Artículos 2009 en El Mundo de Eduardo del Campo

Impreso por Eduardo Delcampo Cortés. Prohibida su reproducción.
S6
SEVILLA
EL MUNDO. SÁBADO 18 DE ABRIL DE 2009
FLAMENCO
Rituales en el baile
‘JUEVES FLAMENCOS
Espectáculo: Estreno de ‘Mandala’, por la
compañía de Amador Rojas / Baile: amador
Rojas / Cante: Encarna Anillo y José Anillo /
Guitarra: Jesús de Rosario / Percusión: Lucky
Losada / Violonchelo: Batio / Lugar y fecha:
Centro Cultural Cajasol. 16 de abril de 2009.
Calificación: ★★
MANUEL MARTÍN MARTÍN / Sevilla
Aunque los mandalas son utilizados
en la India desde tiempos remotos,
nunca habían sido fuente
de inspiración para el baile flamenco,
género que utiliza unas
coordenadas espaciales muy concretas
y que, paradójicamente,
también utiliza un sistema ideográfico
que es, por demás, contenedor
de un espacio sagrado, el
del rito que reflexiona ayudado
por la música.
Esta última peculiaridad es la
que anima a Amador Rojas, que
concilia el baile con la música a
modo de ceremonia para la meditación,
donde cada melodía tiene
un significado, lo mismo que las
líneas del dibujo corporal y las simetrías
de las coreografías, con lo
que el montaje relaja las mentes
pero no las estimula, ya que su
misticismo permanente y su falta
de rodaje se lo impiden.
Amador se ensimisma desde la
presentación, donde alude a Chivá,
diosa hindú que le permite
convocar a iconos de otras culturas
y sorprender Buscando el
amor en una farruca de magnífica
factura, para luego dejar que sea
José Anillo quien aborde Traigo,
un tango argentino de difícil encaje.
Encarna Anillo se abre a las alegrías,
en las que Rojas se recrea
con el buen gusto que no buscar
remate para el aplauso fácil, en
tanto que el himno de los gitanos,
el Gelem, gelem, resuena en toda
su pureza original en la voz de la
cantaora de La Viña, que lo
afronta como lo haría la rumana
Penka Karacheva, poniendo el
cierre a la noche la soleá, En mí,
enlaqueRojassesaledesulaberinto
para situarse en su propio
centro.
Aún falto de aclimatación, lo
atrayente del montaje es que
con Rojas el baile ya no es ruido
y exhibición atlética, sino que el
artista comienza un viaje hacia
Rojas concilia el baile
con la música a modo
de ceremonia para la
meditación
Lo atrayente de la
obra es que con Rojas
el baile ya no es ruido
y exhibición atlética
su esencia, se mira a sus adentros
a fin de que brote su sabiduría
interior, de lo que se deduce
tanto la búsqueda personal
haciaelsímismocuantoqueel
cuerpo es un todo junto a la
mente y al espíritu, partes que
no han de tratarse aisladas.
Para ello utiliza dos estrategias
opuestas. Una, la de abordar
el baile desde el exterior hacia
adentro, y la otra, desde el
centro hacia fuera, con lo que
muestra dos rituales, el que interioriza
sus emociones, profundiza
en sí mismo y busca su centro,
la estabilidad, el equilibrio
interior en definitiva, y el que
descubre lo que siente, el desahogo
más placentero.
La Academia acoge a
su primera retratista
Reyes de la Lastra cuelga su retrato de
Rogelio Reyes en la galería de directores
JUANMA WALLS / Sevilla
Se cierra un ciclo en la Academia de
las Buenas Letras de Sevilla. Tras
nueve años de mandato, Rogelio Reyes
Cano, catedrático de la Universidad
de Sevilla adscrito al departamento
de Literatura Española, culminó
ayer su gestión al frente de la
institución. En un acto solemne, la
Academia colgó su retrato en la galería
de los directores, en esa misma
en la que desde hace más de doscientos
años se exponen las pinturas
de los académicos que gestionaron
este organismo cultural.
La pintora sevillana Reyes de la
Lastra fue la encargada de realizar el
retrato, a elección de Rogelio Reyes.
En el cuadro, el filólogo posa de
perfil, a diferencia de los demás retratos
de la Academia. La luz impregna
la imagen, en alusión a las
investigaciones que desarrolla la
institución para divulgar a la sociedad
esa otra luz metafórica de la sabiduría
y el conocimiento.
La pintora, a la que le hace «mucha
ilusión retratar a un académico»,
pasará a la historia de Academia
como la primera mujer en realizar
el retrato de un director.
Rogelio Reyes desconocía este hecho,
aunque asegura que la elección
de la pintora sevillana es «reflejo del
papel tan importante que está adquiriendo
la mujer en nuestro tiempo».
El ex director dice que no conocía
a la autora cuando se la recomendaron
pero que ahora puede
calificar su trabajo de «excelente».
Reyes de la Lastra, adscrita al grupo
de investigación Arte y Técnica
Fuentes homenajea hoy a sus
menores violadas y fusiladas
El pueblo les rinde el primer tributo público 73 años después
¿Y qué fue de los
asesinos?
>José Moreno Romero recuerda
que cuando investigó
elcrimenlosancianoslenombraban
a los victimarios, pero
que cuando sacaba la grabadora
se callaban: el silencio
quedejóelcrimenimpune.No
identificóensulibroalosacusados
para evitar una demanda.Peroconservalalista.Aunque
no servirá para juzgar a
nadie: José González, familiar
deunaasesinada,cuentaque
el último presunto asesino
que quedaba murió en el pueblo
el año pasado.
Reyes de la Lastra y Rogelio Reyes, bajo el retrato de éste. / CONCHITINA
de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla,
asegura que su afición por la
pintura ha sido una constante en su
vida. En 1997 terminó sus estudios
universitarios y fue entonces cuando
convirtió su vocación por la pintura
en profesión. Tras algunas
muestras colectivas y varios premios,
Reyes de la Lastra consiguió
realizar su primera exposición personal
en 2005. La muestra, con el
nombre Sensación: Emoción: Pintura,
se componía de 22 creaciones en
las que la pintora demostraba su
versatilidad, con cuadros de diversas
técnicas y soportes.
EDUARDO DEL CAMPO / Sevilla
Se cree que los huesos de esta historia
están sepultados en algún lugar
de la finca El Aguaúcho, en el
fondo de un pozo cegado hace
tiempo y destruido igual que el cortijillo.
Todo lo cubre un mar de trigo
al borde de un camino rural entre
Fuentes de Andalucía y La
Campana, ya en este término.
Aquí, donde parece que no hay nada,
ocurrió un día del verano de
1936 uno de los crímenes más espantosos
de la Guerra Civil en la
provincia de Sevilla, si es que alguno
puede ser peor que los demás.
Cuando acabó todo, un grupo de
hombres, la mayoría veinteañeros
de Fuentes de Andalucía, miembros
de la Falange, la Guardia Cívica
y algún guardia civil, regresaron
a La Carrera, la calle principal,
«borrachos» y victoriosos. El camión
en que se habían llevado a
sus víctimas volvía vacío y unos
trofeos ondeaban al aire. «En la
punta de los machetes de los fusiles
llevaban clavada su ropa interior»,
dice José González.
Josefa González, de 16 años,
hermana de su abuela paterna,
era una de las vecinas de Fuentes
de Andalucía (no se sabe cuántas)
a las que esos otros vecinos
se llevaron hacia La Campana. A
medio camino, en El Aguaúcho,
las bajaron y las usaron como
criadas para hacerles y servirles
la comida. Luego las violaron, las
mataron y tiraron sus cuerpos a
un pozo. Eran Mercedes Medrano,
de 18 años, a cuyos padres
también fusilaron tras quemarle
el chozo donde vivían; la hija de
la Polonia, de 15; la hija de Manuel
el de la Melliza, de 14...
¿Cómo se sabe que las violaron?
La exhibición de sus bragas no
le deja lugar a dudas al sobrino nieto
de Josefa. También se tiene esa
certeza porque uno de los asesinos,
tras la guerra, sufría ataques durante
los que «se daba cabezazos a
la puerta de su casa mientras contaba
todo lo que le habían hecho» a
esas mujeres, algunas casi niñas.
Así lo explica el historiador y empresario
José Moreno Romero, Pepe
el de Horacio, que contó esta masacre
de su pueblo en el libro Crónicas
del Siglo XX. ¿Por qué mataron
a las muchachas? «Algunas se destacaron
ese año en la celebración
del Primero de Mayo, con banderas
rojas y republicanas», decía ayer
Moreno Romero. «Mi tía abuela era
novia de un muchacho del Partido
Comunista y se llevaron a los dos»,
detalla José González, coordinador
local de Izquierda Unida.
La historia de esas muchachas
torturadas se transmitió en voz baja
y con miedo, pero hubo que esperar
a 1999 para que se publicara
y aún una década más, hasta hoy,
18 de abril de 2009, para que se celebre
el primer homenaje. «Han tenido
que pasar setenta y tres años
para celebrar este acto», constata
con indignación contenida Juan
Morillo, de la Unidad Cívica Andaluza
por la República y natural de
Fuentes de Andalucía, que lo ha organizado
junto a IU Comarcal y José
González. Morillo dice que las
mataron «por republicanas».
La cita es hoy a las 11 de la mañana
en la Cruz Roja de Fuentes.
Desde allí, los asistentes recorrerán
en bici, a pie o en coche los entre
cinco y seis kilómetros hasta El
Aguaúcho, donde realizarán una
ofrenda floral, leerán poemas y el
autor del libro relatará los hechos
junto al lugar donde ocurrieron.
Bajo ese trigal deben estar los
huesos de esas niñas y mujeres, pero
aún no han intentado buscarlos
y exhumarlos. Como tampoco los
del alcalde socialista y los tres ediles
comunistas con los que inauguraron
el 25 de julio de 1936 aquel
verano de masacres que se estima
que dejó en el municipio 164 hombres
y 64 mujeres asesinados,
cuenta el historiador local. En cambio,
él mismo se encargó, además
de escribir el libro, de recuperar los
restos de los fusilados que había en
la fosa común junto a la tapia del
cementerio y de llevarlos al nuevo
camposanto. Fue en 1999, antes de
la Ley de Memoria Histórica.
El sobrino nieto de Josefa, la adolescente
roja asesinada y probablemente
violada, espera que el día de
hoy sirva de revulsivo para pasar a
la acción y recuperar, 73 años después,
lo que quede de ellas.
Cuatro años después, Reyes de la
Lastra pasará a la intrahistoria de la
Academia como la primera pintora
que cuelga un retrato en su galería
de directores, donde, por cierto, aún
no hay ninguno que corresponda a
una mujer.
Rogelio Reyes, que ayer dio el relevo
de la dirección al catedrático de
Historia Medieval Manuel González,
culminó nueve años de mandato rodeado
de los compañeros y amigos.
La Academia de las Buenas Letras
nació en 1751. Su fundador, el
sacerdote y catedrático de la Universidad
de Sevilla Luis Germán y
Ribón, que por aquel entonces representaba
el progresismo intelectual
y el espíritu innovador de la
época, pretendía crear un «centro
desde donde se irradie la luz del saber,
en honra y provecho de las ciencias
y de las letras patrias», y contribuir
así «a ilustrar la historia de Sevilla
y de la región andaluza».
Un año más tarde, el Consejo de
Castilla aprobó sus Estatutos y el
rey Fernando VI la situó bajo su
«Real Protección», concediéndole el
emblema que representa un olivo
cargado de fruto con el lema Minervae
Baeticae.