Artículos 2009 en El Mundo de Eduardo del Campo

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SEVILLA
>80 AÑOS DE LA PLAZA DE ESPAÑA
EL MUNDO. DOMINGO 10 DE MAYO DE 2009
Impreso por Eduardo Delcampo Cortés. Prohibida su reproducción.
La Torre Norte de la Plaza de España, que sufre una desnivelación, se recorta al fondo de un puesto de postales del monumento. / REPORTAJE GRÁFICO: FERNANDO RUSO
«La falta de agua inclina las
torres de la Plaza de España»
Un experto alerta de que el pórtico de la Torre Norte ha cedido
12 centímetros tras desecar la ría y critica la obra del Gobierno
EDUARDO DEL CAMPO / Sevilla
La Plaza de España, el corazón de la
Exposición Iberoamericana de Sevilla
de 1929 salido de la mente de
Aníbal González, cumplió ayer 80
años en pie transitada por la admiración
de numerosos visitantes pero
acechada también por algunos peligrosos
enemigos: los vándalos que
han destrozado a lo largo de este
tiempo su decoración, y siguen haciéndolo;
el abandono por parte de
algunos ciudadanos y políticos; la
partición administrativa del monumento
entre Patrimonio del Estado,
del Ministerio de Hacienda, responsable
del edificio desde que el general
golpista Queipo de Llano lo ocupara
militarmente en 1936, y el
Ayuntamiento de Sevilla, competente
sobre la ría y sus puentes, la plaza
y la decoración que la rodea, partición
que ha desembocado a menudo
en absurdos desencuentros de burócratas;
los excrementos de las palomas;
el tiempo...
A estos enemigos hay que añadirle,
denuncia Antonio Jaramillo, profesor
de Ingeniería del Terreno de la
Escuela Superior de Arquitectura,
otro medioambiental: la desecación
del subsuelo sobre el que se asientan
las emblemáticas torres Norte y Sur
del monumento debido al vaciado de
la colindante ría, seca desde 2005, lo
que ha provocado, según sus cálculos,
que el terreno cediera al perder
agua y que la Torre Norte se haya
desnivelado 12 centímetros y la Torre
Sur, situada en terreno más firme,
5 centímetros.
Jaramillo alerta de que el recalce
con micropilotes de diez metros realizado
por el Gobierno en 2006 en la
Torre Norte es insuficiente y que hace
falta «triplicar» estos apoyos para
detener el asentamiento, y separar la
torre con una junta de dilatación para
evitar que sus refuerzos tiren del
resto del edificio. De lo contrario, estima
que la inclinación llegará a más
de 20 centímetros en 2015.
Por suerte, este hundimiento sólo
afecta al pórtico que rodea la planta
baja de las torres y no a las estructuras
centrales de éstas, que se mantienen
incólumes.
La medición de los 12 y 5 centímetros
de inclinación que alcanzan
ya las torres desde que, dice Jaramillo,
el Ayuntamiento desecó la ría adyacente
en 2005 para los trabajos de
El antiguo arquitecto
conservador lamenta
la falta de acuerdo
entre administraciones
restauración iniciados ¡en 1998! la ha
tenido que realizar este experto desde
la calle, con sus propios medios y
con la ayuda de un colega topógrafo
y alumnos de posgrado, porque el
Gobierno le negó el permiso para acceder
al interior del edificio, sobre todo
desde que el verano
pasado denunciara
públicamente
la, a su juicio, incorrecta
restauración y
reparación del monumento,
en el que
también aparecieron
grietas.
Otra prueba de
este veto, lamenta,
es que le negaron el
permiso para celebrar
aquí la jornada
de conmemoración
del 80 aniversario de
la inauguración de
la Exposición de 1929, planteado como
un homenaje al arquitecto Aníbal
González, un acto que al final tuvieron
que llevarse a la Escuela de
Arquitectura este viernes.
El experto cree que el Ministerio
hace poco por el monumento más
visitado de Sevilla y que el recalce
actual es «una solución chapuza y
rápida». «He llamado a la subdirectora
de Coordinación de Edificaciones
Administrativas del Ministerio
para explicarle el problema, y me ha
dicho que tiene muy buenos técnicos
y que los cálculos están bien. Allá
ella. Dice que tienen 54 Plazas de España
a su cargo y que no pueden hacer
más. Y yo lo comprendo, pero re-
Antonio Jaramillo, experto en Ingeniería del Terreno.
sulta que ésta es la de mi ciudad».
El profesor de Ingeniería del Terreno
también critica al Ayuntamiento,
y dice que la idea municipal
de hacer completamente impermeable
la ría no es útil porque precisamente
contribuiría a mantener
la desecación del subsuelo que, según
su estudio, presentado en la jornada
del viernes en la Escuela de
Arquitectura, ha provodado el (aún
leve) hundimiento de las portadas
de las torres. Es mejor, dice, que el
canal se llene ya y que sus paredes
sean permeables, como hasta ahora.
El estado natural de ese subsuelo
arcilloso (sobre todo en el lado
norte) es la humedad, señala.
«Los terrenos donde se hizo la
Un vándalo le ha
amputado la mano a
la estatua de la diosa
de la Arquitectura
plaza era una zona pantanosa». Lo
primero que se hizo fue la ría. Luego,
para mejorar el terreno, cimentaron
las torres con un sistema
«muy novedoso para la época» consistente
en un entramado de pilotes
(169 debajo de cada torre) y losas
de hormigón. «Es la primera vez
que he visto este sistema en España;
es el mismo que luego, sobre todo
desde los años 80, se ha usado para
los cimientos de los rascacielos más
grandes y pesados. La nueva Biblioteca
de Alejandría o las Torres Petronas
[Kuala Lumpur, Malaisia]
usan también estas losas pilotadas».
Los pilotes llegan hasta 10 metros
de profundidad en la Torre Norte,
de suelo arcilloso, y hasta 5 en la
Sur, donde el suelo es más arenoso.
Emilio Mascort, coautor del estudio
presentado el viernes, recuerda
que los 74,10 metros de altura de las
torres de la Plaza de España, sin
contar el pararrayos, despertaron
voces de rechazo en la Academia de
Bellas Artes, que vio en el proyecto
de Aníbal González un insolente intento
de rivalizar con la intocable altura
de la Giralda. Un episodio muy
similar, observa con una sonrisa
Mascort, a la polémica que ha desatado
ahora el proyecto de César Pelli
para el rascacielos de Cajasol en
la Cartuja, que rebasará con creces
el horizonte del Giraldillo.
Por cierto, hablando de alturas,
recuerdan que instalaron sendos ascensores
de madera de caoba en las
torres que costaron 28.000 pesetas
por pieza, «unos 100.000 euros de
hoy cada uno». Tras la Exposición,
desaparecieron. ¿Quién se los llevó?
Misterio, denuncian.
A la bajada del nivel freático ha
contribuido el desecado de la ría pero
también las obras del metro en el
Prado, dice por su parte el antiguo
arquitecto de Patrimonio Nacional
encargado de la conservación de la
Plaza de España, Luis Díaz del Río,
que se jubiló en 1988 y fue sustituido
por el actual, Antonio Garduño.
Pero Díaz del Río se muestra más
preocupado por la falta de comunicación
entre las administraciones
que se reparten la Plaza de España
y la pervivencia del vandalismo, el
mayor azote de esta maravilla. Del
primer mal, el burocratismo, fue testigo
cuando dirigió la última
gran restauración
integral, la de 1992. El
Gobierno invirtió 500
millones, unos tres millones
de euros, rememora.
«Se ofreció para
arreglar también la ría y
los puentes, aunque no
les correspondía, pero
hubo un desencuentro
con el Ayuntamiento y
no se hizo. Al final, en
2005, tuvieron que vaciar
la ría para recalzar
los puentes».
De la otra lacra, la de
los bárbaros y la incivilidad, dice
queeslaculpadequehagayamuchos
años que los bancos de la Plaza
de España hayan perdido su misión
original de servir de biblioteca
al aire libre, con libros en las repisas
a disposición del ciudadano para
que los leyera y volviera a poner
en su sitio. «Si los dejan hoy, no duran
ni media hora», dice el veterano
arquitecto.
Su colega Jaramillo enseña fotos
de otra barbaridad, la penúltima. A
la escultura de la diosa de la Arquitectura,
que Aníbal González colocó
en la parte de atrás del Museo
de Arqueología, le han amputado
la mano derecha.