11/12/2016 Orbyt QUIOSCO PRENSA Ayuntami<strong>en</strong>to se los quitó <strong>de</strong> <strong>en</strong>medio, compraron casas y los volvieron a echar; otros, ni siquiera eso. Ahora que las familias <strong>de</strong> Los Caracoleños han regresado al Polígono Sur, vuelv<strong>en</strong> a ser los únicos inquilinos <strong>de</strong> Tablada. En la imag<strong>en</strong>, Teresa, a la <strong>de</strong>recha, junto a sus dos hijos y algunos pari<strong>en</strong>tes. Pág. S3 http://quiosco.elmundo.orbyt.es/hemeroteca/buscador.aspx 3/3
Impreso por . Prohibida su reproducción. EL MUNDO. MARTES 11 DE AGOSTO DE <strong>2009</strong> 17 ESPAÑA «A mi hija le han dicho <strong>en</strong> el instituto: ‘Tu padre es un violador’, y eso duele» <strong>El</strong> Supremo lo absolvió <strong>en</strong> julio, pero nadie le ha pedido perdón. «Ni lo quiero ya» Rafael Ricardi, <strong>en</strong> el piso <strong>de</strong> <strong>El</strong> Puerto <strong>de</strong> Santa María (Cádiz) don<strong>de</strong> vive tras salir hace un año <strong>de</strong> prisión. / JOSÉ F. FERRER «Ya que se equivocaron y me quitaron media vida, al m<strong>en</strong>os que me ayud<strong>en</strong>» Rafael Ricardi, preso 13 años por una violación que no cometió, malvive con 416 euros EDUARDO DEL CAMPO / <strong>El</strong> Puerto <strong>de</strong> Santa María (Cádiz) Después <strong>de</strong> sufrir 13 años <strong>de</strong> cárcel por una violación que no cometió, Rafael Ricardi, <strong>de</strong> 49 años, es un hombre libre, pero está roto por el trauma y sigue <strong>en</strong>cerrado <strong>en</strong> la prisión perpetua <strong>de</strong> la pobreza. Haber pa<strong>de</strong>cido esa injusticia no le ha hecho merecedor <strong>de</strong> ninguna at<strong>en</strong>ción especial. Cobra, como cualquier preso que vuelve a la calle, el subsidio <strong>de</strong> reinserción <strong>de</strong> 416 euros al mes. En diciembre nacerá su hija, y <strong>en</strong> <strong>en</strong>ero se le acabará el subsidio. Espera que <strong>en</strong>tonces le <strong>de</strong>vuelvan la p<strong>en</strong>sión <strong>de</strong> invali<strong>de</strong>z que le retiraron cuando <strong>en</strong>tró <strong>en</strong> prisión. De esos 416 euros, ti<strong>en</strong>e que sacar 200 para el alquiler. Los 600 euros que ha cobrado alguna vez por ir a la televisión supon<strong>en</strong> un triste complem<strong>en</strong>to para sobrevivir. <strong>El</strong> salón <strong>de</strong>l humil<strong>de</strong> piso don<strong>de</strong> vive <strong>de</strong>s<strong>de</strong> poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> quedar <strong>en</strong> libertad condicional, <strong>en</strong> julio <strong>de</strong> 2008, no es mucho más gran<strong>de</strong> que la celda que ocupaba <strong>en</strong> la prisión <strong>de</strong> Topas (Salamanca), don<strong>de</strong> purgó gran parte <strong>de</strong> la cond<strong>en</strong>a a 36 años. <strong>El</strong> Tribunal Supremo anuló esa s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia el mes pasado, más <strong>de</strong> un año <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la <strong>de</strong>t<strong>en</strong>ción <strong>de</strong> dos hombres <strong>de</strong> Jerez, cuyo ADN coinci<strong>de</strong> con el <strong>de</strong> dos violadores <strong>en</strong> serie que atacaron a una <strong>de</strong>c<strong>en</strong>a <strong>de</strong> mujeres <strong>en</strong> Puerto Real, Jerez y <strong>El</strong> Puerto <strong>de</strong> Santamaría. «Por favor, no me preguntes sobre eso, no estoy preparado todavía para hablar, el dolor se queda muy ad<strong>en</strong>tro», pi<strong>de</strong> <strong>en</strong> voz baja, ral<strong>en</strong>tizada por los efectos <strong>de</strong>l Trankimazín y el resto <strong>de</strong> la medicación psiquiátrica que toma. «Eso» es la pesadilla que vivió: su <strong>de</strong>t<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> 1995; los dos días <strong>en</strong> el calabozo <strong>de</strong> la comisaría <strong>de</strong> la Policía Nacional <strong>en</strong> <strong>El</strong> Puerto y el trato <strong>de</strong> los ag<strong>en</strong>tes (que algún día, cuando se si<strong>en</strong>ta con fuerzas, d<strong>en</strong>unciará, dice); la cond<strong>en</strong>a <strong>de</strong> la Audi<strong>en</strong>cia <strong>de</strong> Cádiz <strong>en</strong> 1996; la separación <strong>de</strong> sus hijos, a los que <strong>de</strong>jó E. DEL C. / <strong>El</strong> Puerto <strong>El</strong> pisito don<strong>de</strong> vive <strong>en</strong> libertad Rafael Ricardi está <strong>en</strong> su barrio natal <strong>de</strong> <strong>El</strong> Puerto <strong>de</strong> Santa María, <strong>en</strong> la popular calle <strong>de</strong> la Ribera <strong>de</strong>l Río, fr<strong>en</strong>te a la dárs<strong>en</strong>a, <strong>en</strong> un recoveco <strong>de</strong> un edificio antiguo que se cae a pedazos. Aquí convive con su actual compañera (a la que conoció <strong>en</strong> su nueva vida <strong>en</strong> la calle y con la que va a t<strong>en</strong>er una hija que nacerá más o m<strong>en</strong>os el día <strong>de</strong> Nochebu<strong>en</strong>a) y con la m<strong>en</strong>or <strong>de</strong> los tres hijos si<strong>en</strong>do niños y volvió <strong>en</strong>contrar convertidos <strong>en</strong> adultos (Macar<strong>en</strong>a t<strong>en</strong>ía nueve y la recuperó con 22, y sólo la vio una vez <strong>en</strong> ese tiempo); el estigma que recayó sobre su familia (eranelhijo,elsobrinooelhermano «<strong>de</strong>l violador»); el calvario <strong>de</strong> la prisión; el sufrimi<strong>en</strong>to <strong>de</strong> ver pasar año tras año <strong>en</strong>tre rejas int<strong>en</strong>tando mant<strong>en</strong>er viva la esperanza <strong>de</strong> que algún día la Justicia y la Policía reconocieran su inoc<strong>en</strong>cia y revocaran el trem<strong>en</strong>do castigo... Ese día, muy tar<strong>de</strong>, llegó. Han t<strong>en</strong>ido que pasar 14 años <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su que tuvo con su primera pareja. Macar<strong>en</strong>a, <strong>de</strong> 23 años, se ha v<strong>en</strong>ido a vivir con su padre para ahorrar, porque sólo ti<strong>en</strong>e trabajo los fines <strong>de</strong> semana, pero también porque quiere recuperar el tiempo y el cariño que la Policía y la Justicia, dice ella, le han robado. Al ver llegar al periodista por la puerta, Ricardi se disculpa. Es un hombre educado. «Espérame, que voy a ponerme una camiseta», dice antes <strong>de</strong> ir a su cuarto para cubrirse el torso. Ti<strong>en</strong>e un <strong>de</strong>fecto <strong>de</strong> nacimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el ojo izquierdo, es <strong>de</strong> constitución gruesa y bajo <strong>de</strong> estatura, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 1,50 o 1,55, no lo sabe. Esos tres rasgos físicos lo llevaron a la cárcel; explica que la víctima dijo que uno <strong>de</strong> sus dos violadores era así, y ese retrato robot coincidía con la fisonomía <strong>de</strong> Ricardi, que <strong>en</strong>tonces era un toxicómano más <strong>de</strong> <strong>El</strong> Puerto (hace ya más <strong>de</strong> 10 años que se <strong>de</strong>s<strong>en</strong>ganchó <strong>de</strong> la droga, aclara). Él mismo, recuerda, insistió <strong>de</strong>t<strong>en</strong>ción para que, al fin, el Supremo anule la s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia que lo cond<strong>en</strong>ó, admiti<strong>en</strong>do oficialm<strong>en</strong>te que él es inoc<strong>en</strong>te, aunque <strong>en</strong> un tono aséptico y poco explícito que aélyasuabogada les indigna. <strong>El</strong>la, Antonia Alba, <strong>de</strong> la Asociación Pro Derechos Humanos <strong>de</strong> Andalucía, dice que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 2000 ya se sabía a ci<strong>en</strong>cia cierta, tras un nuevo informe <strong>de</strong> ADN, que <strong>en</strong> la cárcel había un inoc<strong>en</strong>te (a<strong>de</strong>más, las violaciones seguían), pero pasaron ocho años más hasta que <strong>de</strong>jaron a Ricardi <strong>en</strong> libertad... La mujer violada y la rueda <strong>de</strong> reconocimi<strong>en</strong>to condicional, como si fuera un castigo añadido. «Ya que se han equivocado, por lo m<strong>en</strong>os, que me d<strong>en</strong> una pequeña ayuda hasta que me pueda valer por mí mismo. No es mucho, ¿no? Me han quitado media vida y el cariño <strong>de</strong> mis hijos. A mi hija le han dicho <strong>en</strong> el instituto: ‘Tu padre es un violador’, y eso también duele». Nadie le ha llamado <strong>en</strong> este año para pedirle perdón. «Ni lo quiero ya». Ahora reparte los días <strong>en</strong>tre este piso oscuro y los paseos a la orilla <strong>de</strong>l Guadalete. «Voy al parque a ver los barquitos y ya está». Pasa el tiempo con su compañera embarazada, las visitas <strong>de</strong> su nieto, alguna cerveza <strong>en</strong> la calle, vi<strong>en</strong>do películas <strong>en</strong> la tele o <strong>en</strong> el ord<strong>en</strong>ador <strong>de</strong> su hija. Pero las imág<strong>en</strong>es carcelarias son sal para sus heridas m<strong>en</strong>tales. «Si veo <strong>en</strong> la tele temas <strong>de</strong> prisioneros, cambio <strong>de</strong> canal». Por eso ha aparcado, <strong>de</strong> mom<strong>en</strong>to, las tres ofertas editoriales recibidas para publicar su historia, y otra para hacer una serie <strong>de</strong> televisión. Aún no está preparado para recordar. Pero lo hará, avisa. Su abogada explica que <strong>en</strong> septiembre pres<strong>en</strong>tará la reclamación por daños y perjuicios al Estado, cuya cantidad dice que aún no ha calculado. Pero, hasta que llegue ese otro día <strong>en</strong> que le pagu<strong>en</strong> una in<strong>de</strong>mnización o un a<strong>de</strong>lanto <strong>de</strong> ésta, Ricardi pi<strong>de</strong> que las administraciones lo ayud<strong>en</strong> a vivir dignam<strong>en</strong>te. <strong>El</strong> Estado, precisa su letrada, no suele pagar <strong>de</strong> oficio in<strong>de</strong>mnizaciones a los presos <strong>en</strong>carcelados injustam<strong>en</strong>te; así que ti<strong>en</strong>e que reclamarlo él. Mi<strong>en</strong>tras se resuelve la <strong>de</strong>manda, la letrada dice que «lo mínimo» que merece es que el Ayuntami<strong>en</strong>to (que <strong>de</strong> mom<strong>en</strong>to calla) le conceda un piso <strong>de</strong> protección oficial y que la Administración le <strong>de</strong>vuelva su p<strong>en</strong>sión <strong>de</strong> invali<strong>de</strong>z. Y s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia: «<strong>El</strong> perdón ya no vale; con eso no come». <strong>en</strong> que le hicieran pruebas biológicas para probar su inoc<strong>en</strong>cia, pero, aunque el exam<strong>en</strong> <strong>de</strong> 1995 no lo incriminaba y el <strong>de</strong> 2000, con la técnica nueva <strong>de</strong> ADN, lo exculpaba sin dudas, lo mantuvieron <strong>en</strong> prisión 13 años. Su hija Macar<strong>en</strong>a dice que le habría gustado que la mujer violada que señaló a su padre le hubiera llamado para pedir disculpas por la equivocación. «Hay dos víctimas: ella y mi padre». Pero aña<strong>de</strong> que compr<strong>en</strong><strong>de</strong> que esa mujer sufrió «la peor noche <strong>de</strong> su vida», que «hay que ponerse <strong>en</strong> su piel», y matiza que fue la Policía, con su «p<strong>en</strong>oso trabajo», la que indujoaerroralavíctimaporque <strong>en</strong> la rueda <strong>de</strong> reconocimi<strong>en</strong>to sólo puso a una persona, su padre, con los rasgos <strong>de</strong>l retrato robot <strong>de</strong>l violador, lo que automáticam<strong>en</strong>te llevaba a la d<strong>en</strong>unciante a id<strong>en</strong>tificarlo sin discriminar <strong>en</strong>tre personas <strong>de</strong> aspecto parecido. <strong>El</strong> Supremo acaba precisam<strong>en</strong>te <strong>de</strong> anular la cond<strong>en</strong>a a un nigeriano por violación. ¿Por qué? Era el único negro <strong>en</strong> la rueda <strong>de</strong> reconocimi<strong>en</strong>to.