica tienda a acumularse, parcialmente<br />
descompuesta, y que esté conformada por sustancias<br />
húmicas de <strong>baja</strong> polimerización y escaso<br />
vínculo con los coloides inorgánicos. De<br />
esta forma se generan horizontes superficiales<br />
espesos de color negro o de tonos muy oscuros<br />
(Pulido, 1988).<br />
El relieve montañoso contribuye notoriamente<br />
a la génesis, evolución y distribución espacial<br />
de los suelos de los páramos. Desde el<br />
punto de vista geomorfológico (morfografía,<br />
morfogénesis y morfocronología) las regiones<br />
de páramo presentan rasgos, como huellas de<br />
glaciación, vulcanismo local y movimientos en masa. Según el<br />
IGAC (1988), las principales formas del terreno son crestas y<br />
cimas de gelifracción, laderas y derrubios de gelifracción, morrenas,<br />
depresiones y vallecitos y laderas de denudación, y los<br />
suelos que se han desarrollado en cada una de estas formas tienen<br />
características particulares.<br />
El material parental ha desempeñado un papel muy importante<br />
en la formación y evolución de los suelos de páramo, a<br />
pesar de ser considerado un factor pasivo en el proceso edafogenético.<br />
Además de los materiales geológicos de edad cretácica<br />
hasta paleozoica (shale negro, arenisca, caliza, limolitas, liditas),<br />
en la cordillera Oriental, o afloramientos de rocas ígneas<br />
y metamórficas como los que se encuentran en las cordilleras<br />
Central y Occidental, hay áreas extensas cuyos materiales parentales<br />
son los depósitos glaciares que conforman las morrenas<br />
y los derrubios de gelifracción. En las depresiones (antiguos lechos<br />
lacustres) se presentan capas orgánicas y en las partes <strong>baja</strong>s<br />
de los valles intramontanos que cortan el paisaje paramuno se<br />
dan sedimentos aluviales. Además, en algunos sectores los sedimentos<br />
son de origen fluvioglaciar, aunque cabe destacar que<br />
los materiales que marcan los suelos en muchos páramos son<br />
mantos de cenizas volcánicas de diferente grosor que dan origen<br />
tanto a suelos del orden Andisol como integrados ándicos de los<br />
Inceptisoles e Histosoles (Cortés, 1996).<br />
La acción de los factores de formación desencadena una<br />
serie de procesos generales de ganancias, pérdidas y transformaciones<br />
que contribuyen a la diferenciación de los horizontes<br />
y a la evolución de los suelos. Los principales procesos específicos<br />
son los siguientes: la pardificación (transformaciones de<br />
hierro, colores pardo a pardo amarillentos, síntesis de minerales<br />
arcillosos); la andolización, que produce alófana y genera<br />
características particulares en los suelos de páramo derivados<br />
de cenizas volcánicas (horizonte A, gruesos y ricos en materia<br />
orgánica, y horizonte B, de alteración moderada, colores pardo<br />
amarillentos y <strong>baja</strong> densidad aparente); la paludización o acumulación<br />
de materiales orgánicos para la formación de Histosoles;<br />
y la melanización (oscurecimiento de los materiales edáficos a<br />
causa de sustancias húmicas). Adicionalmente en algunos sectores<br />
también se observan fenómenos de óxido-reducción, relacionados<br />
con una mayor humedad (Cortés, 1996).<br />
En las cordilleras Central y Occidental, y en algunas zonas<br />
de la Oriental, los suelos se desarrollaron a partir de la intemperización<br />
de cenizas volcánicas. En la parte más alta, por encima<br />
de los 3.800 msnm, el vidrio volcánico no es alterado (Vitrands,<br />
Vitricryands), mientras entre los 3.200 y 3.800 msnm son más<br />
diferenciados (Udands, Aquands). En la definición de estas características<br />
juegan un papel fundamental las <strong>baja</strong>s temperaturas<br />
y los suelos relativamente jóvenes.<br />
En la cordillera Oriental (dentro de la zona del Sumapaz),<br />
en parte sobre rocas calcáreas y sin cenizas, hay suelos de los<br />
órdenes Entisoles, Inceptisoles y orgánicos esqueléticos y, localmente,<br />
suelos muy orgánicos (Histosoles). Por encima de<br />
los 3.800 msnm, donde las <strong>baja</strong>s temperaturas son un factor dominante,<br />
existen Cryorthents y Cryands. Localmente también<br />
existen otros suelos con cenizas volcánicas (Hapludands, Melanudands).<br />
En la Sierra Nevada de Santa Marta se encuentran<br />
Cryaquepts sobre rocas ígneas por encima de los 3.800 msnm y<br />
por lo menos hasta los 4.100. Cuando el clima es muy húmedo,<br />
en las depresiones de los páramos se desarrollan suelos turbosos<br />
con muy alto contenido de materia orgánica, en parte relacionados<br />
con tipos de vegetación de pantano o turbera (Saprists,<br />
Hemists y Fibrists).<br />
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Los páramos: archipiélagos terrestres<br />
en el norte de los Andes