Artículos 2009 en El Mundo de Eduardo del Campo

11/12/2016 Orbyt ­ QUIOSCO PRENSA
Tiene un piso propio, pero pasa la mayor parte del tiempo con su madre. Paco, el hermano al que siempre
buscaba Juan por la cercanía de edad, pasó 10 años en Alemania trabajando en un casino y estudiando
hostelería, y tuvo allí a su hija. Cuando volvió a Jerez, donde trabaja como recepcionista, el recuerdo de la
tragedia familiar volvió a golpearlo y buscó, según relata la madre, refugio en la bebida. Tuvo un accidente de
coche mientras conducía bebido y le han quitado el carné de conducir y condenado a realizar trabajos
sociales.
El pequeño, Antonio, que trabaja como administrativo en una empresa de construcción, padre de un niño y
separado, elude siempre hablar del crimen, dice su madre, hasta el punto de que ella ha tenido que quitar la
foto de la tumba a instancias de él, porque le decía que llamaba la atención de los curiosos y no les ayudaba
a restañar las heridas.
Los padres de Juan Holgado exigen que continúe la investigación, centrada en esos restos biológicos a su
juicio aún no estudiados a fondo. Coinciden también en acusar a los investigadores policiales de Jerez de
ineptos y vagos («los viejos de la comisaría son una mafia», clama ella). Cada uno libra la lucha por su
cuenta. También aquí, en el cementerio. Antonia, que el año pasado irrumpió en las carreras de motos de
Jerez para denunciar la falta de seguridad con la que trabajaba su hijo (tras lo cual Repsol ha pagado a la
familia unos 100.000 euros), ha colocado una gran pancarta negra junto a la carretera: «Justicia para Juan
Holgado».
Anuncia, además, que dentro de unos días irá a las puertas de La Moncloa para iniciar una huelga de
hambre. Paco, el Padre Coraje, ha pegado sus propios pasquines en la tapia del camposanto. «Caso Juan
Holgado; 14 años sin Justicia. Asesinos en la calle. ¡¡Es un peligro!! Fracaso policial y judicial. Investigación=0.
¿Por qué no interesa seguir investigándose?».
Cae la noche en Jerez. El hombre vestido de negro que viene montado en bicicleta a nuestro encuentro en la
Plaza del Mercado, en el barrio de San Mateo, va a cumplir 65 años pero, al contrario que su ex pareja,
parece joven para la edad que tiene. Han pasado 10 años y pico desde la portada en Crónica que lo convirtió
en una celebridad. «Me tengo que cuidar para estar fuerte, porque es la única forma que tengo de seguir
luchando. Desde que mataron a mi hijo, no hay Feria ni Rocío para mí; tengo que comer, mantener la higiene,
cuidarme y ya está, y luchar lo máximo posible y el máximo tiempo posible. Estoy con una nueva pareja,
porque también tengo derecho a rehacer mi vida. Pero eso no tiene nada que ver con que yo deje de
recordar a mi hijo o haga negocio con su muerte».
Explica que si aceptó que se hiciera la serie de televisión (que ni él ni su ex mujer dicen haber visto) fue
porque su abogado le advirtió de que de todas formas la harían, con o sin su consentimiento, y dice que lo
poco que ganó revirtió en sus otros hijos, dos de los cuales, la mujer y el pequeño, no le hablan desde hace
un tiempo. Señala su vida modesta de hoy: vive de alquiler con 1.000 euros de pensión. Antonia, que también
vive en un piso alquilado, recibe otros 875 euros del resto de la paga de jubilado.
«En Jerez no hay solidaridad», dice dolido. Paco Holgado se queja de que en abril pasó un día detenido por
irrumpir con su pancarta en un partido del equipo local, que le han puesto 3.000 euros de multa por sus
pintadas en el estadio y que la alcaldesa, Pilar Sánchez (PSOE), ignora sus peticiones para reunirse y aún no
ha rotulado la rotonda, junto a la gasolinera, a la que el Ayuntamiento acordó poner el nombre de su hijo.
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