Artículos 2009 en El Mundo de Eduardo del Campo

Impreso por Eduardo Delcampo Cortés. Prohibida su reproducción.
EL MUNDO. VIERNES 13 DE NOVIEMBRE DE 2009
>CHARLAS DE EL MUNDO DE ANDALUCÍA
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ANDALUCÍA
Elbueneducadornodaanadieporperdido
Bernabé Tierno defiende una educación basada en la empatía, la autodisciplina, la socialización
y la gimnasia física y mental, y recuerda que ningún niño es incorregible si creen en él
EDUARDO DEL CAMPO / Sevilla
En 1984 publicó su primer libro, El
fracaso escolar. Pero el psicólogo infantil
Bernabé Tierno contaba anocheenelciclodeLas
Charlas de EL
MUNDO en Sevilla que en realidad
empezó a combatir el fracaso escolar
mucho antes, cuando con siete años,
allá en su pueblito de Cuenca, Alberca
de Záncara, ayudaba por el día a
su padre a trabajar el campo y por la
noche seguía ayudándole: porque le
enseñaba a leer y a escribir.
Bernabé Tierno se describe como
«un optimista realista». Escuchándolo,
cambiar la vida de uno del camino
errado y depresivo al constructivo
y positivo, del camino de la
negatividad a la felicidad moderada,
parece factible, sencillo, al alcance
de la mano. Con la ayuda de los
otros, el prójimo, los educadores,
«que somos todos», pero, sobre todo,
con la decisión y la voluntad de uno
mismo, demiurgo de su propia vida.
Al cuerno los lamentos, la «instalación
permanente en la negatividad»,
la comodidad del quejido, de la
indolencia: nos dice Tierno que las
pastillas antidepresivas no sirven de
nada sin un cambio de mentalidad
que reordene las redes neuronales y
las enseñe a pensar de forma positiva.
«El ser humano es maravilloso,
pero hay que enseñarle a activar lo
mejor de sí mismo». Y esto vale, dice,
tanto para los adultos como para
los niños, adolescentes y jóvenes en
edad de estudiar o de empezar a trabajar,
como los muchos que sus desesperados
padres llevan a su consulta,
dándolos por perdidos.
En la perseverancia del educador
reside su éxito, advierte él; en no
aceptar el diagnóstico social que etiqueta
al supuesto niño incorregible
al que nunca nadie le dijo que creía
en él. Algo pasa en España, dice,
cuando unos chavales queman a una
Bernabé Tierno (izq.) charla con José Antonio Gómez Marín, anoche en Sevilla antes de intervenir en Las Charlas. /CONCHITINA
indigente para divertirse y otros matan
a una burra metiéndole un palo
por el recto; pero de eso trata la educación,
de humanizar a seres humanos
deshumanizados, empezando
por la piedra clave del edificio de una
existencia honrada: la empatía, «la
capacidad de ponerse en el lugar del
otro, saber que el otro nos construye,
queelyonoesnadasineltú».
No, no hay que dar a nadie por
perdido, insiste él, y da un ejemplo
reciente, Carlos, un niño de 9 años al
que sus padres, desarbolados por su
actitud en clase y en casa, llevaron a
su consulta. Decían de él que era un
desastre. Y el psicólogo les pidió que
no, que le contaran ahora algo positivodesuhijo.Noloveían.Mireus-
ted, si es que trae a casa a sus amigotes,
si es que..., etcétera, etcétera.
Y ahí vio el experto el punto de apoyo
que necesitaba para remontar el
caso, como, dice, un alpinista la
montaña. Que tus compañeros te siguen.
¡Así que eres un líder, un tío inteligente!,
le aplaudió al chico, que se
iluminó al ver que lo alababan.
Cuenta que les pidió que salieran
y, a solas con el chiquillo, mirándolo
cara a cara a 40 centímetros de distancia
y tocándole el brazo, pactó
con él en secreto, sin forzarlo, haciéndole
ver que creía en él, que intentaría
ser el que mejor se portara y
más estudiara en el colegio, y que lo
llamaría personalmente a él, el psicólogo,
antes de acostarse para contarle
cómo le había ido cada día. «El
chaval tuvo un subidón», dice.
«‘Contigo no va a poder nadie’. Nadie
le había dicho nunca esto». Al
poco tiempo el tutor del colegio le dijo
que Carlos había dado un cambio
radical. Había «desenchufado» al
chico de sus hábitos negativos.
El autor de Poderosa mente o La
educación inteligente señala cuatro
pasos para una formación exitosa:
una educación basada en la autodisciplina,
el esfuerzo y la capacidad de
resistir a las adversidades de la vida
(«si uno cae 50 veces, el éxito está en
levantarse 51»); la socialización de la
persona, enseñarle a respetar al otro
y apoyarse y apoyar a los demás
(aunque se lamenta de que la televisión
enseña lo contrario); la «fortificación
constante» del cuerpo y la
mente (recomienda como «antidepresivos
naturales» hacer ejercicio a
diario para generar endorfinas y serotoninas
y meditar un par de veces
al día cinco o diez minutos con música
de fondo para ganar paz, concentrar
el pensamiento y actuar sin
reacciones violentas) y, por último,
encontrar y alimentar lo que da sentido
a la vida de cada uno, su razón
de vivir («convertir la vocación en
vacación»; «que tu profesión te haga
sentir bien»: «si no eres feliz, no puedes
generar felicidad»).
Se habla mucho de los chavales
«‘Contigo no podrá
nadie’», animó al crío
díscolo. «Nadie se lo
dijo nunca». Y cambió
problemáticos, como esos dos a los
que también recuperó citándose con
ellos para tomarse unas cañas y pedirles
mientras tanto que se describieran
a sí mismos («cuando son espectadores
de sus actos, ya se están
corrigiendo»), pero dice que lo que
hace falta es mostrar los ejemplos juveniles
positivos, que permanecen,
dice, ocultos. Mencionó uno. Una periodista
«muy famosa» lo llamó para
que le enviara a su programa a un
chaval de los que pegan palizas a sus
padres. Él dijo que mejor le podía
presentar a un chico ejemplar. Era el
chaval de 17 años que le hace a él los
recados con una moto vieja y que
con lo que gana mantiene a sus padres
enfermos y sus hermanos pequeños,mientrasvaundíaalasemana
a clase para sacarse el bachiller.
Le dijeron que no interesaba.