Artículos 2009 en El Mundo de Eduardo del Campo

11/12/2016 Orbyt ­ QUIOSCO PRENSA
En Bali pasaron dos meses y medio. Decidió marcharse porque para renovar el visado tenía que salir y entrar al país cada
cierto tiempo, y el viaje a Singapur le mermaba sus ahorros. Retomó entonces su plan inicial: ir a Tierra del Fuego, al
pueblo argentino de su primo Emilio, un panadero y empresario hostelero con una buena situación económica. «Volamos a
Sudáfrica, de allí a Buenos Aires y dos días después a Ushuaia. Llegué a Tolhuin sin nada. Llamé a la casa de mi primo y
le dije: 'Aquí estoy'». Emilio es el buen hombre que le ha dejado la cabaña donde viven y les paga sus gastos.
Ella había denunciado a su ex marido dos veces por supuestas amenazas de muerte, pero él lo niega y pone como prueba
que el Juzgado de Violencia 3 de Málaga «archivó las denuncias» y le dio a él la custodia de los niños en el juicio de
divorcio que se celebró en marzo con Carmen ausente en Argentina.
Pedro envía la resolución a Crónica. Efectivamente, la juez Carlota­Sofía Sánchez Márquez, en sentencia del 16 de abril,
le concede la custodia de los niños, mantiene la patria potestad compartida entre los dos, fija un régimen de visitas para la
madre e impone a ésta el pago de las costas y de una pensión, la mínima, de 100 por cada hijo. La juez también ordena
informar a la Fiscalía de Menores de que los niños están en paradero desconocido.
«Se los llevó de forma ilegítima. El juez [de familia de Málaga, José Luis Utrera] le dio la oportunidad, a través de la
brigada de Menores de la Guardia Civil, de volver antes del 30 de diciembre pasado sin que se tomaran acciones contra
ella, y no quiso. Lo que ha hecho es una locura, un secuestro. Llevo un año y medio sin ver a mis hijos, y ellos también
tienen derecho a un padre. Llevarse a los niños al extranjero es un delito penado con entre tres y cuatro años de cárcel y la
retirada de la patria potestad entre siete y diez años. Pero yo no quiero que Carmen vaya a la cárcel, es la madre de mis
hijos y la necesitan. Sólo tiene que presentarse en la Embajada y pedir que los repatríen. Y aquí podrá seguir viéndolos.
No tengo los medios que tenía antes, claro, pero tengo un trabajo como asalariado y una vivienda, y puedo mantenerlos
bien».
En una conversación posterior, Carmen no puede creer la noticia que le da el periodista sobre el fallo que le concede a él
la custodia y le impone a ella el pago de una pensión. [Al cierre de este reportaje asegura que ha recurrido]. Su abogado,
Andrés San Emeterio, al que no puede pagar, no se lo había dicho. «Estoy indefensa».
De momento, ha perdido. Sí, se acerca el final de la escapada. Cuando se publique esta noticia, posiblemente la
búsqueda se activará y la policía argentina llamará por fin a la puerta de su cabaña. Lo sabe. «Me han dejado sin salidas.
Estoy con una mano detrás y otra delante. Es la injusticia de la Justicia. No tiene sentido. He venido aquí buscando techo
y alimento para mis hijos porque él llevaba dos años sin pagar la pensión, y ahora le dan la custodia a él. ¿Y ahora sí va a
mantenerlos? Mi casa era un paraíso para los niños, yo nunca querría haberme ido de ella. Y al final voy a ir a la cárcel».
# elmundo.es
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Al final de la escapada
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